"¡Viva México, viva América!; consuelo bendito de Dios; ¡Viva México, viva América!; mi sangre por ti la daré yo. ¡Arriba, México!". Un entusiasta grupo de mariachis de los ejércitos mexicanos precedió este domingo lo que iba a ser el desafío nacionalista de Claudia Sheinbaum a Donald Trump, convocado el martes pasado para que miles de mexicanos en el histórico Zócalo, corazón político del país norteamericano, apoyaran a su presidenta.
Pero en estos tiempos impredecibles de la era Trump, donde todo sucede a la velocidad y con la inestabilidad de la nave Starship que Elon Musk envía al espacio, la multitudinaria muestra de apoyo a su Gobierno, con el Zócalo a reventar, se transformó en pocas horas en un festival musical y en una asamblea informativa con muchos menos decibelios de los previstos.
En el camino, una nueva suspensión en la puesta en marcha de los aranceles para productos mexicanos y una sorprendente declaración de amor político de Trump: "Hoy hablé con la presidenta de México, una mujer maravillosa".
En Washington se ha recibido de forma muy positiva la "expulsión" y entrega de los 26 capos del narcotráfico mexicano, incluido Rafael Caro Quintero, Don Rafa, creador del Cártel de Guadalajara. La inclusión de los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, los más poderosos del país, junto a otros cuatro en la lista de organizaciones terroristas fue fuertemente criticada por Sheinbaum, porque asegura que supone un ataque a su soberanía.
"Ha prevalecido el diálogo", adelantó la presidente, quien con semejantes antecedentes a favor y en contra, calculó al milímetro su nivel de empatía con el mandamás estadounidense, uno de los personajes más impopulares en México. Pero, a la vez, volvió a dar muestras de la estrategia de cabeza fría que le hace estar en boca de las cancillerías continentales.
La sucesora de Andrés Manuel López Obrador, criticado duramente por su entreguismo a la primera versión presidencial de Trump, también relató cómo durante la conversación telefónica con la Casa Blanca consiguió un nuevo plazo hasta el 2 de abril, pero con muy distintas condiciones. Según todas las encuestas, una muy amplia mayoría del pueblo mexicano aprueba sus gestiones frente al huracán Trump.
"Somos optimistas porque para ese día Estados Unidos ha anunciado que pondrá aranceles recíprocos a todos los países del mundo. México no está en ese ámbito porque desde hace 30 años contamos con dos tratados comerciales que los eliminan. Estoy segura de que con información y diálogo podremos lograr una relación de respeto, hasta ahora ha sido así", explicó la mandataria, sabedora, por otra parte, que con Trump es imposible saber cuándo, cómo y por qué volverá a cambiar de opinión.
"Debemos estar atentos e informados por si debemos regresar al Zócalo", advirtió la presidenta. Y que quede claro que "la patria es primero", enfatizó Sheinbaum para recordar al ex presidente Vicente Guerrero, uno de los grandes insurgentes de la historia del país azteca.
En Estados Unidos, de momento, Trump ha insistido que se trata de un "alivio a corto plazo".
La presidenta repasó encuentros y desencuentros con Estados Unidos, incluido "el zarpazo a la mitad de nuestros territorios", que no sólo estableció la gran frontera natural del Río Bravo, más de 3.000 kilómetros entre ambas naciones, sino que también supuso la inclusión de Texas, Nuevo México y parte de California como territorio regentado por Washington.
Más allá de los avatares históricos, para la nueva Administración es clave la exportación desde México de fentanilo, que según cifras gubernamentales ha decrecido en más del 40% en lo que va de año. Y, por supuesto, la cruzada antimigrantes, que en este mes y medio ha supuesto la deportación de unas 20.000 personas, de la que el 20% son extranjeras.