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¡Qué tiempos aquellos!
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El Portón: el tablao en el que Mario Conde bailaba con la biutiful

Era el lugar en el que la España del pelotazo se tomaba sus pelotazos mientras bailaba flamenco.

Terraza de Snobissimo, en Madrid.
Terraza de Snobissimo, en Madrid.EM
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No sé si saben ustedes que Naty habla muy raro. Además de su acento sevillano de golondrina, apenas abre la boca. Este barboteo se ha acentuado con los años por los hilos de oro que entretejen la juventud eterna de la maniquí, musa de cera y azahar de Valentino. Contaban que una vez una amiga y ella, llegaron a Madrid al caer la tarde y en cuanto dejaron las maletas, se tiraron las dos a El Portón. ¿Qué era El Portón? El tablao de López de Hoyos, 25 que abrió Mario Conde cuando los chicos bien se querían parecer a él en lugar de a Javier Hidalgo. Eran otros tiempos. Entonces, solo los malotes bien llevaban zapatillas con pantalones raídos y chupa de cuero para salir por la noche. El aspiracional quería ser como el banquero, con su traje cruzado de Gallo y las camisas azules con cuellos de Carpanta. No es de extrañar que Mario Conde, un don Guido jaranero en el baile, decidiera abrir El Portón para que esa España, la llamada biutiful, se mirara "cara a cara que es la primera" y al tafanario que es como se llama en cursi, el lugar en el que la espalda pierde su nombre (el o-Jet es siempre más bonito que la jet).

Mario Conde en la asamblea general de la CEOE.
Mario Conde en la asamblea general de la CEOE.EM

El flamenco, el flamenquito, gustaba mucho en el ambiente. A los hombres no les hacía falta saber bailar (con que se quedaran tiesos y pusieran gesto de contrición bastaba) y había pocas mujeres que no hubieran bailado alguna vez una rumbita. "Me enamoré de ti paparapapá, en primavera". Consuelo Font habló hace poco con el hijo de Óscar Álvarez Ossorio, que montó el local en 1986 con Lucio, Alfredo Fraile, a cuyo accionariado se unirían después Juan Abelló y Mario Conde, deseosos de sacar lustre a la venta de antibióticos (fabricante de Frenadol) por 386 millones de euros de la época. Lo que facturaba daba más o menos igual pero era mucho. "Solamente el guardarropa donde también se vendía tabaco, facturaba 400.000 pesetas al mes, unos 2.400 euros. Funcionó porque no había otra cosa igual. "Era un sitio donde no entraban desconocidos sospechosos de incomodar, un sitio para alternar y bailar". Y quién no quería menearse al lado de Conde y Abelló y luego al día siguiente, levantarse para contarlo. Allí acudían todas las negritas (Mami que será lo que quiere la negrita) de las crónicas de la época y los que cortaban el bacalao. Boyer, la Preysler, Marta Chávarri, Garzón, Mendoza, las Infantas... y por supuesto Naty Abascal. Al parecer, cuando la modelo y su amiga se subieron en el taxi que debía llevarlas a El Portón, apenas le musitaron el nombre pensando que el conductor, por supuesto, sabría la dirección. "Al Prrrrtn". Y tras atravesar toda la ciudad, las dejó en un lugar que nada tenía que ver con el tablao del que les habían hablado sus amigas, las duquesas sevillanas. "Pero ¿es aquí?", le preguntaron alarmadas. "Claro, si me han dicho que les trajera a Alcorcón".

Contaba Álvarez-Ossorio que Lola Flores fue una noche con Lola Beltrán y le tuvo que pedir mil duros para volver a casa porque había perdido todo el dinero en el bingo.

Después, llegaría el asalto al poder de Conde y su ruptura con Abelló. Se compró la finca, empezó a cazar y a cultivar la ambición política. Y El Portón se transformó en la discoteca Nells, a la que también iba la gente bien pero no a bailar sevillanas sino pop. ¿Dónde creen que Lydia Lozano empezó a bailar el chuminero? Por ahí desfiló Terelu y su consuegra antagonista, Mar Flores.

Ángel Nieto y José María Benegas.
Ángel Nieto y José María Benegas en El Portón.DIEGO SINOVA

En Nells siempre había gente conocida aunque los ritos aparea torios habían evolucionado desde El Portón. Ya no se trataba de coger la manzana, morderla y tirarla sino de hacer nudos con los rabos de las cerezas. Fernando Ojeda fue el propietario en su época de esplendor. "Siempre había un montón de niñas guapas que se vuelven locas con lo que suena". "Sonaba Franz Ferdinand, Ramones, Pixies, The Ting Tings, The Killers, The Strokes, Nirvana, Oasis o Blur y, a última hora, algo de electrónica". Y se jactaban de no poner garrafón ni house ni canciones del verano.

Ojeda también es el artífice de otros locales de idéntico corte como Gunilla. La fórmula no falla. La carne quiere más carne y más aún si pasa el control de calidad que exige eso tan criticado que es la endogamia, aunque también la practique la izquierda. Aunque ahora ya no sea lugar de jovencitos sino de zorros madurados como los simmental. En 2021, Snobissimo, el cementerio de elefantes de las madrugadas, se mudó de Arapiles al local que era Nells.

El Portón se tranformó en Nells, sobre estas líneas.
El Portón se tranformó en Nells, sobre estas líneas.EM

El público sigue siendo el mismo pero mayor. De esos que por la tarde ya se toman con sus hijos un gin tonic y frisan el segundo divorcio. Seguro que alguno recuerda cuando llevaron a Hervé Villechaize, la persona con acondroplasia que Pilar Miró llevó TVE porque se parecía a Felipe González y le cantaron. "Me casé con un enano, salerito. Pa jartarme de reír". España entonces era un lugar feliz.