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Universo Calleja

Sandra Barneda y el dolor insoportable que desarmó a Jesús Calleja: "Ha sido lo más duro de mi vida"

Lo avisó Jesús Calleja, Universo Calleja iba a ser mucho más que un viaje a los lugares más recónditos que uno pueda imaginar. Universo Calleja iba a ser una catarsis, una expiación, una reparación, la de los famosos que se han atrevido a enfrentarse no sólo a sus miedos sino también a su dolor

Universo Calleja
Sandra Barneda se rompe por completo en Universo Calleja.MEDIASET
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El común de los mortales estamos acostumbrados a ver a los famosos como en un lugar inalcanzable. Les vemos en televisión tan perfectos, tan fantásticos, tan estupendos que nos es muy difícil colocarlos a nuestro nivel. Creemos que no sufren, que sus vidas son maravillosas, que no existen el dolor. Cuando se descubren y se desmontan el golpe es tan impresionante que logran lo que hoy parece imposible, humanizarlos. Y eso es lo que hace Jesús Calleja en Universo Calleja, mostrar esa humanidad, ese dolor que convive con cada ser humano, porque el sufrimiento forma parte de todos, también de ellos, tal vez, incluso más en ellos, porque el sufrir y tener que ponerse cada día el traje de la felicidad es muy complicado.

Advirtió Jesús Calleja que Universo Calleja no iba a ser sólo un viaje con un grupo de famosos para conocer los lugares más recónditos y sacarlos de su zona de confort. Universo Calleja iba a ser una catarsis, una expiación, una restauración.

Resulta complicado y difícil de creer lo que logra Jesús Calleja con cada personaje que acepta subirse a su aventura. Con Planeta Calleja sorprendió en cada una de sus entregas al ver su capacidad para que el personaje que se sentaba con él terminase arrancándose de cuajo la coraza que viaja siempre con ellos. Con Universo Calleja es eso, pero multiplicado por cuatro, los cuatro personajes que anoche estrenaron el primer episodio de Universo Calleja, el salto al Telecinco del aventurero, al que tenia tanto miedo, y que anoche recibió la respuesta de los espectadores con un 14,1% de cuota de pantalla y más de un millón de espectadores.

Jesús Calleja hizo el milagro televisivo, pero también el milagro de que el espectador descubriera que Sandra Barneda, Antonio Orozco y Carlos Latre son como cualquiera de nosotros. A Ágatha Ruiz de la Prada la sacamos de la ecuación porque ella es de otro mundo y el mundo de Calleja no es el suyo, como se pudo ver anoche.

El viaje de Universo Calleja es un viaje vital, el que todos necesitamos en algún momento de nuestra vida para repararnos, para comenzar de cero, para expiar. Sandra Barneda lo necesitaba. Ella, a la que vemos con sus caras en La isla de las tentaciones, con su luz en Supervivientes, viajó con Jesús Calleja a Nepal una semana después del fallecimiento de su sobrino Neo. Nadie lo sabía y, probablemente, sin Calleja nadie lo hubiera sabido nunca.

Jesús Calleja contaba con una ventaja, la que le dio el último viaje de Sandra Barneda con él. Fue hace siete años en Planeta Calleja. En aquel momento, la presentadora estaba viviendo un momento de cambio. El de anoche era un viaje de dolor. Hace tiempo, en una entrevista a Jesús Calleja, le pregunté cómo conseguía que los personajes que viajaban con él se abriesen en canal y contasen intimidades y sentimientos que no contaban a ningún otro. Él me contestó con toda humildad, que no hacía nada, que Planeta Calleja, al igual que Universo Calleja ahora, era el viaje de dos amigos, nada más. Pero no es verdad. Jesús Calleja consigue que las cámaras desaparezcan, que la presión de la opinión pública se marche, que pese a que estén viendo miles de personas el que se sienta frente a él sólo le vea a él. Por eso, anoche, Sandra Barneda se abrió en canal.

"Estaba en un momento muy bueno y ahora tengo que recomponerme un poco. Cuando me llamaste estaba espléndida. Estaba súper feliz, tocando la cima", le relató la presentadora. Aquel día, en aquel lugar perdido de Nepal, en un colmado donde sólo estaban ella, él y todos nosotros, Sandra Barneda estaba en el peor momento de su vida.

