El Papa Francisco ha advertido que existe un riesgo real que se inicie una "casi guerra mundial". Y por eso, en su primera discurso durante su visita a Bélgica, ha pedido "responsabilidad" a los gobernantes y que asuman "el riesgo y la responsabilidad de la paz".
Ucrania, Rusia, Israel, Palestina o Líbano son territorios que están sumidos en conflictos armados, y a ello hay que sumar los intereses y consecuencias que estas situaciones tienen en Europa, Estados Unidos y el resto de Oriente Medio. Todo ello hace que la tensión geopolítica no haga más que agudizarse y que cada vez más países estén elevando su inversión en Defensa. En la Unión Europea, por ejemplo, esto es una prioridad que incluso se recoge en el informe Draghi que será la guía económica de la Comisión en los próximos años.
"Rezo para que los responsables de las naciones ahorren a sus pueblos catástrofes incesantes e innumerables lutos", ha proseguido el Papa en su discurso desde el castillo de Laeken, residencia de los Reyes de Bélgica, y el que también ha abordado un aspecto "vergonzoso" para la Iglesia y que durante décadas fueron ocultados por el Vaticano: los abusos a menores.
"Hoy en la Iglesia misma existe este delito, y la Iglesia debe avergonzarse y pedir perdón y tratar de resolver esta situación con humildad cristiana, y hacer todo para que no vuelva a suceder", ha reconocido.
El Papa se ha mostrado asimismo "entristecido por el fenómeno de las adopciones forzadas", aludiendo de esta manera a los cerca de 30.000 bebes que la Iglesia belga arrebató a sus familias entre 1945 y 1980, escándalo que se conoció en 2015 y que provocó una gran conmoción en el país.
"A menudo la familia y otros actores sociales, incluida la Iglesia, pensaban que para eliminar el estigma negativo, que por desgracia en aquella época afectaba a la madre soltera, era preferible por el bien de ambos, madre e hijo, que éste fuera adoptado. Incluso hubo casos en los que a algunas mujeres no se les dio la opción de quedarse con el niño o darlo en adopción", ha expuesto Francisco.
Hasta el domingo
La visita de Francisco a Bélgica, la primera de un Papa en 40 años, durará hasta el próximo domingo. Ese día celebrará la Santa Misa en el Estadio Rey Balduino de Bruselas y posteriormente regresará a Roma tras la ceremonia de despedida que tendrá lugar en la base aérea de Melsbroek.
En ese mismo punto aterrizó ayer tras un viaje a Luxemburgo, y después de que la semana pasada suspendiese su agenda por "un estado gripal leve". El Vaticano explicó que se trataba de "una medida de precaución" precisamente ante los viajes a Luxemburgo y Bélgica.
El estado de salud del Papa, de 87 años, ha sido un punto de preocupación recurrente en los últimos meses. Durante la visita de Bélgica, de hecho, se está desplazando en una silla de ruedas para limitar su fatiga.
Esto no ha evitado, sin embargo, que mantenga una importante agenda de viajes y en la que en el futuro próximo podría incluir a Canarias. El presidenta canario, Fernando Clavijo, afirmó en enero que Francisco "se iba a pensar" la invitación que le hizo tras reunirse con él. El Papa siempre se ha mostrado muy sensibilizado con la inmigración, y será uno de los puntos que se espera que también aborde durante su visita a Bélgica.