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Semana Santa

Qué es el Vía Crucis de Semana Santa y cuáles son las 14 estaciones que rezar

Los católicos rezan el Vía Crucis de Jesús en Viernes Santo como una forma de acompañar al Señor en su Pasión y Muerte, contemplando, orando y meditando sobre los Misterios Dolorosos de Cristo

Vía Crucis viviente en la Semana Santa de Balmaseda.
Vía Crucis viviente en la Semana Santa de Balmaseda.MARISOL RAMIREZ
Actualizado

El Vía Crucis viene del latín y significa literalmente "camino de la cruz". Se trata de la devoción del camino que recorrió Jesús durante su Pasión representado en 14 estaciones, 14 episodios que van desde el Pretorio de Pilatos hasta el Calvario, aunque en ocasiones se añade un decimoquinto paso, el de la Resurrección.

Los católicos rezan el Vía Crucis de Jesús en Viernes Santo como una forma de acompañar al Señor en su Pasión y Muerte, contemplando, orando y meditando sobre los Misterios Dolorosos de Cristo.

El origen de esta costumbre está en la Vía Dolorosa de Jerusalén, donde los primeros cristianos marcaron el lugar de las estaciones y rezaron en ellas. Los franciscanos tuvieron un papel protagonista a la hora de difundir esta devoción cuando, en 1342, obtuvieron la custodia de los Santos Lugares.

Ya en 1686, debido a la dificultad de peregrinar a Tierra Santa, el papa Inocencio XI permitió que las iglesias pudieran tener sus propios recorridos del vía crucis. Hoy, la devoción se celebra en múltiples partes del mundo con imágenes y escenificaciones.

  1. Jesús es condenado a muerte
  2. Jesús carga con la Cruz
  3. Jesús cae por primera vez
  4. Jesús encuentra a María, su Santísima Madre
  5. Simón ayuda a llevar la Cruz de Jesús
  6. La Verónica enjuga el rostro de Jesús
  7. Jesús cae por segunda vez
  8. Jesús consuela a las hijas de Jerusalén
  9. Jesús cae por tercera vez
  10. Jesús es despojado de sus vestiduras
  11. Jesús es clavado en la Cruz
  12. Jesús muere en la Cruz
  13. Jesús en brazos de su Madre
  14. Jesús es sepultado
  15. Y al tercer día resucitó

Los versículos tomados de la Sagrada Escritura y oraciones escogidas para cada paso del Vía Crucis depende de las costumbres y tradiciones de las diferentes comunidades eclesiales. A continuación, las estaciones paso a paso con versículos recogidos desde Librerías Paulinas.

Primera estación: Jesús es condenado a muerte

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 22-23.26: «Díceles Pilato: «Y ¿Qué voy a hacer con Jesús, el llamado el Cristo?» Dicen todos: «¡Sea crucificado! «Pero ¿Qué mal ha hecho?» preguntó Pilato. Más ellos seguían gritando con más fuerza: «Sea crucificado». «...Entonces les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entrego para que fuera crucificado».

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Segunda estación: Jesús carga con la Cruz

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 27-31: «Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y , trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!», y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza. Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle».

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Tercera estación: Jesús cae por primera vez

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Libro del profeta Isaías 53, 4-6: ¡Y de hecho cargó con nuestros males y soportó todas nuestras dolencias! Nosotros le tuvimos por azotado, herido por Dios y humillado. Más fue herido por nuestras faltas, molido por nuestras culpas. Soportó el castigo que nos regenera, y fuimos curados con sus heridas. Todos errábamos como ovejas, cada uno marchaba por su camino, y Yahvé descargó sobre él la culpa de todos nosotros.»

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Cuarta estación: Jesús encuentra a María, su Santísima Madre

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Lucas 2, 34-35.51: » Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y como signo de contradicción. ¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma! a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»...Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.»

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Quinta estación: Simón ayuda a llevar la Cruz de Jesús

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 32; 16, 24: «Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.» «Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.»

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Sexta estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Libro del profeta Isaías 53, 2-3: «Creció ante él como un retoño, como raíz en tierra reseca. No tenia apariencia ni presencia; (le vimos) y carecía de aspecto que pudiésemos estimar».

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Séptima estación: Jesús cae por segunda vez

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Libro de las Lamentaciones 3, 1-2.9.16: «Soy el hombre que ha visto la aflicción bajo el látigo de su furor. Me ha llevado y me ha hecho caminar en tinieblas y sin luz. Ha cercado mi camino con sillares, ha torcido mis senderos. Ha quebrado mis dientes con guijarros, me ha revolcado en la ceniza».

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Octava estación: Jesús consuela a las hijas de Jerusalén

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Lucas 23, 28-31: «Jesús se volvió a ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porqué llegarán días en que se dirá:¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!. Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Sepultadnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿Qué se hará?».

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Novena estación: Jesús cae por tercera vez

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Libro de las Lamentaciones 3, 27-32: «Bueno es para el hombre soportar el yugo desde su mocedad. Que se esté solo y silencioso, cuando el Señor se lo impone; que humille su boca en el polvo: quizá así quede esperanza; que ponga la mejilla a quien lo hiere, que se harte de oprobios. Porque no desecha para siempre a los humanos el Señor; después de afligir se apiada según su inmenso amor...»

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Lectura del Evangelio según San Mateo 27, 33 -36: «Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario», le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él después de probarlo, no quiso beberlo. Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes. Y se quedaron sentados allí para custodiarle.»

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Undécima estación: Jesús es clavado en la Cruz

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 37-38: «Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el rey de los judíos». Y al mimo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.»

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Duodécima estación: Jesús muere en la Cruz

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 45-50: «Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», esto es: «Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?. Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: A Elías llama éste». Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber. Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle». Pero Jesús. dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.»

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Decimotercera estación: Jesús en brazos de su Madre

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Juan 19, 25: «Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.»

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

Decimocuarta estación: Jesús es sepultado

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Evangelio según San Mateo 27, 59-61: «José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en un sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.»

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

(Decimoquinta estación: Y al tercer día resucitó)

V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
R. Pues por tu santa cruz redimiste al mundo.

Directorio fransicano: "Pasado el sábado, María Magdalena y otras piadosas mujeres fueron muy de madrugada al sepulcro. Llegadas allí observaron que la piedra había sido removida. Entraron en el sepulcro y no hallaron el cuerpo del Señor, pero vieron a un ángel que les dijo: «Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí». Poco después llegaron Pedro y Juan, que comprobaron lo que les habían dicho las mujeres. Pronto comenzaron las apariciones de Jesús resucitado: la primera, sin duda, a su Madre; luego, a la Magdalena, a Simón Pedro, a los discípulos de Emaús, al grupo de los apóstoles reunidos, etc., y así durante cuarenta días. Nadie presenció el momento de la resurrección, pero fueron muchos los que, siendo testigos presenciales de la muerte y sepultura del Señor, después lo vieron y trataron resucitado".

Padrenuestro, Avemaría y Gloria.