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«Las tropas están al otro lado del río, acampadas, pero preparadas por si Ferraz da la orden». El secretario general del PSOE en Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, está cuestionado y su futuro pende de un hilo, según han revelado fuentes socialistas de toda solvencia a EL MUNDO. El fuego amigo no sólo llega desde Madrid, en concreto desde la dirección nacional, sino también desde su propia comunidad y por la amplia facción que cayó derrotada, aunque fuera por escaso margen (55,7% frente al 43,7%), en el proceso de primarias que organizó el partido para suceder a Guillermo Fernández Vara.
Aquel pulso interno se produjo en marzo de este año, aunque parezca que ha pasado un mundo por la inestabilidad y la división existentes en el seno de los socialistas extremeños, no sólo entre los cargos intermedios, sino también en parte de la militancia... de puertas para adentro y, de momento, en voz baja. Entonces, Gallardo, que a la vez ostenta la presidencia de la Diputación de Badajoz, venció por su implantación y poder en esta provincia (69,49% frente al 29,33%), pero cayó derrotado en la de Cáceres (67,75% ante el 31,69%), donde su rival, Lara Garlito, cuenta con los mayores apoyos.
Como en la mayoría de estos procesos, la guerra por el poder dejó muchas heridas sin cerrar y los nombramientos y a la vez destituciones de Gallardo nada más hacerse con el control del partido tampoco ayudaron a coserlas. «Pero ése no el principal problema», dice una fuente interna del PSOE extremeño. El caso es que le llueven las balas desde todas direcciones, aunque no se tomará ninguna decisión hasta después del Congreso Federal del partido, que se celebrará entre el 29 de noviembre y el 1 de diciembre. Eso es lo único confirmado.
En Ferraz no ocultan su malestar con determinadas declaraciones de Gallardo desde que asumió el liderazgo en Extremadura, quien ha llegado a culpar públicamente a la amnistía de la derrota del partido en las elecciones europeas del 9 de junio. Fuentes de la dirección nacional apuntan que tras las primarias «cambió su discurso», que consideran que ha virado hasta ser «similar» al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, uno de los barones más críticos con las cesiones al independentismo, lo que ha provocado que ahora esté muy cuestionado por el sector afín a Pedro Sánchez.
De hecho, en la cúpula socialista se empieza a dar por hecho que el dirigente extremeño tendrá un rival en el proceso de reelección al que deberá enfrentarse tras el Congreso Federal, aunque lleva apenas siete meses en el cargo, si bien evitan confirmar si contará con el respaldo explícito del aparato. Como posible contrincantes en estas nuevas primarias está ganando peso la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín, en detrimento de Lara Garlito, también con cargo institucional: vicepresidenta del Parlamento regional y mano derecha durante años de Fernández Vara dentro del partido.
En la pasada primavera, la dirección nacional dejó libertad y no se inmiscuyó demasiado en el proceso, aunque hubo un apoyo sutil a Garlito. Entonces se pensaba que Gallardo estaba más o menos alineado con el discurso oficial. Sin embrago, declaraciones posteriores como que «el PSOE de Extremadura no puede ser una sucursal de Ferraz» -que dijo en una entrevista en El País, el pasado 5 de septiembre, y que consideran una desautorización a Fernández Vara- y también en contra de la «financiación singular» en Cataluña han terminado por romper unos puentes que el líder extremeño había labrado con mimo desde hace mucho tiempo, cuando era alcalde de Villanueva de la Serena (Badajoz), se hizo con el control de la Diputación y fichó en 2017 al hermano de Pedro Sánchez, el músico, justo después de el presidente del Gobierno hubiera accedido a la secretaría general del partido.
Ahora, tanto Gallardo como David Azagra están siendo investigados judicialmente, con sus correos electrónicos corporativos intervenidos desde que el hermano de Sánchez trabaja en la institución pacense en una investigación que sigue su curso y ha tumbado todos los recursos, hasta el momento, de la defensa, y con hasta tres intervenciones de la UCO en el organismo que dirige el secretario general de los socialistas extremeños. «Aquella fue una chapuza, se mire por donde se mire, se ha convertido en un problema serio y lo estamos pagando», admiten fuentes socialistas.
Los críticos con el líder del PSOE de Extremadura no se quedan sólo con los problemas judiciales, que, de seguir su curso la investigación, como se prevé, le perjudicarían en las próximas elecciones autonómicas frente a una María Guardiola (PP) al alza como presidenta de la Junta, según apuntan las encuestas. También se le recrimina su «falta de discurso eficaz» para hacer oposición, teniendo en cuenta además que, aunque fue en las listas, Gallardo no tiene escaño en el Parlamento regional para debatir con ella.
Para tenerlo y ser diputado autonómico, debería dejar su puesto en la Diputación, pero no ha dado el paso para ello como muchos le piden, porque perdería su poder institucional y el control de los presupuestos de este organismo, muy elevados. «Ha pasado ya mucho tiempo y creíamos que al menos tras el verano íbamos a encontrar un discurso armado, un proyecto reconocible, pero no es así y no se ve un líder sólido y asentado, tampoco lo percibe así la militancia», señalan.
En el sector crítico también le afea que un día «dice una cosa, por ejemplo, de la financiación de Cataluña y al día siguiente lo matiza, por lo que tiene confundido a todo el mundo». «No es un político reconocible, no se sabe bien cuál es su posición, en ese y en otros temas que tanto interesan a los extremeños y parece que pone unas veces una vela a dios y otra al diablo, como suele decir, o se pone de perfil, sin transmitir una postura clara con los temas problemáticos para el partido, y así no dar sensación de fortaleza ni de proyecto sólido de futuro».
Incluso, en el seno del PSOE extremeño consideran que si Guardiola toma la decisión de adelantar las elecciones si no logra que Vox apoye sus presupuestos, como se prevé, el PP podría ganarlas de forma holgada si no comete grandes errores y cerca de la mayoría absoluta, aprovechando la división interna socialista y la «falta de proyecto y discurso».
¿Y Fernández Vara? De sobra es conocido en Extremadura que el mejor candidato para sucederle no era precisamente Miguel Ángel Gallardo, pero en el primer proceso de primarias no movió ficha, teniendo en cuenta además su grave enfermedad. Ahora, visiblemente recuperado, tampoco se ha pronunciado, pero su gente más cercana sí es crítica con la labor política que está realizando su sucesor.
Al ex barón socialista, ahora en el Senado, Gallardo le censuró en la pasada legislatura no haber sido públicamente más crítico con la labor de Sánchez como presidente del Gobierno, un factor que consideró clave para el PSOE perdiera finalmente la Junta. En cualquier caso, todos los movimientos se manejan en silencio. «De momento, los críticos sanchistas están en los cuarteles de invierno, esperando la llamada para rearmarse y plantear la batalla», confirman.