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La Faraona

La amistad de María Jesús Montero y el cura rojo de Triana: "Nadie le impuso la fe"

La candidata del PSOE a la Junta tiene la zona cero de su vocación política en una parroquia sevillana. De la Juventud Obrera Cristiana a las Juventudes Comunistas. La mano derecha de Sánchez quería "comerse el mundo"

María Jesús Montero, en el fotocol del festival de cine de Málaga, el pasado 14 de marzo
María Jesús Montero, en el fotocol del festival de cine de Málaga, el pasado 14 de marzoJesús Briones
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Es coger la llamada de LOC, escuchar el nombre de María Jesús Montero (59), y el cura (ya retirado) Manuel Mallofret comienza a resaltar las "bondades" de una mujer hiperbólica, la fémina con más poder del país: ministra de Hacienda, vicepresidenta primera del Gobierno y, desde hace tres meses, secretaria general del PSOE andaluz, lo que la catapulta, salvo sorpresa que nadie espera, a la candidatura de los socialistas a la presidencia de la Junta de Andalucía cuando vuelvan a celebrarse elecciones regionales.

"Es una mujer extraordinaria. Aunque soy muchísimo más mayor que ella, somos amigos. Estamos ante una mujer muy inteligente y con las cualidades propias de una mujer buena. Como todos, tiene sus defectos, pero el resumen de María Jesús, a mi entender, es ese", explica Manuel Mallofret, conocido en Sevilla como el cura rojo de Triana.

Con ella, Mallofret fue un guía, tanto en el plano espiritual como en el ideológico. "Por decirlo de otro modo, tiene todo lo que pueden desear unos padres de sus hijos. Es sincera, es honesta... De mí nadie escuchará una palabra fea hacia ella. Siempre he pensado que conseguirá lo que se proponga. Si ahora es la Junta... pues la Junta será".

Para saber más

María Jesús Montero y Manuel Mallofret se conocen desde 1984, cuando el sacerdote vio llegar a la parroquia de Nuestra Señora de la O, en el barrio hispalense de Triana, a una joven "con ganas de comerse el mundo". La recuerda con piel morena y actitud impetuosa. Montero bordeaba la mayoría de edad. Por aquel entonces daba sus primeros pasos universitarios. Llegó con un grupo de chavales de su misma quinta. "Su fe nadie se la impuso", cuenta este cura que ahora se afana más en cuidar de su salud que en cualquier otra cosa. La edad, dice, no perdona.

Este párroco reside en la casa sacerdotal Santa Clara, en Sevilla. Roza las nueve décadas de vida. Nació el 10 de diciembre de 1937, en mitad de la Guerra Civil, en Zalamea la Real (Huelva). Mallofret se ordenó sacerdote un Día del Padre. Fue el 19 de marzo de 1966, en Roma. Antes había estudiado Derecho y había ejercido de abogado en un pequeño bufete. Movido por su fe en Jesucristo, abandonó las causas judiciales y los tribunales para entrar al seminario y estudiar Teología en Italia.

Manolo Mallofret
Manolo Mallofretarchisevillasiempreadelante.org

Durante su paso por la iglesia de la O, a la que llegó en los años 80, el cura Manolo conoció a la hoy vicepresidenta. Aquella María Jesús Montero pertenecía al grupo juvenil de la parroquia, que organizaba campamentos y excursiones. Por allí rondaba también un chico llamado Rafa, con el que la joven salía.

Si este cura no recuerda mal, Montero estuvo yendo a la parroquia durante todos los años de universidad. Fue entonces cuando se metió en las Juventudes Cristianas y, de ahí, dio el paso a los partidos de izquierda. Desde entonces, el cura rojo de Triana y la Faraona -como algunos apodan a Montero por su impetuosidad y nervio en el gesto, similar a los de Lola Flores- nunca han dejado de tener contacto. Manolo, como pide que se le llame, no sólo es amigo de la ministra. También de sus padres, que eran profesores en la escuela del barrio de Triana, en la misma calle donde está la parroquia.

En la segunda mitad de los 80, Sevilla vivía el empuje de un movimiento estudiantil universitario que reivindicaba la llegada efectiva de la democracia a las facultades. En la capital andaluza, entre aquellos jóvenes que encabezaron manifestaciones y protagonizaron encierros, estaba María Jesús Montero, una joven de origen comunista y valores cristianos que pronto se hizo conocer en la Facultad de Medicina, donde se tituló como médico cirujano.

El veneno de la política

Nada más llegar a la universidad, la hoy ministra se hizo delegada de uno de los dos grupos del primer curso. Durante varios años formó parte del consejo de estudiantes. Eran tiempos de sentadas ante la puerta de la biblioteca, de manifestaciones por las calles de Sevilla y de encierros en el claustro. Le inculcó el veneno de la política el cura de Triana, don Manolo, al que visitaba mucho. Le caló mucho su mensaje, coindicen quienes conocen a ambos.

Montero perteneció a la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y a las Juventudes Comunistas. Frecuentaba un piso donde siempre había gente. Allí se fumaba, se leía a Marx y siempre se veía rondando a Rafa, quien acabó siendo el padre de sus hijas. Aquel Rafa era Rafael Ibáñez, un cordobés estudiante de Derecho que pronto se convirtió en secretario general de Juventudes Comunistas en Andalucía. Él se afilió a IU. Con los años, Montero e Ibáñez, que llegó a ser abogado laboralista, trabajó en CCOO y fue diputado andaluz por IU, se separaron. Su relación es cordial.

De aquello ha pasado ya mucho tiempo. Mallofret y Montero se ven menos cada vez menos. El cura entiende que las responsabilidades de la ministra "le obligan a estar a otras cosas". Pero hablaron hace unos meses, cuando la vice lo nombró en una entrevista. Manolo la llamó a su teléfono personal. Se guarda lo que hablaron. "El cariño entre nosotros perdura", afirma antes de colgar.