- 2023 La Familia Real felicita la Navidad con una fotografía inédita de la jura de la Constitución de Leonor
- Monarquía La Familia Real felicita la Navidad con una foto inédita y el recuerdo a las víctimas de la DANA
Faltan días aún para la celebración de Nochebuena, pero se diría que llevamos ya una eternidad instalados en la Navidad. No tardaremos en ver a alcaldes como el vigués Abel Caballero encender las luces de la ciudad en pleno agosto o barrabasadas por el estilo. Por lo pronto, diciembre entero es un mes en el que difícilmente es posible abstraerse del empalago propio del Adviento.
Que se lo digan, sin ir más lejos, a los miembros de las familias reales europeas, contagiadas desde hace semanas de espíritu navideño. Todas... salvo una, lo que no deja de resultar chocante: la Familia Real española.
Y es que, a pesar de que estamos ante una institución en la que las tradiciones tienen tanto peso, sorprendentemente los inquilinos de Zarzuela son los únicos royals del continente que no incorporan a su agenda oficial actos y eventos relacionados con la exaltación navideña. No nos referimos sólo al hecho de que, bajo el reinado de Felipe VI, la asistencia de la Familia Real a misas en fechas tan señaladas como el 25 de Diciembre o el Domingo de Resurrección sea algo que se considera estrictamente privado, lejos de cualquier foco. Sino a la anomalía de que los Borbones, a diferencia de sus primos europeos, no sean partícipes de actividades de naturaleza navideña, algo que en el resto de las Cortes se traduce en imágenes entrañables, de cercanía y devoción popular.
Una de las dinastías que más disfrutan del espíritu navideño son los Windsor. La más madrugadora en estas lides volvía a ser el pasado 6 de diciembre la princesa de Gales, Kate Middleton, quien inauguró oficialmente el periodo de villancicos, polvorones y zambombas presidiendo, como ya es tradición, el concierto de Navidad celebrado en la Abadía de Westminster. Todos los británicos podrán verlo en televisión el mismo día de Nochebuena. El acto, bautizado como Juntos en Navidad, es una de las citas que la esposa del príncipe Guillermo cuida con mimo cada invierno, muy volcada en cada uno de los detalles, desde las canciones que se interpretan en la edición, a los participantes o a la lista de invitados. En un año tan especial, en el que Kate sigue recuperándose de su tratamiento contra el cáncer, estuvo arropada en el concierto por su marido y sus hijos, así como por numerosos miembros de la Familia Real. Es sabido que en el Reino Unido a los ciudadanos les encantan estos eventos en los que los Windsor potencian las tradiciones nacionales.
De ahí que, en las últimas tres semanas, los miembros de la dinastía se hayan multiplicado en actos singulares de estas fechas. Hemos visto a la reina Camila decorar el árbol de Clarence House bien ayudada por un montón de niños que padecen distintas enfermedades; al príncipe Guillermo actuar como un voluntario más en el dispositivo de una de las organizaciones benéficas con las que colabora para servir una comida navideña muy especial; o a la duquesa de Edimburgo, Sofía de Wessex, con un goloso gorro de Papa Noel repartiendo sonrisas en un centro para personas con discapacidad en Camberley. Y el jueves, manteniendo la costumbre de Isabel II, el rey Carlos III reunió a decenas de miembros de su familia en un almuerzo navideño en Buckingham- al que no asistió, eso sí, el príncipe Andrés, siempre en el ojo del huracán-. Lo que haga falta por contagiar el espíritu de Santa Claus.
Que se lo digan a los Grimaldi. Mónaco se transforma en estas fechas en un gran parque temático navideño, con su familia principesca volcada en emular a los Reyes Magos. A mediados de esta semana, Alberto II y su esposa Charlene, junto a sus hijos, la princesa Estefanía y una de sus hijas, Camille Gottlieb, repartieron como es tradición regalos a los niños monegascos en el patio del Palacio del Príncipe. Pero, antes, la princesa Charlene ya había presidido la velada en el Hotel París de Montecarlo en la que cada año se subastan árboles de diseño y, antes, el gran baile de Navidad que reúne a lo más granado de la sociedad provenzal; todo sin contar los actos de Alberto y su familia a favor de la Cruz Roja, etcétera, etcétera. Vamos, que deben de llegar a la cena de Nochebuena agotadicos.
