Un callejón ligeramente inclinado de 45 metros de largo por cuatro de ancho en pleno barrio céntrico de Itaewon. Éste es el primer elemento a tener en cuenta al analizar las causas de la masacre que se ha cobrado 154 vidas durante una fiesta de Halloween en Seúl. El callejón donde cientos de jóvenes murieron asfixiados este sábado se encuentra en el distrito del entretenimiento por antonomasia, en el centro de Seúl, con la música a todo trapo y los pulmones aplastados entre los cuerpos, es la vía que conecta la salida 1 de la estación de metro con la calle World Fod, repleta de bares.
La pared del hotel Hamilton por un lado, bares y tiendas por el otro. Anchura máxima en algunos lugares: apenas cuatro metros. Burla del destino, no era un lugar aislado o lejos del rescate. El centro de urgencias más cercano está a 100 metros; la estación de metro está a tiro de piedra.

Hora y media de asfixia en el callejón de la muerte

"La gente cantaba y reía mientras mis amigos morían"
Primer punto: espacios reducidos e incómodos. Pero esto no es suficiente para explicar cómo pudo suceder que al menos 154 jóvenes murieran aplastados entre la multitud de una noche que, se suponía, era una fiesta. Actualmente hay más preguntas que respuestas. Pero hay algunos elementos que apuntan a un cúmulo de causas fatales.
1. Una multitud excepcional (pero predecible)
Nunca se había visto tanta gente en Itaewon, en la primera noche de Halloween libre de las restricciones de la pandemia. Lo dicen testigos, comerciantes, periodistas. Las autoridades deberían haber previsto la presencia de un número excepcional de personas: estamos hablando de 100.000.
El alcalde de Seúl , OhSe-hoon, se encontraba en Países Bajos para una gira oficial por Europa. La fiesta de Halloween en Itaewon es una celebración que siempre recibe mucha publicidad en los medios locales. Y tras tres años de parón, en 2022 volvió a su, por desgracia, extraordinaria normalidad.
2. La policía movilizó a sus agentes en otra zona
El ministro del Interior y Seguridad de Corea del Sur, Lee Sang-min, explicó en rueda de prensa que la policía no esperaba una multitud mayor que en años anteriores. No se había planificado ningún refuerzo para la noche de Halloween. No sólo eso: aún sin dar cifras precisas, el ministro agregó que gran número de agentes habían sido desplazados desde la zona donde luego se produciría la masacre hacia otra zona de la ciudad donde se habían convocado varias manifestaciones.
Éste podría ser otro punto crucial. En Corea del Sur, y en particular en la capital, la presencia de las fuerzas de seguridad suele ser masiva, a veces juzgada excesiva, casi siempre por razones de orden público vinculadas a protestas de carácter político. Los riesgos de aglomeración de multitudes en Itaewon se subestimaron.
3. La música y los chicos que gritaban: "Somos los más fuertes, empujemos"
Itaewon es un lugar pacífico. En el pasado, los ocupantes mongoles y japoneses establecieron sus bases militares en esta área. Hoy es uno de esos barrios de doble cara que existen en muchas ciudades del mundo: durante el día, un centro logístico y un nudo de tráfico. Por la noche, discotecas, bares, lugares de encuentro.
Kim Seo-jeong, de 17 años, estudiante de secundaria, estaba allí como miles de compañeros. Acudió junto a una amiga, las dos vestidas con ropa tradicional china y abanico en mano. "Cuando llegamos, alrededor de las 20.00 horas, ya había bastante gente en el callejón, era difícil moverse", ha relatado al New York Times. "Una hora después nos dimos por vencidas e intentamos subir para irnos a casa. Pero estábamos atascadas. No se podía ni avanzar ni retroceder. De repente, una masa de chavales llegó desde arriba gritando: 'Empuja, empuja. Somos los más fuertes'".
"Una persona cayó al suelo frente a mí", relata Kim, "luego cayeron más. Como fichas de dominó. Gritábamos pidiendo ayuda, pero la música estaba tan alta que nadie oía nada". Kim y su amiga lograron alcanzar un bar, la salvación para unos pocos.
Keith Still, profesor de Crowd Science en la Universidad de Suffolk, distingue dos fenómenos bien diferenciados en el Washington Post: "stampede" (estampida) y "crowd crush" (aplastamiento de personas). En el primer caso, los afectados tienen rutas de escape; en el segundo, no.
La asfixia por aplastamiento se produce cuando tu cuerpo y tus pulmones están tan comprimidos que literalmente no puedes respirar. Cada uno acaba librando su propia batalla personal contra quienes están a su alrededor por un soplo de aire fresco, por unos segundos más de vida. El que cae es aplastado. Es significativo que el número de muertos indique un desequilibrio de género: las chicas muertas son casi el doble que los chicos. Chicas como Kim cayeron muertas, asfixiadas con un abanico en la mano.
4. La falta de percepción de la tragedia, a sólo unos metros
La masacre a unos pasos de distancia. En general, durante un tiempo trágicamente largo, la gravedad de la situación no la captaron ni siquiera los que estaban cerca, fuera de las entrañas de la muerte. Testigos como Kim Seo-jeong hablan de personas filmando a la multitud. Había quienes seguían maquillándose para Halloween, quienes golpeaban las puertas de los locales preguntando por el horario de apertura. Pocos oficiales de protección civil con chalecos amarillos, armados con silbatos. Los vídeos muestran a algunos de ellos trepando al techo de los coches, silbando y gritando a la gente para que saliera de allí.
5. Sin protocolo de emergencia
Brian Higgins, profesor de Gestión de Emergencias en el John Jay College of Criminal Justice en Nueva York ha explicado al New York Times que, a partir de los vídeos y testimonios de sobrevivientes, "queda bastante claro que las fuerzas de seguridad no tenían suficiente personal ni contaban con un plan de contingencia".
"Es más difícil gestionar reuniones espontáneas de gente que conciertos o eventos deportivos . Pero en cualquier caso, la policía tenía que estar en condiciones de abrirse paso entre la multitud". El plan en caso de aglomeración debería "prever zonas por donde pudiera salir la gente y un sistema de comunicación con carteles y anuncios que indicaran la salida". "Nada de esto se percibe viendo las imágenes", asegura el experto.
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