Asesino en serie

La ni�a del fin del mundo

Los aut�nticos documentales sobre los l�mites del hombre no est�n en National Geographic, ni los narra David Attenborough. La aut�ntica exploraci�n de los abismos y los extremos es la que hace el canal americano TLC. Su inmersi�n en la oscuridad del alma humana supera con creces los logros de James Cameron o Felix Baumgartner. Hay otros mundos, y son chungu�simos, y est�n en �ste. Y todos tienen su docu-reality en TLC. Hay personas con s�ndrome de Di�genes ('Hoarders'), adictos a la comida de gato ('My Strange Adiction') o enanos granjeros ('Little People, Big World'). Hay incluso concursos de belleza para ni�os y padres que llevan a sus hijos a esos concursos. De hecho, eso es todo un mundo, relativamente com�n en las tierras del pa�s que gobierna el mundo. 'Toddlers & Tiaras', programa de TLC que muestra tal aberraci�n, simplemente documenta algo que existe. No inventa nada. Porque nadie en su sano juicio ser�a capaz de inventar algo as�. Claro que tampoco nadie cuerdo concibe el vestir a una ni�a de cuatro a�os de Cher (en su fase tanga-cuero) o el ense�ar a una de cinco a mover las caderas de manera sexy. Esto, que en otros lugares es (y muy bien) delito, en EE.UU. es un pasatiempo familiar, una industria y una carrera que, con suerte, desembocar� en los concursos de belleza "adultos", con mucha suerte en Miss Am�rica y, con much�sima suerte, en Playboy. Un carrer�n, nena. El criticad�simo (pero visto por todo el mundo) 'Toddlers and Tiaras' simplemente da fe de los comienzos de los ni�os-ganado que desfilan en centros comerciales lanzando besitos al p�blico y moviendo el cucu. De ellos y de sus monstruosas familias, c�mplices en esta, como dir�a Ballard, exhibici�n de atrocidades, signo claro de que el mundo se acaba y que ese fin de los d�as comenzar� por Occidente y, m�s concretamente, por Georgia.

Tan loqu�simo (y exitoso) es 'Toddlers and Tiaras' que una de sus protagonistas, la insoportable ni�ita Alana "Honey Boo Boo" (que tambi�n es fea como un pecado, pero de eso no tiene la culpa ella, la pobre) tiene ahora su propio spin-off. Ella y su demencial familia, compuesta por madre obesa m�rbida, padre ausente (mentalmente) y tres hermanas borderline, la mayor, de 17 a�os, obviamente, embarazada. 'Here Comes Honey Boo Boo' retrata la vida de esta tropa de catetos que, ahora que en EE.UU. est�n en plena campa�a electoral, bien podr�a servir de ejemplo de todo lo que no funciona en el pa�s. Y en el mundo. Como todos los programas de TLC, este show se ceba con sus protagonistas, aunque el l�mite entre la documentaci�n y el ensa�amiento no est� claro cuando el sujeto de estudio es un clan orgulloso de sus "funciones corporales" (como las denomina la presuntamente fin�sima experta en protocolo que puntualmente contratan para pulirse), de su dieta a base de ganchitos y bollos y de su participaci�n, no s�lo en cert�menes de belleza para ni�os, sino tambi�n en concursos de sacar pies de cerdo de un barre�o. Con la boca.

Todo en este programa es tan grosero y tan marciano que a veces uno olvida que lo que est� viendo es la vida de una familia occidental, y no la de unos dibujos animados de Adult Swim. Los retratados en aquel programa de Samantha Villar que hablaba de ni�os actores y sus avaros padres parecen expertos en pedagog�a al lado de la gentuza de 'Here Comes Honey Boo Boo' y su recital de pedos, su activ�sima participaci�n en subastas de comida caducada y sus triples y cu�druples barbillas. "Somos as�, y si no te gusta es tu problema" dicen ellos. Y en cierto modo tienen raz�n. S�lo se equivocan en una cosa: el problema no es que no nos gusten, sino que s�. Alg�n d�a TLC har� un programa sobre personas que ven programas de TLC. Y se cerrar� el c�rculo. Y se acabar� el mundo. Y con raz�n.


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