LA LECTURA
Este finde
Marcos Iriarte

Tómbola, pintxos y vallado del encierro... ¡Ya falta menos! (y ahora de verdad)

Este finde, de la mano del redactor jefe de Economía de EL MUNDO, nos vamos a una Pamplona, que ya bulle de 'ambientico' presanferminero para disfrutar con los ojos de un niño

Colas durante la inauguración de la Tómbola de Cáritas, en Pamplona.
Colas durante la inauguración de la Tómbola de Cáritas, en Pamplona.Villar LópezEFE
Actualizado

Boletos benéficos desde 1945.

Cita con Cáritas y sus 350.000 premios.El Pobre de mí, la canción más triste del mundo, anuncia en la medianoche del 14 al 15 de julio el fin de las fiestas de San Fermín. Se canta con una vela en la mano y sobrecoge a quien vive las fiestas con la intensidad que se merecen. Es triste, sí, pero le sucede un grito de esperanza:¡Ya falta menos! Ese mantra que anuncia las fiestas del año siguiente se repite desde esa noche en cada uno de los peldaños de la escalerica (1 de enero, 2 de febrero, 3 de marzo...). Es un símbolo popular, compartido por todas las ideologías (y no tenemos pocas), que promete el regreso de las mejores fiestas del mundo. A ese Ya falta menos se le han sumado ya y se pueden visitar este fin de semana otras señales inequívocas de lo que se acerca. Nada más sanferminero que dejarse caer por el Paseo de Sarasate y comprar, a las faldas del Monumento de los Fueros, un boleto en la tómbola que Cáritas monta desde 1945. Los voluntarios se lo curran: el año pasado vendieron 2,3 millones de boletos, unos 350.000 con premio directo, entre ellos cinco coches. 1 euro valen. Saludad a mi primo Ángel.

La carpintería Hermanos Aldaz Remiro coloca el vallado del encierro.
La carpintería Hermanos Aldaz Remiro coloca el vallado del encierro.Jesús DigesEFE

El otro recorrido del encierro.

Pintxos con vistas a los listones. No, no es sólo cosa de guiris. Como casi todo en esta gloriosa ciudad tiene su tradición. El último día de mayo se empezó a colocar el vallado del encierro. Desde hace 32 año se encargan de hacerlo los Hermanos Aldaz Remiro, una empresa de carpintería que contrata la Casa de Misericordia de Pamplona, responsable del encierro y las corridas. Ellos despliegan los 900 postes, 2.700 tablones, y 120 empalizadas y 80 puertas que protegen a los vecinos de los toros. Ya se puede visitar parte de la esa estructura, al igual que se puede pasear por el recorrido que tendrá el encierro. Lo mejor es empezar en los corralillos del gas, donde descansan los astados en la orilla del río Arga hasta su traslado por la noche a los de Santo Domingo (allí es donde se tira el cohete a las 8.00 y se canta eso de A San Fermín pedimos...) y desde allí transitar los 875 metros que tiene el recorrido oficial. Que no, que no es sólo para guiris. En esos 875 metros se concentran algunos de los mejores bares de pintxos. Cada cuadrilla tiene su ruta, pero a la nuestra le gusta el de calabacín, queso y cebolla caramelizada del Mentidero; la croqueta de hongos en el Mesón Pirineo; el de txangurro con alioli gratinado del Cocotte y terminar, no sé, con el revuelto de hongos y jamón del Txirrintxa o con el de foie del Gaucho. Ojo, en este encierro, sí se puede beber.

Vistas de Pamplona desde la torre de la Catedral y su campana María.
Vistas de Pamplona desde la torre de la Catedral y su campana María.E. M.

Dar la campanada... con María.

Visita a la más grande de España en uso. No me gustaría que el lector se quede con la idea de que en Pamplona sólo se puede callejear y sacar lustre a sus bares (aunque es cierto que necesitaría esta columna y tal vez también la siguiente para seguir recomendando pintxos). Poca gente sabe que la campana en uso más grande de España está en Pamplona, en una de las dos torres de su catedral. Y todavía menos gente sabe, que peina ya más de cinco siglos de antigüedad y que se llama María. Se la puede visitar el sábado por la mañana. ¿A una campana, dirán? Merece la pena, por las vistas y la historia. Y ya de paso se disfruta el resto de la catedral, con el mejor claustro gótico europeo. Reservando con tiempo se organizan visitas nocturnas, con sorpresas en forma de música de violín, bastante exclusivas. Lo que nunca falla es la visitica a San Fermín, en la iglesia de San Lorenzo. Ojo, no es el patrón de Pamplona. Ese es San Saturnino.

Itziar Carreño y Jorge Oteiza en 1958
Itziar Carreño y Jorge Oteiza en 1958E. M.

Se despide la mujer de Oteiza.

Visita a Alzuza y luego a los palacios del XVIII. Venga, me dejo de cosas de PTV (de Pamplona de Toda la Vida) y abro un poco el foco. Este finde es la última oportunidad para disfrutar, en el Museo Oteiza, de Retrato de mi mujer, una obra escultórica realizada por el artista en 1947 cuando estaba en Buenos Aires. El día 23 la pieza vuelve a Bilbao, al Museo de Bellas Artes. Además de conocer a Itziar Carreño, la esposa en cuestión, siempre merece la pena visitar este museo con la obra del escultor cedida a Navarra. Está en la localidad de Alzuza, a unos 9 kilómetros de Pamplona. Más cositas: el viernes por la tarde se organiza una visita guiada que saldrá de la Plaza Consistorial: Pamplona Palacial que recorrerá la ciudad a través de sus palacios del siglo XVIII. Fue el momento de la gran renovación urbana y, cuidado, de la llegada del agua. Y como la cultura siempre abre el apetito (y la sed) pues se puede seguir esa noche por el Caso Viejo. Bocata barato y rico en el Jesús Mari, por ejemplo, y algún concierto o música en directo en el Zentral. Ahora sí que sí, ¡ya falta menos!