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Taiwan ve peligrar su 'escudo de silicio' (la industria de sus potentes chips) ante las presiones de Trump

Ante las presiones de Trump, TSMC anunció la semana pasada una inversión de 100.000 millones de dólares en Estados Unidos. Taipei teme que EEUU esté tratando de socavar el dominio de la isla en la industria mundial de chips

Logotipo de TSMC en la feria Innotech de Taiwan, celebrada en Taipei.
Logotipo de TSMC en la feria Innotech de Taiwan, celebrada en Taipei.Chiang Ying-yingAP
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Todo comenzó, como es costumbre en Donald Trump, con una amenaza: acusó a Taiwan de robar a la industria estadounidense de semiconductores y dijo que podría imponer aranceles de hasta el 100% a los chips importados. Aquello despertó serias preocupaciones, más políticas que económicas, en la isla autogobernada. Muchos funcionarios taiwaneses temían que la nueva administración estadounidense, la misma que durante los últimos años se había convertido en su valedor internacional y principal proveedor de armas, abandonara la protección a Taipei, dejándola a merced de los antojos belicistas de China.

Taiwan, si por algo había interesado siempre a Washington -además de como recurrente peón para provocar a Pekín-, era porque produce más del 60% de los chips del mundo y más del 90% de los más avanzados, imprescindibles para alimentar prácticamente todo en la industria tecnológica, desde microondas hasta aviones de combate.

En la isla democrática que China considera parte de su territorio, para ganarse la protección de EEUU, sabían que contaban con el bautizado como escudo de silicio, que es como se conoce a la millonaria industria de los semiconductores, en su gran mayoría fabricados por una sola empresa, Taiwan Semiconductor Manufacturing Corporation (TSMC), que produce chips para gigantes como Apple y Nvidia.

Ante las presiones de Trump, TSMC anunció la semana pasada una inversión de 100.000 millones de dólares en Estados Unidos, que se suma a un compromiso adquirido con el expresidente Joe Biden de 65.000 millones de dólares para una fábrica en Arizona, que ya está operativa con una producción en masa de sus chips de 4 nanómetros. El plan ahora es construir tres nuevas plantas de fabricación de chips, dos instalaciones de empaquetado avanzado y un centro de investigación y desarrollo.

"Las plantas de TSMC en Arizona nos darán un gran porcentaje del mercado de chips", manifestó Trump, quien volvió a repetir su vieja acusación de que los taiwaneses habían robado la fabricación de semiconductores a la empresa estadounidense Intel. "Nos lo quitaron, pero no les culpo", añadió.

"Los semiconductores son la columna vertebral de la economía del siglo XXI. Y realmente, sin los semiconductores, no hay economía", continuó Trump en una comparecencia en Washington junto al director general de TSMC, C.C. Wei, quien dijo que la operación se trataba de la mayor inversión extranjera directa en suelo estadounidense de la historia.

Para los estadounidenses, está claro que se trata de un gran acuerdo porque va a generar muchos puestos de trabajo. Para TSMC también es un alivio porque se van a librar de los aranceles que Trump había anunciado para la industria mundial de chips. Pero esta millonaria inversión en suelo estadounidense ha dejado una ola de inquietud entre muchos políticos y ciudadanos taiwaneses, que temen que el presidente estadounidense, después de dejar colgado al líder ucraniano Zelenski y acercarse a Rusia, ahora esté tratando de socavar el dominio de la isla en la industria mundial de chips, debilitando el famoso "escudo de silicio".

Desde la isla, algunos críticos con este acuerdo piden al Gobierno taiwanés que frene esta inversión: según la ley taiwanesa, una empresa local debe contar con la aprobación del Ejecutivo para cualquier inversión extranjera que supere los 1.500 millones de dólares. "Cuantos más chips fabrique TSMC en EEUU, menor será la importancia geopolítica de Taiwan y menos incentivos tendrá Washington para ayudar a Taiwan en el futuro", aseguró Ko Ju-Chun, un legislador del partido de la oposición, en nacionalista KMT. Una opinión muy extendida en privado entre diputados de la formación gobernante, el Partido Progresista Democrático (PDP).

Desde Pekín también han aprovechado para burlarse de la concesión de TSMC ante las amenazas arancelarias de Trump, acusando directamente al Gobierno taiwanés de regalar la industria de los chips a Washington a cambio de apoyo político por parte de la Casa Blanca. "Las autoridades del PDP han utilizado la industria de semiconductores para depender de países extranjeros en busca de la independencia", afirmó hace unos días un portavoz del Ministerio de Exteriores chino.

El lunes, los voceros oficiales chinos volvieron a repetir su mantra de que harán todo lo posible para lograr la "reunificación pacífica" con Taiwan, aunque los líderes del gobernante Partido Comunista han incidido en muchas ocasiones en que Pekín no descarta emplear la fuerza para conseguirlo. A diferencia del anterior Gobierno estadounidense de Biden, el actual presidente Trump no se ha manifestado públicamente sobre si el ejército estadounidense defenderá a Taiwan en caso de un ataque de China.