Inés Hernand ha dormido poco y eso que sabe desde hace meses que ella era la ganadora de MasterChef Celebrity. Ha guardado silencio, incluso cuando tuvo que plantarse delante de la prensa para presentar la novena temporada del talent culinario antes de que se estrenase. Pero este martes ya pudo descargar y gritar a los cuatro vientos que ella, la a veces tan querida y tan odiada Inés Hernand, es la ganadora del reality de cocina más duro de la televisión.
Eso bien vale una banda de reina del baile o de cumpleañera a la que el equipo de MasterChef le ha tachado el "cumpleaños" para dejarle sólo el felicidades. Es temprano, Inés Hernand se está dando los último retoques de maquillaje en una habitación del NH Collection Eurobuilding de Madrid. No suelta el trofeo de ganadora, lo limpia y lo vuelve a limpiar, lo agarra con fuerza, avisa de que pesa, te deja hasta que la prensa se haga fotos con él, pero... pero el trofeo es suyo y sólo suyo. Se lo ha ganado después de meses currando como una condenada, sin tener ni puñetera idea de cocinar, sin saber muy bien dónde se metía y aguantando el carácter de una mujer que nunca se ha caracterizado por tener pelos en la lengua.
Esa es la esencia de Inés Hernand, la esencia que tanto gusta y que tanto aborrece a unos y a otros. Le da igual, ella tiene muy claro quién es y la importancia que tiene el poder comunicar, el tener un altavoz, el decir las cosas. Lo demostró en Gen Playz, en el podcast Dulces y Saladas, en el Benidorm Fest, en los Goya, cuando lió la que lió con Pedro Sánchez, en No sé de qué me hablas y ahora en Pase sin llamar. Nunca se ha callado nada, aun consciente de los charcos que podía pisar. Por eso, MasterChef Celebrity para ella ha sido más que un talent culinario, ha sido la pantalla para que quien no la quería ver la viera. ¿Lo ha conseguido? Ella está convencida de que sí. Pero avisa, seguirá pisando todos los charcos que hagan falta.
- Empecemos por lo obvio, ¿qué te ha supuesto ganar MasterChef Celebrity?
- Pues ha sido muy emocionante y hay algo que yo creo que te da el propio concurso que es que no eres tan medioplacista o largoplacista, sino que es un concurso que en cada prueba se te va dando la oportunidad de experimentar pequeñas victorias. Está tan fuera de tu zona de confort que cada challenge lo siente como un pequeño triunfo.
- ¿Cada triunfo ha sido para ti una manera de reivindicar?
- No considero que haya hecho una reivindicación en modo aprovechar este espacio para colar un poco la agenda de Pedro Sánchez. Quiero decir que no es así. Es que yo siento que es importante visibilizar que hay otros modelos de familia (Hernand no tiene relación con sus padres), que una persona puede tener un background obrero, precario o de unas características determinadas con las que la gente se puede identificar. Es decir, sentir que la cultura del esfuerzo le puede llevar a algún lado o simplemente que sientan que están acompañados. Todas las cosas que he hecho las he hecho de verdad de corazón. O sea, a mí el genocidio en Palestina me parece una aberración y por ende no lo suscribo, y si tengo la oportunidad de dar un apoyo monetario o hablar de ello en un espacio público, así será. O si puedo hablar de las personas migrantes en España con una Ley de Extranjería que es deficitaria e injusta, pues también lo voy a denunciar.
- ¿Has sido siempre así?
- Lo siento así y llevo siendo así de los 15 años, con lo que me cuesta virar en estos momentos. Por eso creo que he sido natural a lo largo de todo MasterChef, y cuando se ha dado la oportunidad de hablar de ciertos temas, pues lo he hecho.
"Quiero dedicarme a la comunicación y, por lo tanto, necesito que me conozcan, resarcirme y que entiendan mi personalidad, aunque no le guste a todo el mundo"
- Dices que no te lo has tomado como una reivindicación, pero ¿has reivindicado a Inés Hernand?
- Sí. Ha sido una oportunidad bonita de acercarse un público más generalista. Ahora mismo estamos viviendo un momento de sesgos, de clickbait, de bulos, de fake news como para que te escandalice que Irene Montero diga todes en lugar de todos. Por eso es muy fácil colgarte el cartel de positivo o negativo. Quiero decir que al final se descontextualiza y por eso para mí era tan importante MasterChef porque para mí es un programa familiar, generalista que me permitía darme a conocer de otra forma. Y en eso sí que soy medioplacista porque yo quiero que la comunicación forme parte de mi vida, quiero dedicarme a esto y no quiero colarme por una rendija como hacen tantos youtubers, sino que quiero quedarme y, por lo tanto, necesito que me conozcan, tener esa oportunidad, resarcirme y que entiendan mi personalidad. Una personalidad que a lo mejor no gusta a todo el mundo, pero que no tiene mal fondo o el mal fondo que pensaban que podía tener.
