CHAMPIONS LEAGUE 2020 - 2021

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Manchester City 2 - Real Madrid 1

Varane levanta la espada del 'harakiri' blanco en el Etihad

Actualizado

Dos errores garrafales del central francés, privado de la compañía de Ramos, precipitan la eliminación del Madrid en Manchester.

Gabriel Jesus festeja el segundo gol del City en el Etihad.
Gabriel Jesus festeja el segundo gol del City en el Etihad. EFE

La imagen de Sergio Ramos, con su chaleco en la grada, explica esta derrota. No es únicamente lo que el capitán hace en el área. Es lo que hacen los demás cuando están a su lado y lo que hacen y sienten cuando les abandona. Son como huérfanos. Su inseparable Raphael Varane cometió dos errores infantiles para matar a su propio equipo por dos veces, minutos después del inicio y cuando había logrado empatar, como si levantara la espada en este harakiri del Madrid donde más le duele, en la Champions. Pese a los errores, esto exige más, no es la Liga. [Narración y estadísticas (2-1)]

Varane es tan campeón del mundo como Ramos, pero no es lo mismo. Le mortifica su martirio, hoy, en la misma medida que le honra su autocrítica: 'mea culpa'. Poco puede decirse en descargo del francés en su peor día como madridista, por mucho que la eliminatoria estuviera cuesta arriba tras el 1-2 de la ida. Si acaso, la empecinada voluntad de Zinedine Zidane por sacar la pelota jugada desde su área, como quedó patente en el primer fallo del defensa.

Un minuto y 40 segundos tuvo el Madrid el balón nada más arrancar el partido. Un minuto y 40 segundos en que no abandonó su mitad del campo, la mayor parte en su área. La orden de sacar el balón jugado convirtió a Thibaut Courtois en una baliza, frente a la presión adelantada de los jugadores del City. La primera escena dejaba una pista, una pista maldita.

Una losa moral

En el área opuesta todo lo contrario. La defensa dejaba llegar a los delanteros del Madrid, con aparente parsimonia para ceder a Ederson. El portero lanzaba a la tierra de nadie, a la espalda de los centrocampistas cuando el equipo de Zidane se encontraba más estirado. Si a alguien que no conociera a los equipos le hubieran preguntado cuál era el conjunto de Pep Guardiola, habría dicho que el primero, sin dudarlo. Se habría equivocado. El mismo empecinamiento que al técnico catalán le costó un gol en el Bernabéu por un error de Víctor Valdés, penalizó esta vez a su oponente, porque la pelota es como el cántaro: lleva el agua como lleva el juego, no más. A partir de ahí, sólo lleva al absurdo.

Gabriel Jesús saltó sobre las dudas dudas de Varane y cedió a Raheem Sterling, que no tuvo más que empujar la pelota a la red. Habían pasado pocos minutos, muy pocos, aunque era una losa más moral que real para el Madrid, porque los dos goles que necesitaba al principio eran los mismos que podían mantenerle vivo. Lo más contraproducente era el efecto energizante que pudiera provocar en el City.

Los hombres de Guardiola cargaron, con un Kevin de Bruyne visionario en los tres cuartos, y Phil Foden, la novedad de Guardiola en el once, Gabriel Jesus y Sterling sin ofrecer referencias fijas a la defensa. En eso, Guardiola no ha cambiado: prefiere el nueve falso, los movimientos y la versatilidad en el ataque. En lo demás, es un Pep más darwiniano desde su llegada a la Premier, donde se ha adaptado al paisaje inglés sin prejuicios, y los saques en largo de Ederson son la mejor prueba. En otro tiempo, eran sacrilegio, casi tanto como el contraataque, una de las artes del City.

De Bruyne conduce el balón ante Carvajal.
De Bruyne conduce el balón ante Carvajal.Pool via REUTERS

Sterling se movió como una abeja, desbordó, hiperactivo, lanzó alto y probó a Courtois, especialmente después de recibir de De Bruyne un balón soberbio al espacio nada más iniciarse la segunda mitad. Lo hizo también el belga, como un poseso en la búsqueda del gol olímpico, directo desde el córner a la portería de su compatriota. Courtois lo conoce bien. El portero del Madrid pudo con todo menos con el fuego amigo.

Envuelto en celofán

El Madrid no se desató tras el gol y el City amenazó lo justo, sin una carga de verdad. Había respeto, mucho. Si bien el cuadro inglés es muy dispar entre su defensa y su ataque, el Madrid está más acompasado. Ese mayor equilibrio permitió a los blancos recomponerse y encontrarse por fuera. La sorpresa de Zidane, Rodrygo, le dio la razón. El brasileño desbordó a Joao Cancelo y dio un centro que era como un gol envuelto en celofán para Karim Benzema. Eden Hazard, por su parte, fue de más a menos y abandonó el campo con hielo en el tobillo. Estaba tocado.

Los equipos regresaron al punto de partida, pero de una forma favorable para el Madrid por su gol. Sin embargo, estaba lejos de conseguir el segundo, mucho más que su rival, incisivo. Zidane sabe que tiene menos fuego y prefería un partido largo, a la espera de un zarpazo, pero le faltó reacción, celeridad con los cambios y, quizás, Vinicius Jr, un arma con desborde.

Varane, finalmente, la impidió con una cesión suicida y Gabriel Jesus, clave en la ida, lo volvió a ser en el Etihad. Fue el acierto de Guardiola, que elimina por primera vez al Madrid sin dirigir al Barça. Zidane pierde su primer cruce decisivo en la Champions, que se resolverá en Lisboa sin el Madrid, ni Cristiano Ronaldo.

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