La primera operación militar a gran escala tras la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar en la playa de Pohang. La ciudad surcoreana, que a principios del siglo XX no era más que una aldea de pescadores, fue escenario del desembarco de las fuerzas aliadas que lucharon contra los comunistas del norte. Esas mismas arenas blancas vuelven estos días a ser pisoteadas por los soldados que participan en las maniobras anual de la operación Hoguk, algo así como la versión local de Steadfast Noon (OTAN) y Grom (Rusia). Teniendo a un vecino que hace ensayos nucleares con regularidad y que antes ordenaría una lluvia de misiles que una invasión marítima al otro lado del paralelo 38, cabe preguntarse por la utilidad del simulacro bélico. Así, el despliegue tiene algo de performance, de puesta en escena. Tanto como las propias pruebas atómicas de Kim Jong-un, el dictador que viaja al extranjero con su propio váter. Últimamente, el Día de la Marmota es en realidad el Día D, con el roedor vestido de camuflaje.
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