Días después de que Vladimir Putin culpase a Polonia de "empujar a Hitler a atacarlos", Moscú ha vuelto a intentar presentarse como guardián de las esencias del antifascismo. Medios rusos han revelado que la primera ministra estonia, Kaja Kallas, está en la lista policial rusa de "personas buscadas" por retirar monumentos soviéticos que quedaban en su territorio.
Kallas ha sido una de las voces más contundentes rechazo a la invasión rusa de Ucrania. Estonia es el país que ofrece un mayor porcentaje de su presupuesto en forma de apoyo a Kiev. La base de datos de personas en busca y captura del Ministerio del Interior mostraba a Kallas, que lidera el gobierno de Estonia desde 2021, como "buscada en virtud del Código Penal", sin especificar los cargos. El Kremlin aclaró que era por no respetar la memoria histórica. También fue declarado en busca y captura el secretario de Estado de Estonia, Taimar Peterkop, según informó Efe.
Fuentes citadas por la agencia rusa de noticias TASS señalaron que "se ha abierto un caso contra Kallas y Peterkop por la destrucción y daños a monumentos a soldados soviéticos" en Estonia. Las autoridades estonias iniciaron el desmantelamiento de diversos monumentos soviéticos en el país a raíz de la invasión de Ucrania. La retirada de un tanque en la ciudad fronteriza de Narva, de mayoría rusoparlante, causó polémica en 2022. Ese año el jefe del Comité de Investigación de Rusia, Alexander Bastrykin, ordenó que se abriese un caso después del desmantelamiento del monumento conmemorativo del T-34 en Narva y otros monumentos soviéticos.
"No es nada sorprendente", respondió Kallas en redes sociales, "ésta es una prueba más de que estoy haciendo lo correcto: el firme apoyo de la UE a Ucrania es un éxito y perjudica a Rusia".
Desde el inicio de la invasión a gran escala de 2022, la primera ministra Estonia se ha mostrado radicalmente a favor de ayudar a los ucranianos y contra una negociación con Moscú. Para Kallas la cuestión crucial en la guerra es la cantidad suficiente de municiones.
El Kremlin, dijo en su respuesta la primera ministra, "espera que esta medida ayude a silenciarme a mí y a otros, pero no lo hará. Al contrario. Continuaré brindando mi firme apoyo a Ucrania. Seguiré defendiendo el aumento de la defensa de Europa". Kallas recordó que "a lo largo de la historia, Rusia ha ocultado sus represiones detrás de las fuerzas del orden. Lo sé por mi historia familiar: cuando mi abuela y mi madre fueron deportadas a Siberia, la KGB emitió la orden de arresto".
Preguntada por la orden de detención contra Kallas, la portavoz de Exteriores rusa, Maria Zajarova, dijo que hay que "responder a los crímenes contra la memoria de los que liberaron el mundo del nazismo". Como explicó el secretario de prensa del presidente ruso, Dimitri Peskov, la decisión del Ministerio del Interior fue una respuesta a lo que Rusia considera atentados contra la memoria histórica en los países bálticos, unas "acciones hostiles tanto a la memoria histórica como a nuestro país".
LA LISTA NEGRA RUSA
Los periodistas del medio independiente ruso 'Mediazona' descargaron del sitio web del Ministerio del Interior toda la base de datos de órdenes de búsqueda de las fuerzas del orden de Rusia. Allí aparecen incluso militares ucranianos de alto rango y presuntos "mercenarios extranjeros" en las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Los extranjeros representan sólo el 2% de la lista. En total, más de 700 extranjeros están 'fichados' por Moscú. La mayoría son ucranianos, algunos de renombre: tres ex ministros de Defensa, tres ex comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania (incluido el recientemente relevado Valery Zaluzhny) y ex diputados. En esa lista entraron el año pasado tres presentadores de televisión ucranianos más. También han incluido en la lista de buscados a 59 de los 68 diputados del parlamento letón que votaron a favor de retirarse del acuerdo con Rusia para la conservación de los monumentos conmemorativos. También están en la 'lista negra' rusa de buscados la ex ministra del Interior de Letonia, Maria Golubeva; y el alcalde de la ciudad lituana de Klaipeda, Arvydas Vaitkus. En ambos casos están relacionados con la demolición de monumentos a los soldados soviéticos.
"Nosotros en Estonia tras el final de la Segunda Guerra Mundial es verdad que no tuvimos guerra, pero tampoco tuvimos paz porque hubo deportaciones y mucha represión", explicó la primera ministra de Estonia a este periódico en una entrevista en 2023. "Rusia quiere hacernos creer que Ucrania no puede ganar, para que dejemos de apoyarla", ha repetido en los últimos meses Kallas ante el atasco de la contraofensiva ucraniana.
El presidente ruso, Vladimir Putin, aseguró recientemente que no tiene planes de invadir las repúblicas bálticas o Polonia, que son miembros de la OTAN. Una postura pública similar a la que mantuvo respecto a Ucrania hasta poco antes de atacarla.