El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha subrayado la necesidad de alejarse de la "frivolización" de la ocupación, después de que 28 pisos de una urbanización de lujo en la calle Excelente de Carabanchel hayan sido usurpados.
"Para todos aquellos que dicen que en España no hay un problema de ocupación, que vayan allí, que vayan a ese inmueble y que le digan a los vecinos si hay un problema de ocupación o no," ha sentenciado el alcalde, en declaraciones a la prensa tras conocer el nuevo sistema de videovigilancia en la Plaza del Dos de Mayo.
En este sentido, el edil ha señalado que el debate se ha centrado demasiado en la propiedad privada y no lo suficiente en los problemas de convivencia que enfrentan los vecinos afectados.
Asimismo, ha insistido en que es esencial modificar la normativa para facilitar el desalojo rápido de los okupas, asegurando que el Ayuntamiento hará todo lo posible para apoyar a los vecinos y mejorar su seguridad y convivencia.
"Necesitamos alejarnos ya de la frivolización de la ocupación e ir a una regulación que permita que en 24-48 horas se pueda echar a los ocupantes," ha añadido, tras criticar que "la ocupación consiste ahora en que tengas hasta un portero que te abre y te cierra la puerta".
La Policía Nacional investiga ya la okupación de estas viviendas ocurrida el pasado mes de diciembre, antes de las fechas navideñas, en una urbanización del madrileño PAU de Carabanchel Alto, han confirmado a Europa Press fuentes policiales.
Según las primeras pesquisas, una mafia habría vendido ilegalmente estas viviendas, que todavía no estaban habitadas, a familias de origen peruano por unas cantidades entre los 2.000 y los 3.000 euros. Se las habían ofrecido hace semanas en la cola de un comedor social de una iglesia del barrio.
La macrookupación tuvo lugar en la calle Excelente número 6 de Madrid en el puente de la Inmaculada. Casi una treintena de familias llegaron a la urbanización con furgonetas de mudanza y, tras cambiar las cerraduras de los pisos, entraron en los mismos frente al asombro de los vecinos que legalmente se encuentran viviendo en el lugar pagando alquileres que oscilan entre los 800 y los 1.500 euros.
Los usurpadores cuentan con su propio conserje que les abre la puerta desde el interior empujando la manilla. Los vecinos legales se quejan de que no respetan las normas de convivencia, hacen ruidos por la noche, se pelean y incluso hay dentro pandilleros.
La empresa propietaria ha reforzado las medidas de vigilancia, ha colocado alarmas y ha contratado a una empresa de desokupación, cuyos empleados fueron increpados y atacados por parte de algunos okupas cuando hicieron acto de presencia. Por todo ello, han interpuesto las correspondientes denuncias en comisaría. De momento, no hay detenidos, según las mismas fuentes.