CRÓNICA
Política

El padre de Yolanda Díaz responde a Pablo Iglesias

Acabando "de fregar los platos", el padre de la vicepresidenta responde tranquilo y reflexivo a los ataques de Pablo Iglesias, al que le pide prudencia. "Nadie le obligó a colocarla ahí", sostiene, por lo que no puede venir ahora con reproches en público. "No se qué conspiraciones está viendo Pablo", lamenta el sindicalista al que Yolanda venera

Suso Díaz junto a su hija, la vicepresidanta, Yolanda Díaz, en una foto reciente.
Suso Díaz junto a su hija, la vicepresidanta, Yolanda Díaz, en una foto reciente.CEDIDA
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Al descolgar el teléfono se escucha un ruido de fondo. Una conversación brumosa, el trastabillear de una vajilla. Pasan unos larguísimos segundos y al fin un: «Si es usted tan amable, llámeme dentro de un cuarto de hora o así. Estoy acabando de fregar los platos», dice el interlocutor. Es Suso Díaz, el padre de la vicepresidenta y, aunque los más malpensados pudieran creerlo, no está intentando escaquearse de responder a preguntas que, dado el enfrentamiento entre su hija y Pablo Iglesias, amigos desde los 16 años, pudieran resultar comprometedoras.

«Pablo debería ser mucho más prudente», «debería tener más cosas que hacer que entretenerse con Yolanda», dirá unos minutos después sin aludir al hecho de que el ex vicepresidente ha visto cómo en un mes le han recazado dos veces como profesor universitario. ¿Quizás la nombró como candidata para poder manipularla desde fuera?, le preguntará Crónica. «Nadie puede manejar a nadie. Yolanda desde muy joven está metida en política, ha ostentado cargos, es una persona con experiencia y a las personas con experiencia no se las puede manipular. Debería haberlo sabido. Nadie le obligó a ponerla ahí. Sus declaraciones no me están gustando nada», responde.

Pablo debería haber sabido que no se la puede manipular. Nadie le obligó a ponerla ahí

Se refiere el veterano sindicalista Suso Díaz a la intervención de Pablo Iglesias el pasado domingo en la Uni de Otoño, el foro de rearme ideológico organizado por Podemos en el que no sólo puso en evidencia a una dirección inexistente a su lado sino que estuvo a punto de romper todos los puentes deslegitimando a Yolanda Díaz como lideresa de la izquierda mientras empleaba un tono que la prensa clasificó entre la advertencia y la amenaza. «Quieren una izquierda como la de Santiago Carrillo, que vuelva esa izquierda y que se muera Podemos porque esa izquierda la tienen domesticada», bramó. Luego la llamó «estúpida» (en realidad estúpido) al atribuirle la creencia en una estrategia según la cual un fracaso de Podemos en las autonómicas y las municipales revertiría en un triunfo en la izquierda alternativa en las generales. Y, finalmente, le recordó que él la había colocado donde estaba y por eso, Podemos merecía respeto.

Carrillo, las cenizas y cómo no llegar tarde

Suso Díaz conoce a Pablo Iglesias desde que el profesor lo dejara todo para emplearse a fondo en la campaña emprendida por su hija en Galicia para sacar adelante un proyecto que no funcionó allí pero que fue el embrión de Podemos. Se encontraron por primera vez en una cena tras una de las jornadas de campaña. Él habló de música -no en vano tiene una de las más importantes colecciones de discos de jazz de España- e Iglesias de películas, y ambos se entendieron.

Hasta hace apenas unos meses, este veterano sindicalista, consciente de la capacidad de la izquierda para consumirse en enfrentamientos, respondía a las filípicas de Iglesias contra Díaz desde sus púlpitos mediáticos con cierta condescendencia, como si fueran «travesuras». Él le defendió cuando el resto de los veteranos sindicalistas lo trataban como a un político de salón que no hacía pie si la realidad le ponía a prueba.

