En las últimas semanas, Eva Hache, de nacimiento Eva María Hernández (Segovia, 1971), confiesa que vive como si fuera el día de la marmota. Acostumbrada a hacer muchas cosas diferentes en su profesión, la actriz, humorista y presentadora está muy concentrada en su último proyecto, la obra Nunca he estado en Dublín que protagoniza en el teatro Pavón de Madrid hasta el 27 de abril. De camino en el taxi a otra entrevista con Radio Nacional, nos asegura que cuando tiene temporada de teatro, con cinco o seis actuaciones a la semana, le cuesta mucho hacer otros planes durante el día. "La función es muy movida, requiere de mucha energía y tengo que reservarme para ella".
La comedia, género donde la artista se siente más a gusto, después de más de 25 años en este mundo, está escrita por Markos Goikolea y dirigida por Mireia Gabilondo. Eva y sus compañeros de reparto, Carolina Rubio, Íñigo Aranburu y Íñigo Azpitarte, representan a la familia Amesti, que se reúne para celebrar la Navidad de manera especial porque, por fin y tras tres años de ausencia, la hija menor también estará presente... y acompañada de su novia irlandesa, que resulta ser un personaje invisible.
El hilo conductor de la historia es la aceptación de las vivencias, las creencias ajenas y cómo cada uno construye su propia realidad, temas muy actuales hoy con el uso de las redes sociales. "Las redes en el fondo son un amplificador muy maquillado de lo que es la vida, porque nadie nos comportamos de la misma manera con nuestros amigos que con los familiares o los compañeros de trabajo. Todos tenemos diferentes aristas y distintos personajes o matices que usamos depende con quién. Las redes facilitan mucho más que el contacto directo o físico que contemos lo que nos de la gana y que pongamos de nosotros una cara que no suele ser la realidad", asegura Eva.
- ¿Eres asidua tú a las redes sociales?
- He abandonado Twitter y sigo usando Instagram, pero mi vida no depende de ello.
- Eres actriz, presentadora de televisión, locutora de radio, has presentado los Goya, has sido juez de Got Talent, has entrevistado a presidentes del gobierno, formaste un grupo de música e incluso un partido político... ¿Qué te queda por hacer? ¿Tienes un sueño profesional que aún no has cumplido?
- Sí, jubilarme con una muy buena paga, porque parece mentira que con lo mucho que me gusta no estar trabajando lo haga tanto. Cuando oigo decir de seguido todo lo que he hecho, pienso que el plan me está fallando. Intento trabajar muy bien pero lo menos que pueda y como nuestro trabajo está tan concentrado, luego me procuro mucho descanso.
- ¿En serio te quieres jubilar?
- Sabes lo que pasa, que luego soy una guindilla de narices. Entonces, cuando me ofrecen algo que no sé hacer o que me llama mucho la atención (y tengo la suerte de que me ofrecen cosas fascinantes), pues no puedo decir que no, así que mi jubilación acabará al final en un sueño.
- ¿Qué aprendiste de tu paso por la política?
- Un poco el funcionamiento de lo que significa presentarse a unas elecciones, cosas que no sabía, como que con ser español es suficiente... En realidad fue una estrategia de promoción de una de las temporadas de Noche Hache el programa de noche que presenté en Cuatro; No dejó de ser una mera anécdota.
- ¿Está el horno para bollos en ese aspecto?
- Siempre hay muchos bollos para el horno y deberíamos preocuparnos mucho más de nuestra política y los políticos. Muchas veces, también los que hacemos humor, acompañamos a la sensación de que es más fácil reírse de lo que está pasando o de algunos determinados políticos que del contexto en sí y creo que la risa es demasiado catártica, pero debemos preocuparnos más.
- De todo lo que has hecho, no hay nada relacionado con la gastronomía. ¿Te gusta ese mundo?
- Me gusta mucho, ¡como varias veces a diario! Me interesa la buena alimentación y no hay casi nada que no me guste.
- ¿Qué importancia tiene la gastronomía en tu vida?
- Siempre hemos sido muy buenos comedores y disfrutamos mucho no sólo de comer sino también de hablar de comida.
- ¿Se te conquista por el estómago?
- Sí. Lo que me pone de muy mal humor es que la comida no esté buena o que esté hecha con poco cariño y cuidado. Desconfío de la gente que no le gusta comer.
- ¿Tienes prejuicios con algún tipo de cocina?
- No, ninguno; de hecho, puedo comer cualquier cosa y, aunque sea algo que a priori pueda resultar repulsivo, no dejo de probarlo. He tomado hasta gusanos de maguey. Lo único que no soporto es la coliflor hervida, debería de estar prohibida por la Organización Mundial de la Salud... ese olor no puede ser bueno para el ser humano.
- ¿Cocinas?
- Sí
- Un plato que bordes.
- El bonito con tomate, receta de mi abuela que era cocinera de profesión.
