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Sunak y las mentiras del 'procés' británico

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El que fuera paladín de la salida de la UE consagra con su acuerdo que una parte de su país se rija por la normativa y tribunales europeos

El primer ministro británico, Rishi Sunak, este martes en la fábrica de Coca-Cola de Lisburn
El primer ministro británico, Rishi Sunak, este martes en la fábrica de Coca-Cola de LisburnSimon Walker / No10 Downing StreMUNDO

Es como si el presidente de la Generalitat de Cataluña y dirigente de Esquerra, Pere Aragonés, se pusiera a arengar a los catalanes por la suerte que tienen de seguir en el gran mercado español aunque tengan que vivir los inconvenientes de seguir sometidos a legislación de España y al Tribunal Supremo de Madrid.

Es lo que hizo este martes, en impresionante mutación, el pragmático primer ministro británico, Rishi Sunak. El destino quiso que lo hiciera en una planta de Coca-Cola en Lisburn, al sur de Belfast, intentando emular la habilidad de la empresa de refrescos con el markéting.

En tan simbólico escenario, Sunak llegó a decir a empresarios de la zona presentes: «Irlanda del Norte está en una increíblemente posición especial al tener no sólo acceso privilegiado al mercado británico, sino al mercado único de la Unión Europea. Sólo vosotros chicos lo tenéis. Va a ser la zona económica más excitante del mundo».

Sí, resulta que para Sunak ahora es excitante y privilegiado continuar en el mercado único de la UE. Así evoluciona el procés de este paladín del Brexit que hizo campaña por sacar a su país de la misma UE que es ahora tan emocionante. Sunak fue de los seguidores de las patrañas nacionalistas del Brexit más sorprendentes, porque él era de los que debía de saber la verdad. Había estudiado económicas en Oxford y preparado un máster en Stanford (EEUU) antes de hacer carrera como gestor financiero de fondos y casarse con una heredera de multinacional.

Sin embargo, se despachó en 2016 haciendo campaña por el Brexit, porque «fuera de la UE podemos decidir nuestras leyes y nuestros tribunales son soberanos». Mentira, según ha firmado el mismo Sunak en el llamado acuerdo de Windsor que retoca y flexibiliza el Protocolo de Irlanda del Norte, pero que consagra que tiene que someterse a la Unión Europea si quiere que esta parte del territorio británico siga en Reino Unido. Partidarios del Brexit como Sunak han descubierto, ya era hora, que era imposible sacar a Irlanda del Norte de la UE, por su vinculación a un estado miembro como Irlanda. Si ya es difícil una «frontera dura» comercial con una potencia mundial como la UE, en Irlanda del Norte es imposible.

Sunak paga ahora un precio alto para un nacionalista y es aceptar una frontera interna en su país para diferenciar productos con destino a Belfast de los que puedan ser reexportados a Dublín. También admite la obligación de Irlanda del Norte de tener impuestos y reglas económicas distintas del resto de Reino Unido con tal de seguir beneficiándose del mercado único.

El comunicado de Ursula von der Leyen deja claro lo que Sunak intentó dulcificar junto a latas de coca-cola: «Los nuevos acuerdos se sustentan en sólidas salvaguardias para garantizar la integridad del mercado único de la UE, al que Irlanda del Norte tiene un acceso único (...)El Tribunal de Justicia de la Unión Europea sigue siendo el árbitro único y último del Derecho de la UE». Por tanto, decaen los intentos de un predecesor de Sunak como fue Boris Johnson, de seguir desafiando a Bruselas: «La Comisión se felicita de que el Gobierno británico detenga la tramitación del proyecto de ley sobre el Protocolo de Irlanda del Norte y no siga adelante con él, de modo que quedará en suspenso en el Parlamento británico al final de la sesión parlamentaria».

Sunak puede alegar, con fundamento, que ha conseguido a cambio suavizar el poder europeo en Irlanda del Norte arrancando concesiones en aduanas e IVA, pero el trasfondo del acuerdo sigue siendo el mismo: la normativa europea es la suprema en parte del territorio británico.

El giro del primer ministro va en la buena dirección y provocó en las primeras horas un fortalecimiento de la libra -aunque siempre por debajo de los niveles que tenía con el euro antes del Brexit- y subida de la Bolsa británica. Pero no corrige el deterioro del país en la que los británicos partidarios de seguir en la UE -más de la mitad ya, según encuestas- escuchaban este martes perplejos decir a uno de los que les mutilaron su pasaporte europeo, la suerte que tiene Irlanda del Norte de seguir en el mercado único. Las mentiras del populismo afloran en todo procés incluido el británico.

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