- Estados Unidos Trump habría sido condenado de no haber sido elegido, según el informe del fiscal especial Jack Smith
Hubo una época en la que si el candidato a Secretario de Defensa hubiera sido incapaz de nombrar tres miembros de la ASEAN o de alguna organización importante para la presencia de Estados Unidos en el mundo, hubiera recibido serios reproches. Hubo una época en la que si el candidato a dirigir el Pentágono no hubiera respondido con rotundidad a la pregunta de si daría la orden de invadir el territorio de un Estado liado, como Groenlandia, o de si ejecutaría órdenes ilegales de la Casa Blanca, el escándalo hubiera sido mayúsculos. Y hubo una época en la que bajo ninguna circunstancia un aspirante con acusaciones de agresiones sexuales en su historial, denuncias sobre alcoholismo en el trabajo o cientos de declaraciones y afirmaciones controvertidas hubiera llegado hasta el final. Pero como ha quedado claro una y otra vez, no son tiempos normales y el sistema ha cambiado para siempre.
Pete Hegseth, el presentador de la cadena Fox escogido por Donald Trump para encabezar un departamento con millones de empleados y un presupuesto de casi un billón de dólares, ha superado este lunes el examen del Senado, trámite obligatorio para la confirmación de los principales puestos de la Administración. Hegseth queda a la espera del informe del Comité de Servicios Armados, y del voto del pleno de la cámara después de la investidura del nuevo presidente, el 20 de enero. Sin embargo, tras pasarlo mal en los dos últimos meses y ser acribillado a preguntas sobre la denuncia de agresión sexual de hace unos años -que zanjó con un acuerdo económico-, sobre sus presuntos problemas con el alcohol, sobre cómo arruinó la organización para veteranos del ejército que dirigió o sobre su creencia de que las mujeres no deben estar en primera línea de combate, Hegseth parece ahora respirar.
Los demócratas no tienen votos suficientes para tumbarlo, y las senadoras republicanas aparentemente más tentadas de rechazarlo parecen haber llegado a un acuerdo con él. La oposición se ha quejado de que el examen del FBI no ha sido lo suficientemente concienzudo y profundo, o de que algunos republicanos no hayan querido escuchar a la mujer que denunció la agresión sexual hace unos años. La senador Elizabeth Warren ha dicho que Hegseth "no superaría los exámenes de antecedentes para conseguir un trabajo en un centro comercial y que es el candidato menos cualificado para el puesto en la historia de Estados Unidos", pero Trump ha movilizado a los suyos muy bien y nadie ha roto filas.
Hegseth, interrumpido una y otra vez al inicio por gritos de asistentes, visiblemente nervioso y bebiendo litros de agua, se ha defendido. Ha negado las principales acusaciones, tildándolas de "difamaciones anónimas", y ha asegurado que ya no es el hombre que fue. "No soy un hombre perfecto, pero la redención es real", ha dicho. Se ha mostrado completamente fiel a Trump, evitando responder a si ejecutaría órdenes ilegales y diciendo que Trump recibió 77 millones de votos, además de que no concibe que pudiera darle instrucciones contrarias a la constitución. También se negó a responder a la pregunta de si tiene pensado usar al ejército contra el pueblo americano, como Trump pareció sugerir en los últimos meses, diciendo que las conversaciones con el presidente electo son privadas.
Buena parte del examen, más allá de su conducta personal, ha versado sobre su visión del rol de las mujeres. En libros o podcast recientes, cuando era sólo presentador de televisión y conferenciante, Hegseth, veterano él mismo, dejó claro que no creía que las mujeres debieran formar parte de la primera línea de combate y que todas las políticas de integración defendidas y aplicadas por Obama o Joe Biden eran "venenosas". Pero ahora, como candidato, matizó sus palabras, sobre todo ante las preguntas de la senadora Jodie Earnst, vital para sus aspiraciones. Ella, republicana de Iowa, veterana con 23 años luciendo el uniforme en su historial, y víctima de una agresión sexual en el ejército, ha exigido una auditoría sobre el tema en el Pentágono y el nombramiento de una persona especializada. Un peaje cómodo para Hegseth a cambio del voto.
En sus respuestas, Hegseth afirmó que sus declaraciones tenían como objetivo mantener los "estándares" dentro del servicio, sin aclarar muy bien dónde están esos estándares. La senadora Tammy Duckworth, demócrata de Illinois que perdió sus piernas en la guerra de Irak, declaró claramente que no lo consideraba apto y le instó a que hiciera "los deberes" antes de este tipo de audiencias, tras pillarle en renuncios sobre el contenido de su cartera y geopolítica básica.
Se espera que el Comité que lo ha examinado vote el lunes para tomar posición sobre su candidatura y hacer una recomendación al pleno del Senado, después de que el presidente Trump lo nomine formalmente. Hegseth necesita el respaldo de al menos 50 republicanos, algo que, según los cálculos del partido y tras ver el ambiente hoy en la sala, parece tener asegurados. Donald Trump se vio forzado a dejar caer a su candidato a fiscal general, pero no está dispuesto a ninguna concesión más.