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Es, desde hace cuatro años, un caso inédito, un rara avis en la Casa Blanca. Ningún otro hombre había servido antes como segundo caballero de Estados Unidos, casado con la primera mujer vicepresidenta del país, Kamala Harris. Y por el entusiasmo desplegado en los últimos días, parece claro que Douglas Emhoff no ha tenido suficiente. Pretende seguir rompiendo moldes. Sería, si su mujer gana las elecciones en noviembre, el primer caballero en la historia de Estados Unidos. Y, lógicamente, el primer judío.
Desde que supo que su mujer aspiraba a la Presidencia de EEUU no ha parado de hacer campaña con vehemencia. Cree tan firmemente en ella como en los derechos reproductivos de la mujer o en combatir el antisemitismo, dos de sus sellos de identidad en materia política. "No puedo expresar lo orgulloso que estoy de ella", indicó hace unos días.
Abogado de 59 años, nacido en Brooklyn en una familia de origen polaco, criado en un pueblo de Nueva Jersey y formado profesionalmente en California, Emhoff no ha dudado en dejarlo todo y llevar con la cabeza alta su papel de actor secundario. Ni siquiera ha renegado de la etiqueta que le colgaron hace cuatro años, la de Wife guy, por deberle la fama a su esposa. "Soy su compañero, su mejor amigo y su marido. Y estoy aquí para eso. Estoy aquí para cuidarla", sostiene, acallando a las hordas machistas que han tratado de ridiculizarle.
Aunque sus ingresos anuales rondaban los 1,2 millones de dólares como abogado en el mundo del entretenimiento, Emhoff dejó aparcada su vida laboral de las últimas tres décadas una vez que se confirmó el resultado en las urnas en 2020. "Como suelo bromear con Kamala, solía ser alguien antes de convertirme en alguien otra vez", indicaba en una conversación con Chasten Buttigieg, marido del secretario de Transporte, Pete Buttigieg, recordando su próspera carrera rodeado de actores y estudios de Hollywood.
Desde entonces ha viajado por gran parte de Estados Unidos y por 15 países tocando diversos temas, como el atraso que señala que ha supuesto la eliminación del derecho al aborto a nivel federal (Roe vs Wade), la igualdad de género o los ataques terroristas de Hamas del 7 de octubre y la respuesta posterior de Israel que desató una ola de antisemitismo en EEUU.
"Llama a Kamala, llama a Kamala"
La decisión de Joe Biden de abandonar la carrera electoral le pilló tomando café con amigos en Los Ángeles y con el móvil en el coche. Tardó un rato en dar con ella. "Me subí al coche, saqué mi teléfono y vi que estaba literalmente inmolado y, por supuesto, había una serie de mensajes: 'Llama a Kamala, llama a Kamala'".
Pese a haber mantenido un perfil más bien bajo durante los cuatro años de vicepresidencia de su mujer, no ha logrado esquivar los ataques, especialmente ahora que podría convertirse en primer caballero de EEUU. El bando republicano le ha echado en cara el affaire que contribuyó a poner fin a su primer matrimonio —con la productora y empresaria Kerstin Mackin— y que él mismo admitió hace cosa de un mes.
"Durante mi primer matrimonio, Kerstin y yo pasamos por momentos difíciles debido a mis acciones", dijo Emhoff en un comunicado. "Asumí la responsabilidad y en los años posteriores trabajamos en las cosas como una familia y salimos fortalecidos".
Ahora se sabe que Harris estaba al tanto del asunto desde antes de casarse con Emhoff y que también lo supo el entorno del presidente Biden antes de decantarse por ella como su dupla electoral en 2020. Su ex mujer también parece haber pasado página. "Doug y yo decidimos terminar nuestro matrimonio por diversas razones, hace muchos años", indicó Mackin. "Es un gran padre para nuestros hijos, sigue siendo un gran amigo para mí y estoy muy orgullosa de la cálida y comprensiva familia ensamblada que Doug, Kamala y yo hemos construido juntos". Kamala y Kerstin son buenas amigas, según Emhoff. Han pasado fiestas de Acción de Gracias juntas y compartido tiempo en campaña.
Harris y Emhoff se conocieron en una cita a ciegas en 2013 que organizó un amigo común y cliente de su firma de abogados, el director y guionista Reginald Hudlin. Emhoff aceptó de inmediato y poco después le estaba mandando mensajes de texto a la entonces fiscal general de California.
Tal era su ansiedad ante la posibilidad de que surgiera una relación sentimental con ella, que la llamó muy temprano al día siguiente y se topó con su contestador. El mensaje, según él, fue "soso", tentado a dejar otro y meter aún más la pata, emulando una escena de Swingers (1996) en la que Jon Favreau martillea a una chica a llamadas en plena madrugada y arruina la relación.
Por suerte no lo hizo y con el primer mensaje fue suficiente. A Harris le gustó y le devolvió la llamada, algo que rara vez solía hacer. Unos días más tarde salieron a cenar en Los Ángeles y desde entonces están juntos, soñando con hacer Historia en las urnas.