La española Fàtima Ofkir ha llegado minutos antes de las ocho de la mañana al aeropuerto de Barcelona, tras haber sido amnistiada por el sultán de Omán, donde ha pasado siete años en una prisión por una condena a cadena perpetua por tráfico de drogas.
"Ya estoy en casa", ha celebrado la joven, originaria de la localidad barcelonesa de L'Hospitalet de Llobregat, a través de un vídeo difundido por Vosseler Abogados, el bufete que la representa. Fàtima ha reclamado algo de tiempo para recuperarse antes de dirigirse a la opinión pública para relatar su dura vivencia: "Cuando me sienta un poco mejor y esté estabilizada, hablaré".
Su abogada, Mònica Santiago, ha precisado que su liberación se produjo el viernes "de manera muy controlada por las autoridades y la embajada española" y que la joven está muy tranquila: "Se encuentra feliz de volver a casa".
Santiago ha sostenido que la vida en la prisión era "insoportable" y que la joven se convirtió al Islam "por una cuestión de supervivencia". Fàtima estaba obligada a llevar burka, rezar cinco veces al día y sólo podía comunicarse con su familia un minuto cada 15 días. Además, no entendía el idioma local. Aun así, pudo proseguir con sus estudios y se encontraba cerca de acabar segundo de bachillerato, ha explicado la letrada.
Los amigos y familiares de la española liberada han acudido al aeropuerto de Barcelona, pero no han podido recibirla. Sus representantes legales aclaran que no se encontraba en buenas condiciones de salud y ha evitado la salida principal por recomendación médica para no toparse con los medios de comunicación.
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El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha manifestado que la joven está emocionada y ha señalado que lo más importante ahora es que tenga tranquilidad para reunirse con sus padres y recobrar la normalidad.
Fàtima fue incluida en la amnistía que el sultán concede cada año tras el ramadán, gracias a las gestiones de sus representantes legales, que también han agradecido la intermediación del empresario Antonio Sagnier y del juez Baltasar Garzón.
La catalana fue condenada a cadena perpetua después de ser captada por una red de narcotraficantes en España y enviada a recoger un paquete con siete kilos de morfina a un hotel omaní con el objetivo de transportarlo hasta su país.
A pesar de que la joven se arrepintió antes de llevar a cabo su misión, la policía omaní irrumpió en su hotel y halló en un armario el cargamento de droga. Desde entonces (agosto del 2018, cuando tenía 18 años) Fàtima ha estado encarcelada en el penal de mujeres de Moscat.
Según Vosseler Abogados, el proceso judicial estuvo "plagado de irregularidades" y su primer abogado "se limitó a conseguir el dinero reunido por la familia en España sin cubrir diligentemente el caso, en un juicio en el que Fàtima estaba totalmente desamparada, sin saber árabe ni entender nada de lo que estaba pasando".
Cuando ingresó en prisión en agosto de 2018, Fàtima se convirtió en la española más joven cumpliendo una condena en un país extranjero.
A la joven le ofrecieron la opción de cambiar su cadena perpetua por la pena capital, "una terrible opción que ella, en una depresión fortísima, se llegó a plantear", aseguran sus abogados.