- No ha edición de Masterchef que no venga acompañada de alguna polémica con algún concursante. Tú has hablado de lo de apagar hornos y Rubén Ochandiano se marchó criticando al programa. ¿Qué les dirías a los que reniegan del programa?
- Yo no puede convencer a nadie de nada. Cada uno tiene su relato de su propia experiencia. Yo puedo hablar de la mía y la mía ha sido favorable. Desde todo el equipo humano que hace que cada semana se sostenga un programa de esta envergadura, buque insignia de la Televisión Pública, con datos de audiencia muy reconocidos a lo largo y ancho de todo el país, hasta que es un programa que defiende la gastronomía, la cultura y regiones que a lo mejor no podrías explorar de otra forma. Evidentemente como en toda profesión lleva pareja unas largas jornadas que requieren mucha exigencia. Pero yo es que vengo de trabajar en la hostelería... En mi caso puedo asegurar que ha sido fantástico, que me he podido expresar con libertad, que no he sido mal editada y ni se me ha buscado llevarme a extremos. Todo lo que habéis visto es genuino.
- ¿Te ha servido MasterChef para descubrirte aún más?
- No, no he descubierto a una Inés que sea dialogante, que sepa convivir o que sepa tener una relación de trabajo. Pero sí que el triunfo me ha hecho reflexionar que sí que ganas en verdad. Quiero decir que estamos un poco secos de verdad en general y, de pronto, en MasterChef te encuentras con algo real. Aquí se te pueden ver las costuras porque son muchas horas y al final si eres un sapo o una sapa te va a ver. Se te ve lo humano. Si estás jodida se te va a ver, si estás feliz, también. Para mí después de MasterChef no hay una Inés nueva y agradezco que no la haya. Lo que sí que hay es una Inés renovada.
- Tu relación con Cristina Cifuentes ha sido de lo más comentado. ¿Alguien de izquierdas como tú puede ser amiga de alguien de derechas?
- Es que Cristina Cifuentes es buena persona. Lo que no se puede ser es buena persona y tener un discurso anti derechos humanos, pero se puede tener un ideología tecnócrata o liberar y ser buena persona. Cristina ha tenido su trayectoria política en la que no voy a entrar, pero sí que siento que ha sido un poco díscola dentro de la situación de un partido político al que ella ya no está vinculada. Yo me he relacionado con ella, te digo, porque precisamente no está vinculada. No es lo mismo que pongan a Cristina Cifuentes que a Isabel Díaz Ayuso. No sé si me explico. Soy plenamente consciente de los antecedentes que tiene el partido político que gobierna en la comunidad que vivo, que se ha dedicado a desmantelar la Sanidad Pública y la Educación, entre otras muchas cosas. Soy plena defensora de lo público y se puede ser defensora de lo público, pagar tus impuestos en España y tener una relación absolutamente cordial con una persona de otra cuerda.
- ¿Cómo ves los cambios de RTVE?
- Pues yo creo que José Pablo López -nuevo presidente de RTVE- ha dado un pequeño cambio a nivel contenidos de la Televisión Pública. Pero no puedo valorarle mucho porque el pobre hombres estuvo muy como como director de Contenidos Generales. Creo que ha hecho apuestas para regenerar RTVE y que es la primera vez en mucho tiempo que está haciendo la competencia a otras generalistas. No sé qué movimientos va a hacer ni qué fichas van a caer, igual esta es mi última rueda de prensa en Televisión Española (ríe).
- ¿Tu peor y mejor momento en MasterChef Celebrity?
- El mejor la capitanía de Valladolid, que para mí siempre fue 'fachadolid' y por eso dije lo de la Reconquista. Me pareció muy divertido. El peor la capitanía de Operación Triunfo. Me vi sobrepasada y muy triste. Estaba muy saturada porque mis compañeros no dejaban de preguntarme y cómo se hace esto, qué hago, y es como en pla 'oye, haz una puta crema inglesa'. Pero como no puedes decir eso pues la contención te consume. En ese momento estás desquiciado porque se estira la cuerda, porque la cocina estira la cuerda mucho. Pero, fíjate, mi profesor Raúl Marín siempre me decía que si se iba a quemar algo, lo retirara y se dejaba de quemar. Es saber mentalmente cuándo hay que retirar la sartén.
- ¿Te piden ahora tus amigos que cocinen?
- Lo puedes poder tal cual: a mis amigos que les den por el culo. Es lo siento así. Yo encantada, pero yo no friego, ni compro, ni limpio.