- ¿Uno al que no te puedas resistir?
- Como como un remordimiento. No tengo ningún problema con nada, si está bien hecho. Últimamente me pasa que cuanto más sencillo es un plato y puro es el producto y menos elaborado está, me gusta más. Estoy en una etapa que me gusta más así. Pero disfruto igual en un restaurante con estrella Michelin que en una tasca.
- ¿Cómo te pones en forma con esta vida tan ajetreada?
- Intento no comer porquerías, y se me da bastante bien. También vivo en un cuarto piso sin ascensor y ahora con la producción en la que estoy, que es muy movida, me han convalidado el gimnasio hasta septiembre.... En realidad, no soporto los gimnasios, no voy, no me gustan nada.
- ¿A quién invitarías a cenar para cantarle las cuarenta?
- Uy, uy, uy... Es que, fíjate, se me ha revuelto el estómago con esta pregunta, porque, para mí, la hora de comer es algo tan bonito que creo que no sería capaz de mezclar las cosas. Preferiría quedar con quien sea para echar la bronca en otro sitio y luego cenar bien para que se me pase.
- ¿Con quién te sentarías en la mesa para conocer mejor?
- Pues eso también tiene otra vuelta de tuerca. Imagínate que quedo con Brad Pit y de repente veo que es de estos que va expurgando la comida con el tenedor... Esa gente muy tiquismiquis me pone muy nerviosa, así que creo que es mejor no mezclar la comida con odios ni afectos.
- ¿Qué no soportas en la mesa?
- A la gentuza. Me gusta la gente que se emociona comiendo.
- ¿A qué sabe tu vida actualmente?
- Durante estos meses que estoy en el teatro Pavón, mi vida sabe a garbanzos, que es una comida como pobre, nutritiva pero de toda la vida, porque estoy en un momento en el que todos los días me parecen el mismo, y metida en el día de la marmota.
- ¿Y la fama?
- Saladita, soy más de salado que de dulce, así que me sabe fenomenal.
- ¿Para qué te falta salero?
- Para limpiar, es algo que no me gusta nada y nunca me apetece, y para planchar. Lo hago fatal.
- ¿A qué le pones picante en tu vida?
- A prácticamente todo, en la mesa me gusta para casi todo, y luego soy bastante gamberra, me gusta mucho gamberrear.
- ¿Te la han dado con queso?
- Claro, sí. Soy confiada. Tampoco soy excesivamente inocente, pero no suelo tener prejuicios, en absoluto.
- ¿Qué te cierra el apetito?
- La injusticia social, la falta de profesionalidad, que los políticos no hagan bien su trabajo. Hay una cosa que me molesta desde hace tiempo y es que los políticos se hayan metido en nuestro terreno y que estén intentando hacer humor y generen noticias fuera de lo que es su trabajo. Que eludan responsabilidades haciéndose los divertidos, eso me cierra el estómago.
- ¿De qué te das atracones?
- De casi todo... Intento comer bien y equilibrado, pero me puedo comer un cuarto de kilo de pipas si tengo ansiedad.
- ¿Qué no falta en tu mesa ideal?
- Buena gente, eso nunca falta.
- ¿Cuándo fue la última vez que te pusiste como un tomate?
- Uy, pues ahí tengo dificultades porque yo me creo que me pongo colorada, pero no me sube el rubor y no se me nota, y pienso que debe ser malísimo para mis vísceras.
- ¿Montas pollos?
- Sí, tengo un carácter bastante explosivo, pero igual que viene se me pasa super rápido, y si alguien no me conoce mucho igual piensa, 'madre mía esta señora o está loca o es bipolar'.
- ¿Qué te amarga la vida?
- No dejo que nada me amargue la vida. Si hay algo que lo haga intento alejarme. También reconozco que tengo una vida privilegiada, en la que si hay un trabajo que no me gusta intento dejarlo o, por lo menos, repararlo antes de que me amargue. Intento alejarme de gente malhumorada, en general.
- ¿Cuál es tu momento más dulce?
- Yo creo que al terminar de trabajar todos los días.
- ¿Quién o qué es el perejil de todas tus salsas?
- Para mí tiene que ser la alegría, ese es mi perejil.
- ¿Un lugar donde siempre disfrutes en la mesa?
- En México.
- ¿Te han pillado alguna vez con las manos en la masa?
- No creo, además, disimulo muy bien (risas).
- ¿Eres de las de al pan, pan y al vino, vino?
- Sí, a veces un poco demasiado puedo resultar muy rotunda. Y cuando estoy seria, hay gente que se piensa que me he enfadado, porque al dedicarme a la comedia, da pie a malinterpretaciones, y la verdad es que no me enfado a menudo.
- Un último brindis y por qué.
- Por el arte y la comedia y por la cultura, que es el alimento del alma. Con champán francés, ya que nos ponemos...