La primera sesión de la nueva Asamblea francesa se ha celebrado este jueves de la misma manera que fue elegida en las urnas hace dos semanas: con una votación incierta, en la que se ha evidenciado la fragmentación política y la falta de una mayoría clara.
La candidata del campo macronista a la presidencia de la Cámara, Yaël Braun-Pivet, ha sido reelegida y ha logrado imponerse con 220 votos al aspirante de la izquierda, el comunista André Chassaigne, que ha obtenido 207. Sébastian Chenu, de Reagrupamiento Nacional, el partido de Le Pen, ha conseguido 141.
Se han necesitado tres vueltas y siete horas de votación, pues en las dos primeras ninguno había tenido la mayoría absoluta (289 votos) necesaria para hacerse con el cargo. En la tercera bastaba una mayoría relativa. Se trata de una primera victoria para el bloque de centroderecha de Emmanuel Macron, que es el segundo grupo político en la Asamblea, por detrás de la izquierda, y ha demostrado que tiene más fuerza a la hora de lograr apoyos parlamentarios.
"Las últimas semanas han sido muy tensas, hemos visto un país fracturado (...) tenemos hoy una gran responsabilidad", ha dicho en su discurso, nada más ser elegida. "Esta Asamblea es la más representada y la más dividida que ha tenido el país (...) Debemos entendernos y ser capaces de buscar compromisos y de dialogar y avanzar", ha añadido.
Braun-Pivet ha ganado haciendo números hasta el último momento y arañando apoyos. Así arranca la XVII legislatura en Francia, tras las legislativas convocadas de manera anticipada por Macron. Esta cita electoral ha dejado el contexto político más insólito de la V República: un Parlamento dividido en tres bloques: el de izquierda, el de centroderecha de Macron y el de la extrema derecha de Marine Le Pen. Todos muy enfrentados y ninguno con mayoría suficiente para gobernar.
El Ejecutivo saliente está en funciones y hay muchas dudas sobre cuándo se va a poder formar Gobierno y bajo qué formula o con qué alianzas. Hasta que esto ocurra, el equipo de Gabriel Attal se quedará para gestionar los asuntos del día, pero no podrán presentar leyes. En una semana arrancan los Juegos Olímpicos en la capital, y preocupa mucho la imagen que va a dar Francia al mundo y también la seguridad.
En esta primera sesión parlamentaria la elección del presidente era clave para ver cuál de los tres bloques tiene más capacidad para imponerse al resto. Yaël Braun-Pivet ha logrado, en la última votación, arrastrar apoyos de los grupos centristas, sobre todo de Los Republicanos. Renueva cargo a pesar de que el que tuvo más votos en la primera vuelta fue el candidato de izquierda. Diputada por Yvelines, ya fue elegida presidenta de la Asamblea tras las legislativas de 2022 y se había vuelto a presentar.
Un Parlamento dividido
Se ha producido una escena que muestra la división profunda en los escaños. Ha ocurrido mientras los diputados votaban. Estos han ido desfilando uno a uno para depositar, de manera individual, su papeleta en una urna en la tribuna del Hemiciclo. Esta estaba custodiada por el diputado más joven de la Cámara (22 años), del partido de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional. La mayoría de los parlamentarios le daba la mano antes de introducir su voto, pero algunos del bando de izquierda se la han negado.
Otro hecho que revela lo extraño de la situación política es la imagen de los diputados que, en esta primera sesión, se han tenido que sentar por orden alfabético y no por grupo político, lo que les ha obligado a mezclarse unos con otros. "Si vosotros pensáis que habéis tenido un mal día, yo voy a tener que pasar la tarde sentado al lado de Marine Le Pen", ha señalado el diputado de La Francia Insumisa que ocupaba el asiento contiguo al de la líder de extrema derecha.
La izquierda, agrupada bajo el Nuevo Frente Popular y que une a La Francia Insumisa, considerada extrema, y a socialistas, comunistas, ecologistas, logró 182 diputados en las legislativas y son la primera fuerza política. Aspiran a gobernar pero las diferencias internas han hecho que no hayan sido capaces, en dos semanas, de ponerse de acuerdo para proponer un candidato de consenso como posible primer ministro.
El bando de centroderecha que lidera Macron, segunda fuerza del arco parlamentario (168 escaños), trata de formar un Gobierno de coalición con las fuerzas centristas, excluyendo a la extrema derecha de Marine Le Pen (143 diputados) y, dentro del bloque de izquierda, a La Francia Insumisa, que es precisamente la formación que tiene más peso dentro de este bando.
El diputado más mayor del Hemiciclo, José Gonzalez (81 años y de origen argelino), ha sido el encargado de inaugurar esta XVII legislatura, que se ha cerrado con el citado discurso de Braun-Pivet. Los 577 diputados ya han tomado posesión de su escaño y este viernes se elegirá a los seis vicepresidentes, la Mesa de la Asamblea, formada por 22 miembros y los presidentes de las comisiones.
El bando macronista sigue defendiendo que hay que hacer barrera para impedir que la extrema derecha acceda a alguno de estos puestos clave, mientras que el partido de Le Pen denuncia el aislamiento por parte del resto de fuerzas, a pesar de su resultado en los comicios: han pasado de 89 escaños a 143.