Tres días después de que la crecida del torrente lo arrastrara cauce abajo, el cuerpo del turista británico de 32 años Alexander J. ha sido hallado sin vida por los especialistas rescatadores de la Guardia Civil.
Es la segunda victima mortal provocada por la tormenta que azotó Mallorca el pasado martes por la tarde. La otra fue su pareja, una mujer también británica de 26 años que fue igualmente arrastrada y zarandeada por la súbita crecida del Torrente de Pareis, la ruta que ambos estaban realizando en el norte de la isla.
Las dos víctimas habían llegado hacía poco a Mallorca de vacaciones. Formaban parte de un grupo de turistas que, tras buscar información en Internet, decidieron realizar la ruta del Torrente de Pareis, en el municipio de Escorca, en plena Sierra de Tramuntana. Es una ruta paradisíaca que discurre por un cañón natural de paredes escarpadas. En verano es muy popular y cientos de personas la recorren cada día pero entraña cierto riesgo, que se acentúa cuando llueve intensamente.
Las alarmas meteorológicas estaban activas pero la mañana había sido soleada. De pronto, y como se había vaticinado ante la llegada de una DANA, el escenario cambió de forma súbita y descargó una tromba que dejó hasta 90 litros por metro cuadrado en algunas zonas.
La temperatura se desplomó y el cauce del torrente, que en verano apenas tiene algunas pozas y está mayoritariamente seco, empezó a anegarse de agua y troncos arrastrados con una fuerza imponente. "Es una zona en la que el agua coge muchísima fuerza", ha explicado el alcalde, Antoni Solivellas. "El agua baja por las paredes hasta la olla del torrente, es peligroso".
Los excursionistas integraban un grupo de media docena de personas. Según fuentes conocedoras del rescate, habían salido a caminar sin la equipación adecuada para la excursión, especialmente para las condiciones extremas que, de pronto y de forma sorpresiva, se dieron en la ruta.
La Guardia Civil y los equipos de Salvamento pusieron en marcha un dispositivo aéreo de rescate. Pudieron evacuar a diez personas, sin ropa de abrigo, con síntomas de un principio de hipotermia y aterrados ante el dantesco escenario.
Pero la pareja de británicos había desaparecido. El cadáver de la mujer fue hallado apenas a doscientos metros de donde el agua se la llevó. El del hombre ha sido encontrado tres kilómetros cauce abajo, cerca de la desembocadura del torrente y en una laguna de dos metros de profundidad. La espesa turbidez del agua, que obligó a los rescatadores a buscar en el agua prácticamente a tientas, ha dificultado la búsqueda.
La segunda víctima ha ido hallada después de tres intensos días de búsqueda que tuvieron que interrumpirse temporalmente el miércoles por otro aviso de tormenta. La dificultad del terreno, la suciedad del agua y la existencia de pozas y grutas en la zona ha hecho muy complicada la operación de localización del cuerpo, en la que han participado también activamente los Bomberos de Mallorca.
La Guardia Civil ha comunicado el trágico hallazgo esta mañana. A falta de la confirmación judicial, ha señalado que se corresponde con el del joven turista desaparecido.