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José Jiménez Lozano: escrituras sin atributos

Tres años después del fallecimiento del escritor, la Fundación Jorge Guillén emprende la titánica tarea de editar sus 'Obras completas', que se inician con la publicación en dos volúmenes de sus 'Diarios'

José Jiménez Lozano en la galería La Maleta (Valladolid).
José Jiménez Lozano en la galería La Maleta (Valladolid).J.M Lostau
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En estos días, cuando acaba de cumplirse el tercer aniversario del fallecimiento deJiménez Lozano, la Fundación Jorge Guillén -cuyo Patronato lo componen la Junta de Castilla y León, el Ayuntamiento, la Diputación y la Universidad de Valladolid-, con la dirección editorial de Antonio Piedra, ha tenido la feliz y necesaria iniciativa de acometer el magno proyecto de la publicación de sus Obras completas en un formato unificado, al modo de las ediciones de la Bibliothèque de la Pléiade. Son más de 80 publicaciones en libro, además de sus conferencias, introducciones y prólogos a otros libros y una innumerable cantidad de artículos de prensa distribuidos por distintos medios editoriales durante más de 60 años (Destino, El País, ABC, La Razón...), lo que da forma al cuerpo de su obra literaria.

OBRAS COMPLETAS. DIARIOS I y II

1.125 y 1.064 páginas. 25 euros.

Las escrituras de Jiménez Lozano -Premio Cervantes 2002- contienen el original humus amoroso que hace germinar en el silencio y la soledad a sus narraciones de historias en novelas o a los fulgores de ellas en cuentos; a las imágenes más talladas y sentidas en poemas; a la expresión de pensamientos, miradas y estampas a través del discurso limpio de los ensayos; a las anotaciones de la conversación con otras gentes, collages, parlamentos, artículos de prensa... Todo ello descansa sobre la clara inteligencia de quien sabe que la escritura se juega mediante lo mostrado por la palabra y la veracidad del desnudo de su expresión, pero no en su adorno y recubrimiento: tal es la necesidad imperativa de todo aquel que pretenda aventar las cenizas de "la gloria y la inmortalidad" en la búsqueda por mostrar la verdad del mundo, con sus laceraciones y hermosura.

La memoria de otros

"Tengo unas cuantas cosas claras", le decía en 1998 José Jiménez Lozano a Gurutze Galparsoro en Una estancia holandesa. Conversación (Anthropos), "y sobre todo ésta: que el hombre lleva unos cuantos miles de años escribiendo, tratando de apresar un trozo de vida, de sorprender el lado de atrás de la realidad, de nombrar la belleza del mundo, de guardar la mención del amor, la alegría y la pasión y muerte de los hombres, y que yo estoy en la cadena de los de este oficio para añadir una palabra muy pequeñita, pero que sea verdadera y diga todo eso, deje traslucir toda esa hermosura. No tengo nada que teorizar. Miro simplemente a los griegos y las historias de la Biblia, y me digo: ésta es el agua clara que me gusta".

La edición de estas Obras completas se inician con la publicación de las anotaciones personales del autor (anteriormente editadas en nueve volúmenes), las cuales conforman los dos primeros tomos de la serie. Estas notas, aunque aparezcan intituladas como Diarios, en modo alguno componen un diario al uso, sino que muestran una antología o selección efectuada por su autor de las huellas y marcas de sus vivencias con las gentes y el mundo y de las conversaciones con la memoria de otros hombres a través de sus libros, en un período que transcurre a la par que el cambio de milenio, durante 47 años (1973 a 2020).

Con ojos renovadores

En el Prólogo a estos Diarios, Gabriel Albiac, uno de sus grandes amigos, al modo de un observador que contempla la imagen de una estancia holandesa del siglo XVII a través de la mirada de Pieter de Hooch, nos traza la estampa serena y solitaria de la actividad del maestro de Alcazarén: "En el silencio de la biblioteca que da al jardín, un hombre ve pasar los días sobre el paisaje infinito de la meseta castellana. Los ve, como sólo su lenta verdad puede ser vista: a través de los libros que lo han venido acompañando. Esos libros son la candela que hace nacer el mundo, en su mirada, bajo una luz nueva. Ese hombre, que es el último clásico de la lengua castellana, contempla, lee, anota".

Y, en efecto, don José contempla, lee y anota: "Ayer, 23 de febrero [1990], hizo 313 años, a las 3 de la tarde, de la muerte de Benito de Spinoza [...] Cuando el filósofo murió, el boticario, temiendo no cobrar las medicinas, se apoderó del cuerpo, y fue el señor Van der Spyck, el dueño de la casa en la que Spinoza estaba a pensión, quien salió fiador de la deuda por valor de 14 florines y 12 sueldos. ¡Esto es lo que valía su cadáver! [...] Tenía 44 años, dos meses y veintisiete días [...] Es una personalidad para mí tan fascinante -tanto como su obra- que, anotando aquí estos detalles, me parece que acaba de irse".

Mas fue precisamente Spinoza, el judío sefardí-holandés que hablaba en castellano, el que nos advirtió que "la mente humana no puede ser destruida absolutamente con el cuerpo, sino que de ella permanece algo que es eterno". Y es ese "algo que es eterno" lo que estas "escrituras sin atributos" de José Jiménez Lozano nos ofrecen, por si a algún lector le procuran "algún tipo de compañía, conversación o disponibilidad: ese estar ahí, a mano...; pues sólo es claro que se recibe todo, que se debe todo... y que hay que devolverlo".

ESPERAS Y ESPERANZAS

Pre-Textos: 80 páginas. 17 euros. Puedes comprarlo aquí.

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