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Putin usa a los BRICS para romper su aislamiento pero no consigue liderarlos

El presidente ruso desafía a Occidente con una gran cumbre internacional celebrada en Rusia.

Putin usa a los BRICS para romper su aislamiento pero no consigue liderarlosEL MUNDO (Vídeo) / Kristina Kormilitsyna | EFE (Foto)
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El hombre al que EEUU y la Unión Europea quieren aislar celebra estos días una gran cumbre en casa para demostrar que no está solo. La ciudad rusa de Kazán acoge al llamado grupo BRICS (creado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en una reunión de países de mercados emergentes que representan casi la mitad de la población mundial. La tarea pendiente del anfitrión, Vladimir Putin, es demostrar la creciente influencia del bloque, que Moscú usa para recrear el bipolarismo de la Guerra Fría. Pero, a diferencia de Rusia, algunos de los integrantes de los BRICS no están necesariamente enfrentados con EEUU: exportan sus productos a Occidente a la vez que pescan materias primas baratas en el castigado mercado ruso.

El presidente chino, Xi Jinping, comentó en su reunión con Vladimir Putin que en la situación internacional reina el caos, pero que la asociación estratégica de Pekín con Moscú es un vector de estabilidad. Dos años y medio después de lanzar su invasión a gran escala de Ucrania, Putin llamó a Xi "querido amigo" y proclamó que Moscú y Pekín trabajan para crear un orden mundial justo.

Putin, como anfitrión de la cita, quiere aprovechar la cumbre para negociar acuerdos destinados a mejorar la economía del país y nutrir su esquema bélico, que rebaña hombres incluso fuera del país (ahora en Corea del Norte) pero que necesita sobre todo proveedores de armas y munición para su reconquista de Ucrania.

Rusia aspira a obtener un apoyo amplio para un sistema de pago alternativo para eludir la red bancaria global SWIFT —de la que fue expulsada en 2022— con la esperanza de que una plataforma que involucre a actores clave (como China, Arabia Saudí, India y Brasil) pueda ser inmune a las sanciones. La idea no es nueva, pero la necesidad es ahora más acuciante. Tanto Rusia como China han impulsado propuestas para cambiar radicalmente el sistema financiero global. Los medios de propaganda rusos llevan años anunciando la "muerte del dólar" como moneda global. Pero la idea de crear una moneda para los BRICS jamás se materializó. Este año la propuesta sobre la mesa es la de un sistema de pagos BRICS, conocido como BRICS-Bridge, que ayudaría a Rusia a sortear los problemas que ha tenido para enviar y recibir dinero en el comercio global debido a las sanciones.

Nicolás Maduro se apuntó a última hora a la cumbre, pese a las filtraciones desde Brasil que aseguran que Lula da Silva no está de acuerdo con la entrada de Venezuela en los BRICS, informa Daniel Lozano. El presidente pueblo aterrizó esta noche en Kazan, un día después de que lo hiciera su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, y tras hacer escala en Estambul.

Nicolás Maduro en Kazán, en una imagen emitida por la televisión venezolana.
Nicolás Maduro en Kazán, en una imagen emitida por la televisión venezolana.EM

El líder bolivariano viaja a Rusia después de no haber acudido a la juramentación presidencial en México de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, y en medio del escándalo provocado por la detención del último zar del petróleo, el coronel Pedro Tellechea.

En este orden multipolar, Sudáfrica ve a Rusia como un aliado valioso "que nos apoyó desde el principio, desde los días de nuestra lucha contra el apartheid" declaró el presidente Cyril Ramaphosa en una reunión bilateral con el presidente ruso Putin.

La cita también es una oportunidad para el líder de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, igualmente decepcionado con Occidente y que puede usar la cumbre para fortalecer su posición y sacar partido de las necesidades de distintas naciones que acuden a Kazán a hacer negocio o buscar soluciones a sus necesidades sin importar demasiado el discurso político. Un caso parecido es el de Irán, que ansía armas rusas modernas para defenderse de posibles amenazas de Israel. Por eso se espera que Irán (que entregó drones a Rusia durante su invasión de Ucrania, aunque ambos países niegan) formalice una asociación estratégica con Rusia en este marco de 'machos multipolares'.

Un anfitrión que no destaca

Rusia reivindica un lugar destacado en un club al que cada vez quieren acceder más miembros, pero de nuevo la realidad impide recrear el pulso de la Guerra Fría porque esta vez no es Moscú sino en todo caso Pekín quien lideraría esta heterogénea amalgama de países, cada uno con una política exterior distinta. China representa más del 60% de la producción económica de los BRICS. De hecho su peso ha supuesto durante los últimos años aproximadamente el 70%, declinando 10 puntos sólo tras la incorporación de Egipto, Irán, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos.

El magnetismo de la alianza para casi todos los miembros de los BRICS es que no excluye acuerdos y cooperación con las economías de EEUU y Europa, aunque este escenario ya no funciona para los rusos por culpa de su guerra.

Rusia, con permiso de la India, tiene un papel secundario tras China y la guerra de Ucrania ha hecho al régimen ruso más dependiente de estas dos economías emergentes, cada una con una agenda propia sobre la cual Moscú no tiene apenas influencia. Ambos son clientes necesarios, aunque pagan peor de lo que lo hacía Europa. India es un importante comprador de materias primas rusas, mientras que China podría proporcionar bienes de doble uso que son fundamentales para los planes militares de Moscú.

India se ha acercado a Estados Unidos en los últimos años como miembro de un grupo de seguridad llamado Quad (Quadrilateral Security Dialogue). Pekín, cuyas relaciones con Occidente se han deteriorado, comparte con Moscú el deseo de disminuir el poder de su principal rival, Estados Unidos. Pero su apuesta para lograrlo es precisamente atraer al grupo a todo tipo de países a una coalición cuyas posiciones políticas ya costaba coordinar cuando era un club más reducido. La incapacidad de los ministros de Exteriores del BRICS de emitir una declaración conjunta el mes pasado es sólo una muestra de los apuros políticos que afronta el grupo a medida que crece.

El régimen de Putin está totalmente consagrado a su guerra en Ucrania, una aventura militar que ha recibido una condena occidental y al mismo tiempo un apoyo tácito de algunos países, que no comparten las convicciones de Rusia pero al mismo tiempo no ven lo sucedido como una razón para no hacer negocios con los rusos. Más bien al contrario: una oportunidad para recibir las ofertas y atenciones que antes eran para el cliente occidental.

Putin se reunirá el jueves con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, tras la cumbre. Guterres ha enfadado a Kiev con su asistencia a la cita y sobre todo con reunión con el presidente ruso. Será la primera vez que se vean desde la invasión de Ucrania en 2022

Guerra Fría con menos ganas

En este pulso global, Putin evoca una alianza similar a la de la Guerra Fría. Entonces había una coherencia ideológica entre la URSS y sus satélites (las dictaduras socialistas de Europa Central) y un claro liderazgo de Moscú, que presidía el paraguas militar que protegía —o castigaba, como pasó con Checoslovaquia— al resto de miembros del Pacto de Varsovia. Hoy las cosas son muy distintas, los países de Europa Central son democracias que en casi todos los casos han elegido Bruselas frente a Moscú, sin vuelta atrás. Los nuevos socios de Rusia son países lejanos que cambian constantemente de líderes y no pueden ser amenazados. Y en algunos casos sus vínculos con Occidente van al alza.

Arabia Saudí ha frenado su entrada en los BRICS para equilibrar sus relaciones con países occidentales. Mientras, EEUU está mejorando sus lazos con India para contener a China. Permeable a la presión occidental, el primer ministro indio, Narendra Modi, le dijo al líder ruso en Kazán que desea la paz en Ucrania y que está dispuesto a ayudar a lograr una tregua: "Creemos que los problemas deben resolverse únicamente por medios pacíficos".

Moscú puede estar satisfecha en cuanto a presencia de líderes en su convocatoria. Treinta y dos países confirmaron su participación y asisten más de 20 jefes de Estado. China y la India son los principales compradores de petróleo ruso, pero al mismo tiempo mantienen relaciones difíciles. Entre las naciones árabes e Irán hay más recelos que amistad. Putin aspira a ser el director de esa orquesta en unas jornadas maratonianas en las que celebrará alrededor de 20 reuniones bilaterales, y desde Moscú llevan días sugiriendo que éste podría convertirse en "el mayor evento de política exterior jamás celebrado" en suelo ruso: todo un hito en tiempos de aislamiento.

Pero, como señala Aleksandar Djokic, analista ruso y ex profesor adjunto de la Universidad RUDN de Moscú, "es muy importante distinguir entre la influencia que Rusia afirma tener sobre los BRICS y la influencia que ejerce en la realidad". La posición de Moscú "en los BRICS, así como a nivel mundial, se ha visto disminuida desde 2022". Actualmente "Rusia es vista como un blanco fácil para obtener recursos algo más baratos".