Tenía autoridad para hacerlo. Estuvo en la cárcel franquista cuando la policía militar asesinó a dos obreros de Bazán, los astilleros en los que trabajaba. Él y su hermano gemelo estuvieron en el PCE. Ambos fundaron CCOO en Galicia y lograron asaltar el sindicato vertical y vieron como sus caminos se separaban cuando Felipe González decidió la reconversión de la empresa para entrar en Europa. Suso, a favor, («más del aparato», según sus compañeros)se quedó dirigiendo Comisiones hasta el 2000; y Xose («un francotirador intelectual»), en contra, en un requiebro nacionalista se marchó con Beiras y vio frustrada la posibilidad de ser conselleiro por las luchas intestinas.

Y esa experiencia de ambos, sobre todo la del padre, que llevó a casa a Santiago Carrillo cuando ella tenía cuatro años, del mismo modo que llevaba a grandes constitucionalistas del PSOE durante la Transición, o a cantautores que viajaban para participar en las jornadas culturales del sindicato que él organizaba, fue la escuela de la vicepresidenta. Y hoy, aunque él le quite importancia, se ven con frecuencia y de todo hablan. La vicepresidenta ha comentado en alguna ocasión que su padre es su mayor crítico.

De modo que Suso Díaz sabe de las traiciones y de la tendencia al suicidio de la izquierda y, probablemente por ello, insiste en que se reproduzcan sus palabras sin estridencias. Pero esta vez se le nota hasta el gorro del líder de Podemos, sobre el que alguno de sus ex amigos políticos lleva meses advirtiendo que le ha escuchado decir que «no le importaría reinar sobre las cenizas» con tal de no perder el control sobre el partido. Y avisando de que lleva tiempo maniobrando contra Díaz para colocar a Irene Montero.

«Los debates hay que tenerlos y resolverlos desde dentro porque, de lo contrario, sólo pueden producirse divisiones y perjuicios para la izquierda sin beneficio alguno», señala Suso Díaz. «Todos podríamos hablar de todos, porque todos tenemos defectos. Perfecto no hay nadie e Iglesias tampoco. Debería ser mucho más prudente, sobre todo cuando ya está fuera de los órganos de dirección. Está perjudicando a la dirección de Podemos, que parece no poder ser autónoma; y todos deberían estar preocupados por encontrar los candidatos para las generales y que no ocurra lo de Andalucía, que no se llegó a tiempo» añade.

No sé qué conspiraciones está viendo Pablo. Yo jamás he oído hablar mal de Podemos a Yolanda

El sindicalista no entiende las obsesiones de Iglesias sobre las presuntas operaciones de la vicepresidenta contra Podemos. «No sé qué conspiraciones está viendo Pablo. Si hay malos resultados en las municipales lo serán para todas las fuerzas de la izquierda y yo jamás he oído hablar mal de Podemos a Yolanda. Todos reconocemos el buen trabajo que hizo Podemos, yo soy incapaz de ver esas teorías que no vienen a cuento. Que se pongan de acuerdo para lograr unos buenos resultados electorales y que no monten una crisis que no les beneficia. Con calma y sin sacar trapos sucios», dice ratificando que le ve tan «perdido» como el entorno de la vicepresidenta ha dado a entender.

«Nadie te obligó a colocarla ahí», le recuerda al líder de Podemos, quien la nombró candidata a dedo cuando él se marchó, sin ni siquiera preguntárselo. A esas alturas, hace un año y tres meses, ella ya llevaba otro año pensando en la creación de una plataforma ciudadana que superase a los partidos. «Si contó con ella», prosigue Suso Díaz, «supongo que entendió que era la persona adecuada para llevar a cabo el proceso. No puede ahora echárselo en cara. Cuando uno toma decisiones, las cosas no tienen vuelta atrás. No puedes ir reivindicándolas sólo cuando te conviene. Uno las hace y se acabó. Y claro que los partidos políticos son necesarios, pero es que ni siquiera sé a cuento de qué viene ese comentario».

Y es entonces cuando recuerda que «a las personas con experiencia política» -como la que tenía Yolanda Díaz cuando él era un profesor de universidad que no había bajado a la arena-, «no se las puede manipular». Esto es, sin acritud, sin estridencias, pero hasta el gorro.

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