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El colapso, de última hora, guardó semejanzas con los sufridos ante el Feyenoord o el PSG. Sin embargo, sus consecuencias resultaron aún más letales para el Manchester City, que perdió su primer partido como local en la Champions desde el 19 de septiembre de 2018. Adiós a una racha de 35 partidos invicto en casa. Adiós a su firme resistencia ante el Real Madrid, que no había podido ganar en el Etihad Stadium en sus seis visitas previas. Los octavos de final quedan ahora lejos para Pep Guardiola, que ya suma 12 derrotas esta temporada, con las que iguala el peor registro de toda su carrera.
"Esto mismo nos ha sucedido muchas veces esta temporada. Tomamos malas decisiones, eso es todo", reconoció el técnico español, que había confiado en su vieja guardia. En los veteranos con los que construyó un equipo campeón de la Champions. Un novedoso dibujo con cinco centrales. Quizá porque desde octubre no había podido contar con todos ellos sanos. Dos los distribuyó en su posición natural (Nathan Aké, Rúben Dias), dos más en los laterales (Manuel Akanji, Josko Gvardiol) y otro en el mediocentro (John Stones). En ningún momento pudo sujetar con ellos las transiciones rivales.
Los 20 remates del Real Madrid representan un récord negativo para Guardiola, que jamás había padecido semejante bombardeo en el Etihad a lo largo de sus nueve campañas. De modo que el técnico de Santpedor tuvo que reiterar lo que ya había admitido hace meses: "No soy lo suficientemente bueno para dar empaque al equipo y no sabemos gestionar estas situaciones". Sus habituales elogios al Real Madrid, con especial mención a Vinicius, culminaron en la aceptación de su nueva realidad. "De todos mis últimos partidos frente a Carlo Ancelotti, este es el que mejor han jugado".
"Ederson, nuestro mejor jugador"
Algo más sorprendente resultó su análisis sobre Ederson. "Fue nuestro mejor jugador", concluyó sobre el brasileño, recuperado a última hora tras causar baja en seis de los últimos 11 compromisos. De poco sirvieron sus intervenciones ante Jude Bellingham y Vinicius, porque un clamoroso error con el pie sirvió en bandeja el 2-2. Ya en el añadido, su lentitud frente al 7 facilitó el tanto del inglés.
Hubo aroma de fin de ciclo en el Etihad, que además tuvo que lamentar las lesiones de Jack Grealish y Akanji, serias dudas para la vuelta en el Bernabéu. "Hay futbolistas que te dan algo en partidos concretos", había vaticinado Guardiola sobre su 10. Pese a sus molestias en el muslo izquierdo, el internacional inglés, en colaboración con Gvardiol, sirvió el 1-0. Tras cuatro partidos de sequía, Erling Haaland cantaba un gol frente al Real Madrid.
Ajeno a cualquier emoción, pese a los cuatro minutos de espera, Guardiola se limitó a regresar a su asiento. Aun en ventaja, el City seguía mostrándose vulnerable. Ni siquiera la baza de Stones, de mediocentro por primera vez en la temporada, bastaba para anclar el esquema. Había mucha distancia entre líneas, demasiado descontrol cada vez que el rival enhebraba tres pases.
En realidad, el único sostén era Akanji, jaleado por sus compañeros con cada acometida sobre Vinicius. De sus 29 partidos del año, sólo había formado como lateral ante el Nottingham Forest, pero ¿quién pudo añorar en la primera parte al traspasado Kyle Walker? Si prescindir de Grealish ya había supuesto un contratiempo, la lesión del suizo poco antes del descanso debía espolear aún más a la estrella brasileña del Madrid.
La circulación del City sólo había encontrado unos instantes de gracia merced a la mala coordinación de la presión visitante. Bernardo Silva y Kevin de Bruyne jamás encontraron el tempo en la medular, haciendo caso omiso a las indicaciones previas de su técnico: "¡Haced lo de siempre, jugad con nuestro estilo!". A la vieja guardia del City se le notaban las carencias de los últimos meses. Cuando Aké se resintió de sus molestias, Guardiola tuvo que recomponer el dibujo retrasando a Stones y dando entrada a Mateo Kovacic.
Desde el arranque, el Madrid había penado lo suyo para sacar la jugada limpia desde atrás. Ante el menor embate de la presión, sus centrales sufrían. Pero cuando al City se le acabó el oxígeno, los fallos se sucedieron. Kovacic, en la mala línea de todo el año, erró en su pase atrás para Rico Lewis. La parsimonia de Ederson en la salida hizo el resto.
Los octavos quedan ahora muy lejos para el City. Y eso que hay que remontarse 14 años atrás para el último adiós en esta ronda. Entonces compartía grupo con Real Madrid, Dortmund y Ajax. Este proyecto multimillonario, presidido por Khaldoon Al Mubarak y con una plantilla valorada en más de 1.200 millones de euros, parece abocado a un adiós prematuro en la Champions.