ESPAÑA
Tierra de nadie

'Soviet Jeans' y la telaraña de Sánchez

Pedro Sánchez, el jueves, en la reunión sobre Ucrania convocada en París por Macron.
Pedro Sánchez, el jueves, en la reunión sobre Ucrania convocada en París por Macron.BORJA DE LA BELLACASAMONCLOA
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Hay una pequeña joya en Filmin, ese lujo de plataforma que tenemos en España para ver cine, que se llama Soviet Jeans. El título da exacta idea de lo que va esta miniserie de ocho capítulos: la odisea para hacerse con unos vaqueros en la Unión Soviética. Un símbolo, claro. Un macguffin. Trata, en realidad, de la odisea para poner llevar una vida en la Unión Soviética. Una vida de verdad. Estudiar, trabajar, hablar, comprar, vender, viajar o caminar donde y con quien quieras. La serie es de Letonia, pero podría ser de cualquier país del Este. El protagonista, un joven con trazos de superviviente, quiere vestir ropa moderna, escuchar música y estar con la chica que le gusta en la Riga de 1979, donde a muchos jóvenes así se les tendía a considerar como «problemáticos» y «antisociales». No les haré spoiler, les recomiendo que la vean. Está de actualidad y por eso la han hecho.

El viernes estuvo en Madrid la ministra de Exteriores letona, Baiba Braze. Nacida en 1966, tenía 13 años en la época de Soviet Jeans. O sea, que se acuerda. Se desconoce si Albares le explicó que no hay que «inquietar inútilmente a los ciudadanos» porque «nadie se está preparando para ninguna guerra», como había afirmado el día anterior. Yo me inclino por que no. Letonia, socio en la UE y en la OTAN, tiene 270 kilómetros de frontera terrestre con Rusia, que lleva tres años haciendo una guerra bastante explícita contra un país europeo.

Decir una cosa al extranjero y otra distinta en casa es vieja práctica de la política ibérica y plato predilecto del Gobierno de Sánchez. Fuera hay aliados que mantener y seducir, muchos de ellos muy de derechas, y dentro hay socios que mantener y seducir, todos ellos muy izquierdo-independentistas. Pero la diferencia de ahora con otros momentos anteriores es sustancial: Europa ha dicho no.

Sánchez está descolocado con la nueva situación internacional y esto es lo más claro que puede decirse de su último mes. Sus intentos de regatear el gasto militar, de sumar partidas aquí y allá para hinchar el porcentaje o de hablar de seguridad, cambio climático o los océanos antes que de ejércitos y armas, han chocado esta vez con la firmeza europea. Bruselas tiene un plan difícil, acelerado y con altas probabilidades de fallo. Pero tiene un plan y está decidida a intentar cumplirlo.

Cada documento que aprueba la UE, cada declaración de sus dirigentes y cada cumbre que se celebra es una telaraña que día a día va atrapando al presidente español. Él no cambia su discurso y su comparecencia en el Congreso de la semana pasada, primera de un asunto que se considera trascendental, fue ante todo una súplica a sus socios para seguir adelante y un wishful thinking de que al final no será para tanto. Como aquel redactor jefe de periódico que proclamaba en los albores de las páginas web: «A ver si pasa de una vez la moda esta de internet».

A la misma hora que Sánchez terminaba de hablar en el Congreso empezaba una conferencia de Borrell en unas jornadas del Instituto de Estudios Estratégicos. Advirtió que Europa tendrá que hacer frente a más amenazas que la rusa y puso el gráfico ejemplo de que «desde Yemen se lanzan misiles contra Israel y están a la misma distancia que el Sahel de España. Hay un frente este, pero hay un frente sur». Ex ministro de Sánchez y ex Alto Representante de la UE, definió a España como «el farolillo rojo de la OTAN» en gasto militar.

Letonia nos coge lejos, pero nada nos libra de vivir en un mundo de Putin Jeans si no tenemos Defensa suficiente. Si decimos que la libertad de Europa está en peligro, lo primero es creérnoslo. Y lo segundo, decir la verdad a los ciudadanos.