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Solo su bullit de peix es motivo más que suficiente para visitar Sa Caleta, con el plus de que este negocio familiar en Sant Jordi de Ses Salines abre todo el año. Así que, sí, efectivamente, agosto se asoma al final de mes, pero esta ruta por restaurantes especiales en la costa se cierra con una pista muy apetecible para una escapada a Ibiza en septiembre, otoño o, en realidad, cualquier momento del año —abre los 365 días—.
"Cocina tradicional marinera" es la tarjeta de presentación de Sa Caleta, un chiringuito en la cala que le da nombre que materializa el proyecto que dirige la familia Pujolet desde 1988.
Así, la pareja integrada por Pepín Pujolet y Victoria Baos pusieron en marcha un concepto que define como "restaurante tradicional marinero construido a base de madera y amor". Pujolet partía, en todo caso, con ventaja, ya que a la experiencia en el mundo de la pesca de su familia se unía una plus que era oro: el recetario de su madre, Catalina Puvil, que inspiró e inspira la propuesta de Sa Caleta, donde sentencian: "Nuestra carta es la misma desde el primer día". Jordi Cardona Baos, hijo de los propietarios, se encarga desde hace años de regentar el local.
No es poca cosa comer en "este rincón de la costa isleña" —como sus dueños se refieren a este espacio—, donde las mesas con 80 plazas de su terraza asomada al mar —prácticamente enclavadas en la arena— limitan con las rocosas paredes de arcilla de color ocre que garantiza el resguardo de esta cala y, cómo no, con las azules y cristalinas aguas que el Mediterráneo regala en varias franjas de la costa ibicenca. Se añade otra acogedora sala interior, con la misma capacidad y con decoración marinera bajo un techo de madera.
Restaurante antes que chiringuito —aunque también lo sea—, Sa Caleta se ubica a los pies de la playa de Es Bol Nou, donde una estratégica situación parece que convirtió este lugar en el primer asentamiento de los fenicios en la isla —cuando la colonizaron en el siglo VII a. C.—.
El mar ibicenco en el plato
Su situación a pocos metros del puerto pesquero de Sa Caleta forma parte de esta atractiva ubicación, mientras es un factor determinante para definir la oferta de esta mesa al borde del mar, donde predominan los platos de pescado y marisco y los arroces.
Así, los dueños aseguran realizar una mimada selección diaria de materia prima de entre productores y proveedores de la isla, con los que llevan años entablando una relación de confianza.
Ahí entra, por supuesto, el lado marino con "el producto del mar ibicenco pescado de forma artesanal". Ahí entran mero, gallo, espardeñas, raya ibicenca, dentón, sirvia, gamba roja, langosta o calamar de potera. "Las especies marinas tradicionalmente utilizadas en las casas ibicencas se encuentran en nuestro expositor", aseguran en el negocio, donde se despachan recetas tradicionales de la isla como el mencionado 'bullit de peix', un guiso de pescado con patatas seguido de arroz a banda.
Otros grandes éxitos que no habría que perderse en Sa Caleta son la caldereta de langosta y la paella de pescado y marisco, esta última dentro de un capítulo de arroces con otras opciones como el arroz sabroso de la huerta, a la marinera —caldoso con pescado y marisco—, a banda —seco con sepia—, el 'ciego' —pollo, pescado y marisco sin huesos, ni espinas— o con langosta o cigala real, aparte de una 'fideuada'.
Hay mucho más en esta casi casa de pescadores, como rotja a la plancha, gamba roja ibicenca, calamares salteados, pescado frito variado —morralla—, sopa de caldo de pescado y arroz, alas de raya ibicenca frita o una parrillada de pescado o una mariscada —con los productos preparados a la plancha—.
Se añaden platos que en los últimos años se han ido añadiendo de manera puntual a la carta como las ensaladas de algas con pescado marinado y de endivias con nueces e higos secos o el rape en salsa de mariscos.
