COLUMNISTAS
¡Quia!

Los españoles me caen mal, y a cualquiera

Cuando Europa se ha convertido también en un sacrificio y en una exigencia, los españoles han vuelto a su histórico fondo de armario, férreamente cohesionados en su atorrante pacifismo, la forma trilera que adopta su decidida irrelevancia

Santiago Abascal, líder de Vox, en el Congreso de los Diputados.
Santiago Abascal, líder de Vox, en el Congreso de los Diputados.Javier LizónEFE
PREMIUM
Actualizado

El problema de España es que no hay gobierno ni lo habrá. Ayer, el debate del Congreso sobre la política de defensa no aportó novedad alguna a la estrategia central del presidente Sánchez, que es la del trile. La metáfora no hay que entenderla en términos morales, sino técnicos. Sánchez solo puede gobernar ocultando dónde está la bolita. Lo hace con la oposición, con sus aliados e incluso con parte de su propio Gobierno. A veces contrata a uno de esos aliados, y destaca en la tarea Carles Puigdemont, para que simule que sabía bajo qué cubilete estaba la bolita y gane la tirada. Alguien que dice que va a aumentar hasta el 2% el gasto de defensa sin tocar el gasto social ni redactar nuevos presupuestos no gobierna, trilea. Hace de sus actividades una incesante maniobra de distracción, donde el objeto propuesto, sea el gasto en defensa o el que episódicamente corresponda, desaparece subsumido en la propia maniobra.

Pero el problema español no es este trile decadente y terminal, sino el que se aventura. Escuchando hablar a Feijóo y Abascal sobre la política de defensa era fácil concluir que entre los dos había la mayor distancia política del Congreso, solo equiparable a la que separa al Pp de la podemia germinal. La mayor distancia para la única alianza que puede provocar un cambio de gobierno. El debate permitió confirmar la notable incomodidad de Abascal al abordar este asunto. Era incluso física. Un hombre tan acostumbrado en los videoclips a hinchar el pecho debe sufrir reducido a pecho de gallina. Así, no es extraño que para disimular se mostrara dispuesto a luchar por una España que no existe. Otro trilero, y ya son colección.

El problema para el Pp es cruelmente estructural. Difícilmente la razonable política exhibida por Feijóo le servirá para arrancar votos a Vox. Los resultados del último Eurobarómetro, publicados el martes y cuyo eco ha sido pudorosamente atenuado por los medios, muestran que los españoles son los europeos más reacios a que la Unión Europea se centre ahora en la seguridad y la defensa. Durante décadas el mainstream ha repetido jactancioso que España era el país más europeísta. Pero solo eran los fondos de cohesión. Cuando Europa se ha convertido también en un sacrificio y en una exigencia, los españoles han vuelto a su histórico fondo de armario, férreamente cohesionados en su atorrante pacifismo, la forma trilera que adopta su decidida irrelevancia. Los españoles me caen mal, y a cualquiera. Y estos días imagino cómo deben caerles a aquellos soldados que han jurado dar su vida por ellos.