LITERATURA
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Kamel Daoud, el escritor perseguido en Argelia y criticado en Francia: "Cuando un musulmán mata a otro no le importa a nadie"

El escritor, amenazado de muerte por los islamistas de su país, narra en 'Huríes', último Premio Goncourt, la trágica guerra civil argelina a través de la voz de una mujer superviviente que busca respuestas. "No es normal que tras tantos asesinatos el único condenado en relación a esa guerra sea yo, un escritor"

Kamel Daoud
El escritor argelino Kamel Daoud ayer a su paso por Madrid.SERGIO GONZÁLEZ VALERO
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En 1999 Kamel Daoud (Mesra, Argelia, 1970) era un joven periodista de Le Quotidien d'Orane que se encontró frente a frente con la brutalidad de la guerra civil que asolaba su país desde comienzos de la década. Testigo de la matanza de Had Chekala, que dejó un millar de los más de 200.000 muertos del conflicto, el horror de esas jornadas quedó clavado en su interior a la espera de convertirse en literatura. "Como todos los jóvenes yo era un poco naíf e ingenuo, pero el oficio de periodista me enseñó que nunca se puede contar todo, que hay historias intransmisibles. Lo más difícil para quienes hemos informado de una guerra es volver a la realidad. Muchos terminan suicidándose, pero otra opción es escribir libros y yo he elegido esta", bromea con inusitada seriedad con EL MUNDO a su paso por Madrid, donde ha presentado Huríes (Cabaret Voltaire), novela ganadora del Premio Goncourt, principal galardón literario de Francia.

Narrada con una intimista y delicada voz femenina, la de Aube, mujer que sobrevivió a un degollamiento durante esa masacre, quedando para siempre muda, la novela es un monólogo interior con forma de diario en el que la protagonista cuenta su cruda historia a la hija que lleva en su vientre, que duda si traer a ese mundo hostil para su sexo. "La literatura, aunque hable de la realidad, nunca puede escapar a lo simbólico, igual que los sueños. Así, Aube es la metáfora de un país que ha perdido la palabra, igual que sus mujeres", sostiene.

"La situación de la mujer argelina es trágica y eso no se ve desde fuera. La imagen que el régimen vende es la de Argel, pero un país no es sólo una capital y en el 90% rural de Argelia las mujeres viven en un régimen religioso de opresión y terror", explica Daoud, que lamenta que esta situación sea común en el mundo islámico. "Al poco de publicar el libro, en Afganistán los talibanes prohibieron a las mujeres hablar por la calle. En mi país y en todos los regímenes represivos, musulmanes o no, ocurre así. Creo que se debe a que la mujer es la vida y los fanáticos tienen celos de ese ser que da la vida. Por otro lado, la mujer es el espejo de las debilidades y también de las fuerzas de una sociedad y todo dictador termina por no tolerar ser enfrentado a su reflejo".

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El peligro del silencio

El citado silencio, omnipresente en el libro, afecta a una guerra civil, conocida en el país como décennie noire (década Negra), tras la cual una ley de reconciliación nacional prohibió hablar de nada de lo sucedido en aquellos años. "El olvido puede ser necesario al principio de la paz, como un breve periodo de reflexión para que las pasiones se calmen. Pero, pasado el tiempo, si este persiste se convierte en un arma peligrosa que impide construir un futuro", reflexiona Daoud, hondamente criticado en su país por osar dar voz a esos años. "Si este olvido se prolonga en el tiempo se vuelve una forma de esconder los hechos y de no asumir sus consecuencias, y se vuelve peligroso para la noción de justicia y para la memoria de los más jóvenes. En algún momento Argelia debería derogar esa prohibición, por el bien de las nuevas generaciones, pero por ahora a nadie le interesa recordar lo que pasó".

"Argelia debería derogar la prohibición de hablar de la guerra civil por el bien de los jóvenes, pero por ahora a nadie le interesa recordar lo que pasó"

En este sentido, el escritor opina que es un sinsentido que el conflicto civil sea obstinadamente ocultado mientras que se sigue glorificando la guerra de independencia del país librada con Francia entre 1954 y 1962. "Esto se debe a que la historia reciente de Argelia se ha construido a partir de la descolonización, y ese relato la guerra contra Occidente permite a las élites del país y a los ciudadanos de a pie buscar culpables y crear un proyecto de Estado basado simplemente en esa oposición, sin reparar en lo ridículo de culpar de los males actuales a algo que dejó de existir hace más de 60 años", razona Daoud.

"Por el contrario, la guerra civil no ofrece un chivo expiatorio claro, pues no se puede culpar a los islamistas, muy poderosos en el país. Parece que cuando un musulmán mata a otro musulmán no significa nada, no le importa a nadie, mientras que si un occidental mata a un musulmán entonces es un mártir. Y esto es global. La gente ahora se indigna por los muertos de Gaza, y tienen razón, pero es porque los matan desde fuera, mientras que de los 200.000 muertos de nuestra guerra civil nadie ha dicho nunca nada".

