La cuarta presidencia europea de Espa�a viene condicionada por la crisis econ�mica de la que a�n se resiente la UE y por la necesidad de impulsar un marco de crecimiento sostenible que permita la creaci�n de puestos de trabajo de calidad en los pr�ximos a�os.
No obstante, Espa�a tiene el primer turno de presidencia rotatoria de la nueva UE, la del Tratado de Lisboa, en la que hay un presidente permanente del Consejo de la UE y una alta representante de la pol�tica exterior. De modo que el presidente del Consejo Europeo no ser� Jos� Luis Rodr�guez Zapatero, sino Herman Van Rompuy, el ex primer ministro belga, y Carl Bildt, el ministro de Exteriores sueco, no le pasa el testigo a Miguel �ngel Moratinos, sino a Catherine Ashton.
Adem�s, durante el mandato espa�ol, los Veintisiete deben renovar la llamada Estrategia de Lisboa, para fijar las bases del futuro modelo econ�mico en la presente d�cada. La nueva estrategia post-Lisboa definir� los futuros desaf�os econ�micos, sociales, medioambientales y de empleo, que se ir�n concretando en la cumbre extraordinaria que el presidente estable del Consejo Europeo, el belga Herman Van Rompuy, quiere convocar a principios de febrero y otra a finales de marzo.
El semestre viene asimismo marcado por el mayor poder que el Tratado de Lisboa otorga al Parlamento Europeo. La Euroc�mara, renovada el pasado mes de junio, se impone como colegislador en m�s asuntos. Espa�a tambi�n se enfrenta a una Comisi�n ejecutiva, la Barroso II, a�n no instalada.
As�, seg�n han adelantado tanto el presidente Zapatero como el ministro Moratinos, Espa�a est� decidida a que las nuevas reglas de funcionamiento de que se ha dotado Europa tengan �xito, aunque sea al precio de ceder protagonismo y perder r�ditos internos durante el semestre. De hecho, las cumbres no estar�n bajo el mando presidencial de Zapatero, quien ser� co-anfitri�n s�lo de las que se celebren en Espa�a.
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