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EL MUNDO, en el hospital donde está ingresado el primer ministro Fico: "Jamás pensamos que la tensión de los políticos pudiese desembocar en esto"

Muchos ciudadanos se han dado cuenta de la amenaza que la crispación representa para la democracia

Un hombre ondea la bandera eslovaca junto al hospital donde está ingresado Robert Fico.
Un hombre ondea la bandera eslovaca junto al hospital donde está ingresado Robert Fico.Martin DivisekEfe
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En Banská Bystrica saben que los políticos eslovacos son de ideología fría y discurso caliente. Robert Fico es un ex comunista reconvertido en nacionalista, y ahora como primer ministro es el paciente más importante del hospital de esta ciudad del centro del país. Jan, taxista de 50 años, con el pelo cano y gafas de culo de vaso, se encoge de hombros frente al hospital donde el jefe del ejecutivo lucha por su vida: "Jamás pensamos que la tensión de los políticos pudiese desembocar en esto".



Entre los 78.000 vecinos de esta tranquila ciudad de Eslovaquia situada a orillas del río Hron predomina la confianza en que el político se recuperará, aunque son más pesimistas sobre si el estado de salud de su democracia remontará. Muchos están hartos de la oposición. Otros, del Gobierno. Y saben que son multitud. Decenas de miles de personas han protestado estos meses contra sus propuestas de reformas legales.

El atentado es visto como la culminación de meses de ataques verbales, campañas de desinformación e incluso peleas a puñetazos entre la oposición liberal y los aliados del Ejecutivo. "Ha ocurrido un crimen brutal e imperdonable, cuyas consecuencias se extienden más allá de cada ciudadano", reflexiona Beata Balogová, periodista del medio Spektator.

Semanas antes de las elecciones parlamentarias europeas, el intento de magnicidio ha dejado al país noqueado. Como si de pronto mucha gente se hubiese dado cuenta de la amenaza que la crispación representa para la democracia. Los columnistas que antes escribían sobre la peligrosidad del contrario, ahora hablan de la fragilidad del sistema. Kristína Braxatorová, del medio Hospodárske Noviny, propone medidas tajantes: "Preguntamos a los expertos qué es necesario cambiar en la sociedad y lo ideal sería que los políticos no utilizaran su Facebook, la sociedad eslovaca ya está muy fragmentada y todos deben pujar por la reconciliación".

Pero la clase política ha rentabilizado la pelea. Durante meses los políticos se han tratado con desprecio. Y el primer ministro ha sido de los más agresivos: contra la oposición y contra los medios. Los eslovacos recuerdan cómo los ataques más virulentos de Fico estuvieron dirigidos contra la presidenta Zuzana Caputova, que llegó al cargo como una popular líder, moderna y liberal y ha acabado irritada por el fango. De hecho Caputova ha reconocido que las amenazas contra su familia fueron una de las razones por las que no buscó la reelección en abril.

Pero la desaparición de Caputova de la primera línea electoral no sirvió para calmar las aguas. Peter Pellegrini, socio de coalición de Fico, fue elegido después de realizar una campaña durísima llena de fakes, entre los que llegó a a acusar a su rival europeísta de tener un plan para desplegar tropas eslovacas en Ucrania.

Algunos eslovacos temen que, más que catarsis, haya radicalización. Apenas unos minutos después de que Robert Fico recibiera el primer disparo, algunos de sus aliados acusaron a la oposición y a los medios de comunicación de tener sangre en las manos y amenazaron con tomar medidas drásticas.

El tiroteo empujar a la coalición gobernante a un buen resultado en las elecciones europeas de junio, en las que el país está muy volcado. Las vallas publicitarias con los rostros de los candidatos al Parlamento europeo son una constante en el paisaje en el campo y en la ciudad.