- Elecciones en EEUU 48 horas para electrizar a EEUU en el asalto a la Casa Blanca
- Opinión El 'momentum' de Kamala Harris, por Gina Montaner
El lema de la tercera jornada de la Convención Demócrata de Chicago era "Una lucha por nuestras libertades". Eso significaba fundamentalmente dos temas: aborto y derechos LGTBQ+. Son dos temas que a su vez acercan al partido a un electorado clave para su victoria y que Joe Biden había perdido: los jóvenes.
Los demócratas, además, están jugando la baza del aborto con habilidad. Los testimonios de muchas de las mujeres que hablaron este miércoles y el martes no tratan de abortos por embarazos no deseados, sino por peligro para la vida de la madre o inviabilidad del feto. En algunas ocasiones, esas mismas mujeres han tenido hijos después, gracias a técnicas de inseminación artificial. Es una manera de recordar las estrictas prohibiciones decididas por el Partido Republicano en una docena de estados, que incluso prohíben esa práctica en caso de que la vida de la madre esté en peligro, así como el rechazo de algunos líderes de esa formación a la fecundación in vitro.
Encajar a Tim Walz, el candidato a vicepresidente, en ese programa no era tarea fácil. Walz nació el mismo año que la candidata a presidente, Kamala Harris, pero el paso del tiempo ha sido mucho menos misericordioso con él. Claro que ésa es la razón por la que fue elegido como compañero de candidatura de Harris. Físicamente, Walz es el ideal platónico de varón blanco estadounidense. Y, en una carrera hacia la Casa Blanca marcada por la raza, el género, la orientación sexual y el país de origen, Walz es la persona ideal para que los demócratas roben votos de los republicanos anti-Trump.
Así que Walz aceptó formalmente la nominación demócrata, con su aire del Medio Oeste, lo que en EEUU viene a significar algo así como "buen tipo de toda la vida aunque un poco aburrido". Y no decepcionó. Con una sonrisa benevolente y con los aires propios de un profesor de instituto — lo que fue antes de entrar en política — descuartizó a Donald Trump.
El mensaje de libertad de la noche quedó sintetizado en una frase de Walz: "Respetar las elecciones que haga tu vecino con su vida". Es una frase que resuena en EEUU, un país en el que la gente tiende a tener a gala vivir su propia vida sin meterse en la de, precisamente, el vecino (y eso si es que sabe quién es su vecino).
El candidato a vicepresidente también enfatizó la otra gran pata de la estrategia de Harris: la alegría. O sea, la palabra "joy". Frente al permanente mal humor acompañado de una infinita lista de agravios de Donald Trump, la campaña de la vicepresidenta ha hecho de la "alegría" (o, si se prefiere, "júbilo") su bandera. Así que Walz no se olvidó de dar las gracias "por vuestra pasión, por vuestra determinación, y, sobre todo, por traer alegría a esta lucha".
Clinton: "Trump es solo 'yo, mi, para mí'"
"Después de estos dos días, ¿no os sentís orgullosos de ser demócratas?". Un Bill Clinton con un aspecto y una voz muy frágiles arrancó así su discurso anoche en la Convención Nacional Demócrata, antes de lanzar su primera puya contra Donald Trump: "Hace cuatro días cumplí 78 años. Soy el hombre más viejo de mi familia. Y aún así soy más joven que Donald Trump".
Efectivamente, una vez que Joe Biden quedó fuera de la campaña, la edad de Donald Trump debería ser un tema de debate, máxime dada la propensión del ex presidente a confundir nombres, lugares y fechas y que, aunque no llega a los extremos del actual inquilino de la Casa Blanca, sí revela el peso de la edad. Una edad que tampoco ha perdonado a Bill Clinton.
El ex presidente demócrata llegaba tras cuatro horas de discursos ininterrumpidos en un United Center en el que no cabía un alfiler. Había sido precedido por defensoras del aborto, congresistas, y varios ex colaboradores de Donald Trump que siguen siendo republicanos pero pidieron el voto por Kamala Harris y hasta por el cantante Stevie Wonder. Su misión era la de calentar el ambiente —ya de por sí muy caldeado— para el discurso de la ex presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y, sobre todo, del gobernador de Minnesota, Tim Walz.
El ex presidente Clinton tendrá la voz rota y no podrá ocultar su edad. Pero sigue teniendo intacta la capacidad para conectar, incluso haciendo lo que las normas no escritas de una Convención desaconsejan: hablando de política. "Os lo juro, lo he chequeado tres veces", dijo Clinton, cuando dijo que "desde el final de la Guerra Fría, EEUU ha creado 51 millones de puestos de trabajo. De ellos, el marcador es: 50 millones los demócratas; un millón los republicanos". Dejando al margen la exactitud o no de la cifra, sí es un hecho irrebatible que, cuando hay presidentes demócratas, la economía de EEUU crece más y genera más empleo.
Clinton lanzó algunas puyas extra a Trump, en especial por el evidente egocentrismo de éste. "Contad los "yo" y no las mentiras", dijo, en una frase que no tiene gracia en español pero sí en inglés ("Count the "Is" and not the "lies"). Su tesis quedó reflejada en una frase: " Trump solo es "yo, mi, para mí". Ésa es una idea que ha permeado toda la Convención y que el empresario de origen español Juan Verde, que fue subsecretario asistente de Comercio con Barack Obama y que actualmente forma parte del órgano consultivo de la Casa Blanca Consejo Presidencial para las Exportaciones, "refleja el contraste entre el Partido Demócrata, que está formado por una pluralidad de grupos, con el Republicano, en el que todo gira en torno a Donaldo Trump".
La presencia de Clinton y de Pelosi (82 años) fue, sin embargo, una relativa anécdota en una sesión que estuvo en gran medida dedicada a las estrellas emergentes del Partido Demócrata, como el senador Corey Booker, el líder de esa formación en la Cámara de Representantes, Hakim Jeffries, o el gobernador de Pennsylvania, Josh Shapiro. El propio Clinton admitió que es evidente que está llegando "una nueva generación". Harris y Walz quieren ser los heraldos de ese cambio. Otra cosa es que los estadounidenses les apoyen en la empresa.