El corazón de Madrid vuelve a latir este Viernes Santo al compás de los tambores, a la luz de los cirios y entre el color de las túnicas penitenciales. Por primera vez, el Ayuntamiento ha instalado 500 sillas en la Puerta del Sol para que fieles, visitantes y curiosos puedan seguir los pasos desde primera fila. Un gesto que, más allá de la comodidad, habla de intención: mirar hacia el sur, cuando las previsiones de turismo en la capital se disparan con más de 890.000 visitantes internacionales.
La ciudad, que durante años contempló esta celebración con cierta distancia, empieza ahora a asumirla como propia. Ya lo dejó entrever el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, en su reciente visita a Málaga, al referirse al «lazo afectivo especial» entre ambas ciudades. No se trata de simple cortesía, sino de una declaración de afinidad con Andalucía, donde la Semana Santa no es solo tradición, sino liturgia popular, seña de identidad y músculo económico.
En su empeño por consolidar la festividad como un gran reclamo turístico y lograr la etiqueta de Bien de Interés Turístico regional, el Consistorio acelera sus esfuerzos. Según datos de la Asociación Empresarial Hotelera de Madrid (AEHM), esta Semana Santa se perfila como la de mayor ocupación en los últimos años. La demanda alcanzará su punto álgido hoy y mañana, con reservas que rozan el 90%.
Sin embargo, estas cifras suponen un reto que va más allá del sector de la hostelería. Las procesiones estarán vigiladas por más de 1.300 policías municipales que formarán parte de un dispositivo especial reforzado con alrededor de 250 sanitarios y 26 ambulancias. «Se trata de un operativo de gran entidad, con mucha gente implicada. Hay que controlar robos, hurtos, evitar conflictos en el interior y proteger los pasos, impidiendo que el tráfico interfiera en las rutas», detalla a este diario Juan Manuel Martínez, oficial de la Policía Municipal en la Unidad de Centro-Sur.
El trabajo se concentrará especialmente en este distrito, donde la Puerta del Sol, convertida en palco improvisado, será el epicentro por el que desfilarán 11 procesiones. Además, se desplegarán drones que sobrevolarán las aglomeraciones para controlar la situación y apoyar al personal de tierra en su labor de vigilancia y seguridad.
598 euros de gasto de media
No es solo una cuestión de presencia. Detrás hay un trabajo prolongado en el tiempo, con ajustes sobre el plano, previsiones detalladas y mucho margen de ensayo y error antes del primer redoble. «Se nos van un par de meses en preparación antes de que lleguen los eventos», explica este oficial de la Policía Municipal.
Bajo la dirección del comisario y el inspector de su unidad, se diseña el operativo desde el momento en que las cofradías y las iglesias marcan el itinerario. A partir de ahí, toca comprobar si los recorridos son viables, trazar alternativas y desplegar la infraestructura policial necesaria: seguridad, desalojo, cortes... «Prestamos siempre la misma atención a la seguridad en eventos de estas características, donde se producen grandes concentraciones humanas», añade.
La vicealcaldesa y delegada de Seguridad y Emergencias, Inma Sanz, subrayó la «extraordinaria acogida» de la instalación de sillas para el público, una medida que comenzó con 300 plazas y que, a las pocas horas, se amplió hasta las 500. Según ha adelantado, la intención del Ayuntamiento es mantener y consolidar esta propuesta en futuras ediciones.
A pie de calle, los comercios y bares aprovechan la afluencia de gente. Las terrazas se llenan de madrileños y turistas, que, según el último informe del Observatorio Cetelem, gastarán una media de 598 euros durante estas vacaciones, un 29% más que el año pasado. Muchos de estos visitantes se mezclarán después con la multitud de las procesiones, lo que requiere especial atención. Siempre, claro está, que la lluvia, amenaza también para hoy, no cobre demasiado protagonismo.
Viernes Santo: del Centro a Villaverde o Carabanchel
Por eso, el Plan de Emergencias no deja nada al azar. Con unidades sanitarias móviles y equipos a pie dispersos por el recorrido que estarán listos para responder a cualquier imprevisto. Aunque este año las temperaturas son más suaves, la atención sigue centrada en los golpes de calor, mareos y síncopes, pero también en las caídas accidentales que, como cada año, surgen entre el bullicio de la multitud, en medio de un desfile interminable de pasos, fervor y pequeños percances.
El Viernes Santo es el día con más procesiones en la ciudad. Cinco de los siete cortejos pasarán por Sol y los otros dos recorrerán barrios periféricos como Carabanchel o Villaverde. La jornada comenzará a las 18.30 horas con la salida del Divino Cautivo desde la Catedral de Santa María la Real de la Almudena y culminará alrededor de las 22.30 horas con el paso del Santo Entierro por la Puerta del Sol.
Como complemento a ese epicentro de fe y logística, el acceso a la estación de Sol -tanto de Metro como Cercanías- quedará cerrado desde las 17.30. La misma medida se aplicará el sábado y el domingo, desde las 15.00. Porque si Sol es altar, también es embudo. Y para que todo funcione, alguien tiene que poner la tapa al incensario.