Pero, además, en la cocina de Sa Caleta entran verduras y hortalizas que o bien llegan del propio huerto ecológico en la finca de los dueños del restaurante, o bien de otros payeses de la isla. Entre las ensaladas de la carta, está la llamada 'Caleta' con patata hervida, pimiento, tomate, cebolla, huevo y bacalao.
60 platos con sus reglas
Es decir, una carta de "cocina tradicional ibicenca" con unos 60 platos donde hay reglas inamovibles que casi recitan en este local: "aceite de oliva; picadas de ajo, perejil, tomate y pimiento, sofritos con hígado de pescado y almendra; especias como la pimienta, la ñora o el azafrán; sal de Ibiza; plantas aromáticas de nuestros bosques, como la frigola, el anís o la hierbabuena; patata ibicenca; morralla, agua de pozo, frutas y hortalizas y el mejor producto del mar ibicenco", que componen "los ingredientes indispensables para cocinar todos nuestros platos".
En cualquier caso, no falta un apartado de carnes con chuletas de cordero al gusto, entrecot de ternera en salsa de pimienta verde o una hamburguesa, entre otras opciones.
De postre, hay opciones como el 'flaó', una tarta tradicional elaborada con queso de cabra y hierbabuena; el 'biscuit de almendras', un helado de almendras con chocolate negro caliente; la 'greixonera', un puding tipico ibicenco; o la 'tarta tatin' —servida templada—. Por el lado líquido, hay algunos vinos ibicencos entre las referencias.
El famoso 'Café Caleta'
Si el recetario de la abuela inspira la carta de Sa Caleta, un invento del abuelo de Jordi Cardona, Pep Pujolet, no solo es hoy un 'hit' en este restaurante-chiringuito, sino que es una especie de emblema ibicenco.
Se trata del conocido como 'Café Caleta', una combinación de brandy flambeado, azúcar, canela, piel de naranja y limón, mezclados con café y servido en una jarra de cerámica" —se sirve para un mínimo dos personas—. Al abuelo de la familia, que era pescador, se le ocurrió el brebaje como la mejor sobremesa tras el tradicional 'bullit de peix' con sus compañeros de faena.
Con los años, se ha consolidado como el colofón de cualquier comida en este negocio —mientras también se encuentra en otros lugares de la isla—. "Las paellas, la caldereta de Langosta y el 'Café Caleta' son los buques insignia de nuestra carta", aseguran en este negocio.
Del verano al invierno
Utilizar "el mejor producto con el máximo cariño" y "espíritu de dedicación" como seña de identidad de un negocio familiar donde la hospitalidad se sigue cuidando son marcas de esta casa, que en verano añade zona chill out y relax, llamada Es Jardí, entre pinos y sabinas , con oferta de coctelería y zumos naturales entre horas —incluso tiene una boutique—.
Sa Caleta tiene en este época horario ininterrumpido de 13.00 a la una de la madrugada, desde mediados de mayo a mediados de octubre. Además, se pueden encargar para llevar sus platos —in situ o por teléfono—.
Después, llegará el invierno y el restaurante enclavado playa se transforma en una acogedora casa de madera donde se seguirá despachando la misma carta —con las variaciones derivadas de la temporalidad del producto—. Además, Sa Caleta puede acoger eventos y celebraciones —con un máximo de 120 comensales—.
Por cierto, con Sa Caleta nos despedimos de la serie veraniega con la que 'Metrópoli' ha ofrecido a los lectores una ruta por restaurantes especiales en la costa, con paradas en Gunea (Asturias), La Pelosa (Costa Brava), Landua (Costa da Morte), Boga Tasca (puerto deportivo de Oropesa), Los Marinos José (Fuengirola), Ca's Patro March (Cala Deià) y Mallorca), Kofradia (en el puerto de San Sebastián).
Sa Caleta. Playa de Es Bol Nou. Sant Jordi de Ses Salines. Ibiza. Tel. 971 18 70 95. www.restaurantescaleta.com