CATALUÑA
CATALUÑA

Máxima debilidad del Gobierno de Illa: sin Presupuestos y cercado por la crisis de Rodalies

La oposición reprueba a su consejera de Territorio y al ministro Puente por el "caos" en la red ferroviaria catalana y el Govern avanza sin unas cuentas actualizadas y ninguneado por el independentismo

El president Salvador Illa encaja la derrota paralmentaria.
El president Salvador Illa encaja la derrota paralmentaria.EFE
PREMIUM
Actualizado

El Govern de Salvador Illa comienza a ofrecer signos de una debilidad que amenaza con cronificarse por la ausencia de una mayoría parlamentaria consolidada que lo respalde.

El Ejecutivo catalán fue reprobado ayer en el Parlament, sólo siete meses después de tomar posesión. Toda la oposición, a excepción de los comunes, que se abstuvieron- unió fuerzas para castigar a la consejera de Territorio y portavoz, Sílvia Paneque, por su gestión del «caos» de Rodalies, que constituye la primera crisis del Govern del PSC. Las continuas averías en el servicio ferroviario de corta distancia ya son consideradas responsabilidad de la Generalitat, después de que hace un mes arrancara el traspaso acordado entre ERC y el PSOE a cambio de la investidura de Sánchez. De ahí nace el primer castigo parlamentario al Gabinete de Illa, que ha reconocido que la ciudadanía no percibirá una mejora en Rodalies hasta por lo menos dentro de dos años, superado el ecuador del mandato. Cada dos días y medio se produce una avería grave en la red, el 25% de los trenes no están operativos y 109 de los 264 ascensores y escaleras automáticas de la estaciones se encuentran fuera de servicio.

Esa penosa situación, derivada de la desinversión y desatención del Gobierno central, también derivó en la reprobación, a propuesta del PP, del ministro de Transportes, Óscar Puente. Respaldaron a los populares variados compañeros de viaje: Junts, Vox, la CUP y Aliança Catalana apoyaron su iniciativa y ERC se abstuvo.

Illa malvive con sólo 42 diputados, lejos de los 68 necesarios para alcanzar la mayoría. ERC lo invistió a cambio del concierto económico, pero el suyo fue un pacto de investidura, que no de legislatura, como ya demostraron los republicanos al negarse siquiera a negociar los Presupuestos de la Generalitat para 2025. El socialista tildó de «prioritaria» la aprobación de las cuentas públicas a 1 de enero, pero no llegó ni a presentarlas para que no fueran tumbadas, como tiene decidido hacer Pedro Sánchez.

Illa ya ha prorrogado los Presupuestos de ERC y ha alcanzado un acuerdo de mínimos con los republicanos y los comunes para aprobar una ampliación de crédito de 2.168 millones, que permitirá igualar el gasto realizado por Pere Aragonès en su último ejercicio. A cambio, el socialista ha tenido que recortar el IRPF a las rentas de hasta 33.000 euros, a pesar de que prometió no aliviar la presión fiscal para no poner en riesgo la financiación de los servicios públicos y criticó reiteradamente a la presidenta de la Comunidad de Madrid, la popular Isabel Díaz Ayuso, por practicar dumping fiscal.

El Govern sólo ha conseguido aprobar cinco leyes menores y el president es continuamente ninguneado por Junts y ERC, que lo acusan de no lograr réditos para Cataluña mientras ellos arrancan al Gobierno las competencias de inmigración, la condonación del FLA o el propio traspaso de Rodalies. Con la colaboración de Sánchez, los separatistas esquilman al Estado y promueven su expulsión de Cataluña, para después desgastar a Illa y el PSC.