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Todos en vilo, ¡ar!

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Giorgia Meloni fue la ministra más joven con Berlusconi; cierto, no tan brillante como Irene Montero, briosa defensora de la pederastia a la que quieren matizar lo que ella no matiza

Giorgia Meloni.
Giorgia Meloni.Cecilia FabianoAP

Dice la banda de Indra, antes Prisa, que «la Unión Europea está en vilo» tras la victoria de Meloni en Italia. Recuerda su portada tras el 11-S: «El mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush». No «estremecido por tres mil asesinados en las Torres Gemelas», sino «en vilo» por la posible respuesta. Para la izquierda progre, matar americanos o judíos es normal; lo malo es que se venguen. Y lo que tiene «en vilo» a los migueles Barroso y Contreras, a los que Sánchez ha regalado ilegalmente Indra, para tapar su deuda y poder comprarle Mediaset a Berlusconi, no es que se vote en Italia, sino que no ganen partidos como los de Otegui, Junqueras, Oltra, Garzón o el que creó Venezuela y pagaba Irán, socio de Gobierno con Sánchez.

Para los prebendarios de Falconetti, bienvenida sea la ETA, porque integra en la democracia a los asesinos sin arrepentir. Pero Meloni, que en su lejana juventud estuvo en el MSI de Fini, que integró en la democracia a los nostálgicos de Giorgio Almirante, mal, muy mal. Nostálgicos activos del gulag que se niegan a condenar a Putin, como medio Gobierno español, bien, muy bien. «Dios, Patria y Familia», mal, muy mal, y aunque Meloni condene a Putin, fatal. Y sus socios, peor. Salvini ya ha gobernado Italia con la extrema izquierda y ahí sigue la República; y bajo la careta de goma de Berlusconi hay alguien que gobernó muchos años cuando los alemanes dejaban votar a los italianos, e Italia sigue en la UE. Pero el amo de Telecinco, concesión del PSOE, es un corrupto, dicen los griñanes. Un peligro para la democracia, añaden los creadores de los terroristas suicidas con tres capas de calzoncillos. Otro fascista, matizan los devotos de Caracas y La Habana.

En la más estricta legalidad italiana, Meloni fue la ministra más joven de Berlusconi. Cierto, no tan brillante como Irene Montero, briosa defensora de la pederastia a la que algunos quieren matizar lo que ella no matiza. Algo hará bien Meloni para que le voten, dirá alguien. Otro facha.

Lo peor del triunfo de Meloni ha sido la reacción de Ursulini Von der Führer. «Vigilaremos», ha dicho, con ese rictus racista que se les escapa al este del Rin. «We'll see», amenazan al tercer país de la UE los que han entregado la energía de la UE a Putin y están hundiendo con su fanatismo climático la economía europea. ¿Y Sánchez, el socio de los chicos de la gasolina y los hijos del gulag? Todos en vilo a la espera del Falcon, que, como el de Al Gore, nos salvará.

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