En el Palacio Real de Bruselas, los reyes Felipe y Matilde, junto a la princesa heredera Isabel y la princesa Leonor, asistieron al concierto de Navidad. Tampoco se perdieron en Oslo los príncipes herederos Haakon y Mette-Marit la velada de villancicos en la Capilla del Palacio Real organizada para homenajear a las ONG del país escandinavo. Un acontecimiento emocionante en el que les acompañaron los príncipes Ingrid -futura reina- y Sverre Magnus, en pleno escándalo que tiene como protagonista al hijo mayor de la princesa, Marius Borg. Y, días antes, el heredero ya había acudido junto a su padre, el rey Harald, al servicio anual de Navidad en la Catedral de Oslo, celebrado en honor de los empleados de la Casa de Su Majestad.
No hay familia real europea -salvo la española, insistimos- que no presuma de su árbol navideño. Los reyes Federico X y Mary de Dinamarca, a su regreso de un fin de semana de asueto y celebración de cumpleaños de un rico empresario amigo en España, convocaron a los medios para presumir de lo chulo que les ha quedado el abeto de Nordmann que luce espectacular en el Palacio Real de Copenhague, en el que, por no faltar, no falta ni una figurita de David Bowie que haría las delicias de la mismísima Alaska. Días antes también se había celebrado el concierto de Adviento en Christiansborg, presidido esta vez por la princesa Benedicta, hermana de la reina Margarita II. Silvia de Suecia también presumió orgullosa de todos sus nietos mientras concluía la decoración del arbolito.
Y, mientras, en Luxemburgo el flamante gran duque lugarteniente Guillermo protagonizaba una sesión de fotos muy navideña junto a su esposa, la princesa Estefanía, y sus hijos Carlos y Francisco, para compartir ellos también sus mejores deseos a sus conciudadanos. En los Países Bajos, la reina Máxima también participaba en la grabación del concierto de Navidad en Leusden que, con fines educativos, patrocina desde 2015. Y, en Rumanía, la princesa Sofía presidió el concierto del coro real en la Catedral de Bucarest, poco antes de que toda la familia real participara en el reparto de regalos en el Palacio Elisabeta y se trasladara a finales de semana a Savarsin, donde la Custodia de la Corona, Margarita, junto a su marido, el príncipe Radu, y sus hermanas participan en un sinfín de actos navideños.
Aquí en España, casi la única tradición que mantiene nuestra Familia Real es la de felicitar las fiestas con una tarjeta que, eso sí, no tiene motivo navideño alguno -los christmas de otros muchos royals son iguales, todo hay que decirlo-. La ausencia de espíritu navideño -por lo general suplida exclusivamente con la asistencia de la Reina Sofía a algún concierto en fechas posteriores- priva a los ciudadanos de ver a los Reyes, a la Heredera y a la Infanta Sofía en algún acontecimiento más desenfadado, algo que tanto y tanto parece costar en Zarzuela.
Las costumbres y tradiciones ligadas al componente religioso también diferencian a nuestra Primera Familia de casi todas las dinastías del Viejo Continente. Carlos III reunirá a toda su prole en Sandringham. Y a lo largo de las Navidades se dejarán ver en la iglesia local, en especial en la Misa de Navidad a la que acude toda la familia. Del mismo modo, la familia real noruega o la danesa asisten siempre el 25 de diciembre a los templos más próximos a sus residencias de invierno. El soberano danés preside, además, la recepción de gala a las autoridades el mismo 1 de enero.
Los Borbón, por el contrario, acostumbran a hacer mutis en cuanto se difunde el Mensaje de Navidad del Rey. Atrás quedan los años en los que los miembros de la Familia Real aprovechaban estas fiestas para dejarse ver en alguna representación teatral o algún musical. Y no digamos ya lo lejano que está aquel 2006 en el que los entonces Príncipes de Asturias, junto a su primogénita, y las Infantas Elena y Cristina con sus hijos, dedicaron toda la mañana del 24 de diciembre a recorrer el mercado de la Plaza Mayor de Madrid y la Plaza de la Villa para ver el Nacimiento del Ayuntamiento. Remataron la excursión con un chocolate con churros.
Quién sabe si este 2024 Don Felipe y Doña Letizia nos sorprenderán recuperando alguna tradición. Contagiarse un poquito de espíritu navideño no le va a hacer daño, al contrario, a ningún miembro de la dinastía.