"Menos de 20 días más tarde sucede una tragedia en la familia. Mi sobrino muere con 20 años. No hace ni una semana que ha muerto y dudé muchísimo de venir. Por fuerzas, por todo... Es una hostia tan grande, tan bestia... Una persona de 20 años, con toda la vida por delante, es muy complicado. Creo que es la hostia más grande de mi vida". Sandra Barneda soltó todo el dolor. Nunca antes los espectadores la han visto así. Rota, destrozada, derrumbada...

"Lo más fuerte es que la vida sigue.Asimilar eso, asimilar la pérdida de una persona que tiene toda la vida por delante... Hay que hablarlo", le dijo Sandra Barneda entre lágrimas a un Jesús Calleja al que doblegó. Pocas veces se ha visto al aventurero así, y eso que se ha enfrentado al dolor de muchos de sus invitados. Él también perdió a su hermano, él se llevó a su familia al mismo lugar en el que anoche estaba con Sandra Barneda, él también hizo su reparación.

"Vengo aquí, traje a mis padres y vivimos el dolor aquí. Para mi familia y para mí fue muy sanador", recordó Calleja con la voz entrecortada. Y es que el aventurero no podía convivir con ello en España: "Yo no quería estar allí viviendo cuando alguien se va".

"Creo que lo hacemos mal, lo hacemos muy doloroso", reflexionó mientras cogía un plato de sopa para intentar calmar la situación. "No sé qué hacer, yo he cogido esto como si... Venga, vamos a reírnos un poco", ha finalizado entre risas y arrancando igualmente una sonrisa a Sandra Barneda.

Se abrazaron, intentaron tirar de humor para salir del pozo de dolor en el que se acababan de meter los dos. Y con ellos, seguramente, lloramos todos. Sí, yo lloré. La tele también es eso. De hecho, la tele es esto. Es pasar de la risa al llanto, del llanto a la risa, es verte reflejado, es sentir que que el dolor de Sandra Barneda fue en algún momento o será en algún momento el tuyo, el mío, el de Calleja.

Sandra Barneda necesitaba repararse, recomponer las piezas que se le habían roto. Siempre quedarán las cicatrices, como las líneas de un jarrón hecho añicos y reconstruido. Necesitaba despedirse de su sobrino, asumir su pérdida, llorarlo. El viaje de Universo Calleja es un viaje hecho a la medida de cada uno de ellos, pero con un componente común para todos, sanar -menos para Ágatha Ruiz de la Prada-. Es mostrarles otras culturas, otra forma de vida donde el agua corriente no existe, donde los baños son como aquellos de hace 60 años en España en el corral, donde se come con las manos, donde la espiritualidad es casi tan importante como el comer.

Calleja, que lo conoce muy bien -impresiona escucharle hablar nepalí- les llevó a la biblioteca más antigua de Nepal, a las casas de los que allí viven, al monasterio más icónico del Himalaya... Les llevó a la cima. Y fue en el monasterio, entre las lágrimas de todos ellos -todos, menos Ágatha Ruiz de la Prada- donde Jesús Calleja quiso poner la primera semilla de la sanación del alma rota de Sandra Barneda: "La ofrenda principal... Hemos contado lo que te ha pasado, y están haciendo una puja para que encuentre la luz y el camino para que en la siguiente vida nos volvamos a ver. Para que lo sepas".

Es muy difícil explicar lo que se debió vivir en ese momento dentro de Sandra Barneda, Antonio Orozco o Carlos Latre. Es muy difícil explicar lo que traspasó la pantalla. No era el dolor de Sandra Barneda ni el de Antonio Orozco era el significado de un programa que llamarlo programa se queda demasiado corto.

En la última parte de Universo Calleja, todos -todos, menos Ágatha Ruiz de la Prada- decidieron subir al pico Zagrula (4.080 metros de altitud) y fue allí donde toda esa carga, esa mochila que cada uno de ellos llevaba se abrió y se quedó sin peso. Calleja les acercó a la cima, pero la cima la alcanzaron ells. "Esto es esta aventura, programa o como lo queráis llamar. Una aventura entre amigos que se marcan un objetivo, que se cuentan sus cosas y que vuelven a renacer", dijo Jesús Calleja entre lágrimas. Sí, ya avisó de que con Universo Calleja había llorado como nunca antes lo había hecho. De lo que no avisó es que ese llanto iba a ser para todos.