De ciudadanos a creyentes

Furibundo anti-islamista desde hace años, lo que le valió una fetua en 2014, el escritor no ha tenido reparos en criticar en su novela el drama de la reislamización de Argelia, que pasó en pocas décadas de un Estado socialista laico a una república cada vez más religiosa y dictatorial. "Al llegar al poder en los 90 los dos ministerios que reclamaron los islamistas fueron Justicia y Educación. Desde ahí llevan años moldeando a las generaciones futuras y transformando a los ciudadanos en creyentes para controlar la sociedad", denuncia el escritor, que advierte que este proceso se muestra en todo el proceso de construcción nacional de su país. "Primero atacaron la argelianidad y nos dijeron a todos que éramos árabes, algo que no es cierto, borrando una historia rica y diversa. Después atacaron la lengua, llamada árabe cuando no lo es, que está atrapada por lo sagrado y ha sido politizada e ideologizada, hasta el punto de que si criticas el árabe se te acusa de atacar a Dios".

Kamel Daoud
El escritor argelino Kamel Daoud ayer a su paso por Madrid.SERGIO GONZÁLEZ VALERO

"El régimen ataca a los escritores porque ha construido una ficción nacional que no permite que nadie cuestione. La dictadura es una ficción más, pero con un ejército detrás"

El paso siguiente, prosigue Daoud, ha sido controlar la cultura, algo ejemplificado en la detención hace unos meses del escritor Boualem Sansal, para quien esta misma semana el régimen ha pedido 10 años de cárcel acusado de «atentado contra la integridad nacional» por sus textos, prohibidos en su país y críticos con el oscurantismo religioso y el recrudecimiento integrista. "El régimen ataca a los escritores porque ha construido una ficción nacional que no permite que nadie cuestione. La dictadura es una ficción más, pero con un ejército detrás", afirma rotundo. "Además, el caso de Sansal es un mensaje claro para asustar a otros futuros escritores. Quieren aterrorizar a los que podrían contar las cosas de otra manera y cuestionar su visión homogénea de Argelia".

A pesar de su firme crítica el escritor, ateo desde hace años, quiere diferenciar entre islam e islamismo, una distinción clave, opina, y más en Europa. "El islam está en los libros y el islamismo en la calle. El islam es buscar a Dios, una experiencia íntima y privada, y el islamismo consiste en buscar el poder e imponer una visión del mundo a los demás", matiza. "Si le das un libro de cocina a un caníbal, te comerá con una receta que lea en él, pero no puedes culpar de ello al libro", dice con una tímida sonrisa.

Críticas y represalias

La seriedad regresa a su rostro al reflexionar sobre cuándo se podrá leer su libro en Argelia y sobre cuándo su país podrá confrontar con libertad su pasado. "Argelia es un país que tiene un problema con su propia historia y su memoria. No es normal que tras tantos asesinatos y atrocidades el único condenado en relación a esa guerra sea yo, un escritor, que la cuenta, además en forma de novela", lamenta. "Sé que el libro se está leyendo allí de forma clandestina, y aunque pensé que esa época había pasado ya, espero que sirva para el futuro".

"No es normal que tras tantos asesinatos y atrocidades el único condenado en relación a nuestra guerra sea yo, un simple escritor"

De hecho, comenta, las autoridades argelinas quisieron detener la traducción del libro, sin éxito. Por eso, celebra que el primer país al que llega Huríes sea España, "porque creo que por su historia, haber vivido una guerra civil y una dictadura, es uno de los lugares donde se podrá comprender mejor esta historia y los problemas derivados de revivir la memoria, algo que según creo, todavía es polémico aquí", argumenta. Y es que el escritor teme las represalias por la contundencia de sus opiniones, que le han obligado a mudarse a Francia hace 18 meses. Sin embargo, las críticas a Daoud no sólo se circunscriben a su país natal, sino también al de adopción.

"La publicación del libro me ha traído tres enemigos principales, los islamistas argelinos, los partidarios del relato de la descolonización en ambas orillas y también la extrema izquierda francesa, para quienes no represento al buen árabe que debería criticar a Francia y sus crímenes y pone excusas basadas en el pasado en lugar de luchar por su independencia actual", ironiza el escritor, que asegura que su compleja posición nace de haber cometido "el peor de los pecados, declararme bilingüe y binacional. Además de haber recibido un gran premio, claro".

En este sentido, se muestra seguro de que habrá represalias de todo tipo tras su visita a España, como ya le ocurrió apenas dos días días después de sus entrevistas en Francia. "Cada vez que hablo con la prensa recibo miles de ataques de trols de internet, declaraciones ofensivas en los medios y la televisión e incluso amenazas a mi familia. Es curioso, porque antes sólo se atacaba al escritor, pero ahora van con todo. Sin embargo, asumo ese precio a pagar por contar esta historia que creo que es necesaria", concluye