Semana de agosto con medio país en la playa y menos ganas de trabajar que los Mossos d'Esquadra.
El gobierno español y el cuerpo de policía catalán han recibido muchas críticas, pero hay que reconocer que la detención de Puigdemont no era nada fácil. Es verdad que había anunciado con un mes de antelación la fecha exacta de su entrada en España y que le montaron un escenario en el centro de Barcelona al que se dirigió caminando tranquilamente por la calle y ante la mirada atónita de más de un turista. También es verdad que andaba muy rápido y, como explicó después el jefe del operativo, se les puso un semáforo en rojo (literal) y, además, el ex president se colocó un sombrero de paja. ¡Así no hay manera!
Resultado: Puigdemont ha vuelto a desaparecer y, con él, lo poco que quedaba del Estado de derecho en España.
Da igual todo, vivimos en una simulación. Nicolás Maduro, después de mandar WhatsApp "al carajo", anuncia que quiere acabar con X...¡con una publicación en X!
Mientras, la plebe asiste embobada a los Juegos Olímpicos, y yo el primero. Una pena el penalti fallado en el último minuto por la Balón de Oro Alexia Putellas, que privó a la selección femenina de fútbol de luchar por bronce en la prórroga, pero a todos los grandes les ha ocurrido..
Roberto Baggio, el caso más famoso tras fallar su pena máxima contra Brasil en la final del Mundial de 1994, lo pasó bastante mal, como él mismo confesó, pero con el tiempo se recuperó e incluso lo recordaba con humor:
"En ese momento quise cavar un foso para esconderme. Luego pensé que como Brasil tiene muchos más habitantes que Italia, hice feliz a más personas con ese cobro".
Os dejo ya con los mejores tuits de la semana: