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De no haber ganado las elecciones el pasado 5 de noviembre, Donald Trump habría sido procesado y condenado por interferencia electoral y todas las maniobras llevadas a cabo en 2020 tras no aceptar su derrota ante Joe Biden. Esa es la opinión del ex fiscal especial Jack Smith, que presentó su dimisión este fin de semana tras el inminente regreso del multimillonario a la Casa Blanca. Y así consta en su esperado informe final, publicado en la madrugada del lunes al martes en Estados Unidos tras lograr que una juez federal nombrada por el propio Trump desbloqueara el proceso.
"La opinión del Departamento [de Justicia] de que la Constitución prohíbe la acusación y el procesamiento de un presidente es categórica y no depende de la gravedad de los delitos imputados, la solidez de las pruebas del gobierno o los méritos de la acusación, que la oficina respalda plenamente", escribió Smith en el documento en el que anunció su esperada renuncia en una nota al pie. "De hecho, de no ser por la elección de Trump y su inminente regreso a la Presidencia, la oficina evaluó que las pruebas admisibles eran suficientes para obtener y sostener una condena en el juicio", asegura convencido.
La reacción de Trump fue inmediata. "Para mostrar lo desesperado que está, el desquiciado Jack Smith publicó sus hallazgos falsos a la 1:00 a. m. de la mañana. ¿Dijo que el Comité de Anulación de la Selección destruyó y borró ilegalmente todas las pruebas?", escribió en su cuenta de Truth Social, también de madrugada. "El trastornado Jack Smith no pudo procesar con éxito al oponente político de su jefe, el corrupto Joe Biden, por lo que termina escribiendo otro informe basado en información que el Comité No Electo de Matones y Piratas Políticos DESTRUYÓ Y ELIMINÓ ILEGALMENTE, porque mostraba cuán totalmente inocente era yo y cuán completamente culpables eran Nancy Pelosi y otros. Jack es un fiscal patético que no pudo lograr que su caso fuera juzgado antes de las elecciones, que gané de manera aplastante. ¡¡¡LOS VOTANTES HAN HABLADO!!!", añadió en un segundo mensaje en plena noche en su peculiar y reconocible estilo.
Aunque Smith investigaba dos causas no relacionadas, la de interferencia, presiones y maniobras para revertir el resultado, especialmente en estados como Georgia, y la de haber sacado de manera ilegal documentos clasificados de la Casa Blanda para llevárselos a su mansión de Florida, el Departamento de Justicia sólo ha publicado el primer informe. El segundo sigue sellado, y la causa para algunos empleados del ex presidente sigue abierta, ya que ellos no están cubiertos por la inmunidad.
En su informe de 137 páginas, Smith señala a Trump no solo por sus esfuerzos por revertir los resultados de "una elección libre y limpia", sino también por alentar constantemente la "violencia contra sus supuestos oponentes" entre noviembre y el 6 de enero de 2021, cuando sus partidarios, alentados por él mismo, asaltaron el Capitolio hiriendo a más de 140 agentes de policía. Trump y su equipo llevan meses sugiriendo que una de sus primeras decisiones será perdonar precisamente a los condenados por esos actos.
Tras haber entrevistado a más de 250 personas y obtenido el testimonio de 55 testigos ante dos grandes jurados, Smith concluye que había pruebas más que suficientes para juzgar y condenar al hombre que volverá al Despacho Oval en unos días por un "esfuerzo criminal sin precedentes para anular los resultados legítimos de las elecciones con el fin de retener el poder". Sin embargo, el fiscal especial chocó primero con la decisión del Tribunal Supremo en julio del año pasado, que ha interpretado que un presidente es de facto inmune para todos sus actos oficiales. Eso no incluiría forzosamente las maniobras de esos meses analizados, pero sí daría cobertura a muchas de sus conversaciones, por lo que diferentes testimonios y pruebas no podían ser usados, con lo que Smith tuvo que rehacer su caso desde el principio. El segundo golpe vino con el resultado de las urnas. Al constatar que Trump volvería a ser presidente, la doctrina del Departamento de Justicia supuso poner punto y final. Todo ello sin mencionar siquiera las denuncias de Smith en el documento, quejándose de la "capacidad y voluntad de Trump para usar su influencia y seguimiento en las redes sociales para atacar a testigos, tribunales y empleados del departamento, lo que requirió que la oficina participara en litigios que consumían mucho tiempo para proteger a los testigos de amenazas y acoso".
Lucha en el Senado para las confirmaciones
El frente legal es sólo uno de los que Trump tiene abiertos en los días previos a su regreso a Washington. El segundo, el político, tiene como escenario el Capitolio. Este martes dieron comienzo las audiencias para que los senadores se pronuncien sobre la aptitud de los candidatos del presidente para los principales cargos de la Administración. Los ojos están puestos en los más polémicos, pero sobre todo en Pete Hegseth, el aspirante a secretario de Defensa y responsable del Pentágono.
Desde su designación se han conocido denuncias por agresión sexual, pagos a cambio de no ir a juicio, acusaciones de alcoholismo y comportamientos inapropiados en su trabajo como presentador de la cadena Fox, la favorita de Trump. Muchos senadores republicanos creen que no reúne las condiciones, pero la presión del presidente electo ha sido salvaje. Su candidato a fiscal general, el ex congresista Matt Gaetz, se retiró tras quedar claro que sus muchos problemas legales y los informes de abuso de drogas o abuso de menores (por pagar por tener relaciones sexuales con una joven de 17 años) eran demasiado hasta para los republicanos más duros. Y tras esa derrota no quiere tolerar ninguna más.
Trump ha convertido la causa de Hegseth en una prioridad, movilizando todos los recursos a su disposición. El candidato ha estado aislado durante casi dos meses para evitar errores y se ha reunido con los senadores que lo examinarán. Y el equipo de Trump ha logrado incluso que dos de las senadoras más escépticas de entre sus filas (como Joni Ernst, de Iowa y ella misma víctima de violencia sexual) ni siquiera se reunieran con la principal denunciante del aspirante a Secretario de Defensa. "Pete Hegseth será un GRAN Secretario de Defensa. Tiene todo mi apoyo. ¡Buena suerte hoy, Pete!", ha dicho el presidente, que ha movilizado a partidarios para que abarrotaran la sala de audiencias. Su entrada, a gritos en coro de "USA, USA, USA", ha marcado el tono. Para el trumpismo es una cuestión de patriotismo, de lealtades inquebrantables, pero también de orgullo. Un candidato cayó. Ningún otro es aceptable.