La razón principal de mi suscripción al Times es la newsletterThe Morning. Me acompañó especialmente en los años pandémicos. David Leonhardt, su autor, tenía un punto de vista equilibrado y sagaz sobre el asunto y hablaba con gente a la que había que escuchar. La newsletter era -es- el periódico del periódico. Aunque más preciso sería decir el periódico de la web. Si yo leyera el Times y no su web, no estaría suscrito a The Morning. Cuando uno lee un periódico va haciendo su newsletter en la cabeza. Escribí alguna vez que la evolución natural de la newsletter es el periódico. Sigo pensándolo. En un ecosistema ideal, o al menos en el mío, el periódico sería el imprescindible guion del mundo, desde el que podría accederse a la ampliación de contenidos -no solo en lenguaje escrito- que la digitalización permite. Estar suscrito a ese periódico y a su extensión web debería ser suficiente para leer, oír y ver, sin publicidad invasiva. Pero, en fin, en modo realista el periódico de la web es hoy la newsletter y celebrémosla. Lo que no podemos celebrar es la marcha de Leonhardt de su Morning. Había mucho de autor en esos correos diarios, y se nota seriamente su ausencia.
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