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Sujétame el vermú

Lo de España con Maduro se llama complacencia

El PSOE tiene mucho que tapar, por eso el Gobierno ejerce de lobista del régimenvenezolano en Europa

Lo de España con Maduro se llama complacencia
Palacio MirafloresEFE
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Tiempos desoladores. Hemos asistido en directo, durante de seis meses, al abandono de un pueblo, el venezolano, que se lo ha jugado todo. Que desafió al miedo para participar en unas elecciones llenas de trabas y, pese a todo, ganó. Que defendió su voto en un ejercicio inédito de civismo democrático, recopilando las actas que ha validado la Fundación Carter. Esa gesta, encabezada por la excepcional María Corina Machado, ha sido pisoteada por un régimen criminal y menospreciada por una comunidad internacional incapaz de reaccionar de forma contundente.

Consumado el golpe, el viernes, la Unión Europea restó "legitimidad" a Nicolás Maduro en un comunicado del que saca pechito el ministro Albares, que dijo haber "trabajado muchas semanas" para lograr una posición común: básicamente, no reconocer el triunfo de Edmundo González. Al menos el Parlamento Europeo, primero, y Giorgia Meloni después, se han desmarcado de esa equidistancia vergonzosa. El comunicado anuncia 15 nuevas sanciones a gerifaltes de la narcodictadura. Enhorabuena, Ursula. Cuánta bravura. Vetada en suelo europeo estaba Delcy Rodríguez y aterrizó en Barajas con 40 maletas y las bendiciones de Pedro Sánchez. Aún estamos esperando la reacción de Bruselas ante esa violación de un acuerdo comunitario.

Desde los tiempos de Zapatero, los sobornos al embajador Raúl Morodo y las fragatas de José Bono, hasta el sanchismo, con el Delcygate o la trama de los hidrocarburos, el PSOE tiene mucho que tapar. Por eso, en lugar de liderar una respuesta firme a la dictadura, el Gobierno español ha sido su mejor lobista en Europa. Todo estaba en orden antes de la embestidura de Maduro. Madrid se apresuró a mandar a Caracas a un nuevo embajador con currículum escaso y cercanía a Sumar, y la embajadora venezolana, siniestra ex presidenta del Supremo, apareció en la recepción de los Reyes al cuerpo diplomático.

No sé a qué viene tanta hipocresía, la verdad. Sánchez y Albares podrían haber ido a la jura de Maduro junto a ese necrófilo llamado Manu Pineda, ex eurodiputado de Izquierda Unida. Y haber dado un poco de lustre a la deslucida "cumbre antifascista" que inauguró Delcy el sábado en Caracas, para "derrotar al fascismo, neofascismo, sionismo y expresiones similares". ¡Anda que no habría disfrutado Pedro, como épico combatiente antifranquista!