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La tercera temporada de The White Lotus terminó con una lluvia de muertes y un baño de sangre. Pero, sin desvelar quién ha fallecido, de acuerdo con la crítica, la gran triunfadora de esta temporada ha sido Aimee Lou Wood (30), la actriz británica que ha interpretado a Chelsea y cuya popularidad ha subido como la espuma gracias a la producción de HBO. De hecho, actualmente, la actriz cuenta con 2,5 millones de seguidores en su Instagram. Sin embargo, sus fans no solo le siguen por sus interpretaciones, su fama o por sus estilismos, sino por sus declaraciones.
Aimee Lou Wood nació en 1995, en Stockport, y su infancia no fue precisamente un cuento de hadas. Es más, cuando era pequeña, su padre luchaba contra una adicción a las drogas y al alcohol. "A veces, salía a por una cerveza y no regresaba durante días. Una vez salió y no volvió durante 10 semanas, porque había estado en el Mundial en Corea. Era un animal fiestero y solía pasar su tiempo con celebridades y futbolistas en Manchester. Tenía un ego enorme, así que eso le daba validación", comentó a Stylist, hace seis años.
"Por su culpa, mi madre tuvo que cargar con mucho peso sobre sus hombros. Ella trató de protegerme a mi hermana y a mí y, de alguna manera, asumió la responsabilidad por todo lo que hacía mi padre", expresó. Según sus propias palabras, su progenitora y la pareja que eligió para que se convirtiera en su padrastro cuidaron, de forma magistral, de ella. Incluso le pagaron una escuela privada. No obstante, en aquel colegio, la futura actriz experimentó el bullying por primera vez a causa de su acento y sus dientes.
"Allí eran todos más pijos que yo y hasta la madre de un amigo se burlaba de mi acento. Sufrí acoso... Yo pretendía que nada de eso me molestara. Pero me llamaban Bugs Bunny todo el tiempo", dijo, en 2020, a The Guardian, en una entrevista en la que desveló que había contactado con uno de sus acosadores, hace un par de años, y que él le pidió perdón porque "se sentía culpable". "Fue una catarsis y ahora aconsejo a la gente que hable con sus matones. Lo más probable es que ahora sean adultos y se sientan muy mal por lo que hicieron", mencionó.
Tras terminar el colegio, Wood decidió seguir lo que su corazón le dictaba y apostó por su pasión: el teatro. Aunque estudiar actuación -en Oxford y en el Royal Academy of Dramatic Art- también le trajo una serie de problemas. "Sufrí trastornos alimenticios y dismorfia corporal. Y, a eso, súmale que tengo escoliosis... Así que lo que se consideraba 'neutral' en la escuela de teatro no era 'neutral' para mí. Allí te corrigen todo y no es fácil que te digan que te estás moviendo mal", señaló, en 2023, en un evento de Harper's Baazar.
Hace siete años, la vida comenzó a sonreírle a la artista: fue escogida para encarnar a Aimee Gibbs, uno de los personajes más queridos de Sex Education, y aquel éxito la catapultó a cuatro ficciones más. Entre ellas, The White Lotus, donde ha lucido sus dientes de forma orgullosa. "Tener esta dentadura, que no lleva carillas, me hace sentir un poco rebelde", confesó, el mes pasado, a The Hollywood Reporter. Asimismo, indicó que ya no se preocupa "por ser rara" y que cree que su look "es mi superpoder". "Ahora lo que hago es reírme de mí misma", manifestó.
Por otro lado, hace unas horas, Aimee Lou Wood generó titulares por contar en The Times que pertenece al espectro autista. "Cuando pequeña, era casi muda y vivía mucha ansiedad social. Pero ahora sé que era neurodivergencia. Hace unos años, me diagnosticaron Trastorno por déficit de atención con hiperactividad, con rasgos autistas. Luego me sugirieron hacer una evaluación del autismo y puede que sea eso lo que esté provocando el problema y que el TDAH sea un subproducto", ha revelado.
Hoy la estrella vive una vida plena, posiblemente forrada y, de acuerdo con los tabloides, soltera. Entre 2018 y 2020, la joven salió con el actor Connor Swindells, quien interpretaba a Adam Groff en Sex Education. Sin embargo, la cosa se enfrío, ella optó por emprender un camino en solitario y ahora estaría interesada en aprender de su soledad. "Cuando estoy en pareja, me cuesta mantener mi identidad. Soy muy influenciable, me traiciono y comprometo mi integridad para hacer feliz al otro. Por eso, para mí, es importante tener mi tiempo a solas", declaró a Grazia, en 2021.