El Banco Central Europeo (BCE) ha movido ficha en su primer reunión tras el estallido de la guerra en Ucrania y, ante una subida de precios desbocada en el continente, ha anunciado un endurecimiento de su política monetaria: sus compras de deuda pasarán de 40.000 millones en abril a 30.000 millones de euros ya en mayo y 20.000 millones en el mes de junio.
Se trata de una retirada de estímulos mucho más rápida que la prevista, ya que en la última reunión, celebrada en diciembre, el banco que preside Christine Lagarde había dicho que seguiría comprando deuda a un ritmo de 40.000 millones euros al mes durante todo el segundo trimestre, es decir, hasta junio, y que no bajaría a 30.000 millones hasta el tercer trimestre, ni a 20.000 millones hasta el cuarto. A pesar de ello, la presidenta del BCE ha querido lanzar un mensaje de calma: "de ninguna manera estamos acelerando", ha dicho en la rueda de prensa.
La máxima autoridad de política monetaria demuestra así que la inflación es su mayor preocupación, más allá del frenazo económico que se produzca por la guerra en Ucrania. De hecho, han elevado hasta el 5,1% la inflación media prevista para 2022, desde el 3,2% que preveían en diciembre. Sin embargo, siguen convencidos de que a medio plazo se estabilizará en el 2%. "El Consejo de Gobierno ve cada vez más probable que la inflación se estabilice en su objetivo del 2% a medio plazo", ha recalcado Lagarde.
Ahora piensan que la inflación será del 5,1% en media este año en Europa, del 3,1% en 2023 (frente al 1,8% que esperaban en diciembre) y del 1,9% en 2024; y prevén que la inflación subyacente se sitúe en el 2,6% este año. "La inflación podría ser considerablemente más alta a corto plazo, pero en todos los escenarios se espera que la inflación vaya bajando progresivamente hasta estabilizarse ceca del 2% en 2024", ha dicho Lagarde.
También han rebajado sus previsiones de crecimiento por la guerra: prevén un avance del Producto Interior Bruto (PIB) de la Unión Europea del 3,7% en 2022 (frente al 4,2% en diciembre), del 2,8% en 2023 y del 1,6% en 2024.
El BCE ha avisado de que si acelerando el fin de la compra de deuda no consigue que se modere la inflación, entonces pondrá fin a las compras de activos en el verano. "La calibración de las compras netas para el tercer trimestre dependerán de los datos y reflejarán su evaluación prevista en las perspectivas. Si los datos entrantes respaldan la expectativa de que las perspectivas de inflación a mediano plazo no se debilitarán incluso después del final de nuestras compras netas de activos, el Consejo de Gobierno concluirá las compras netas bajo el APP en el tercer trimestre".
Si, por el contrario, las perspectivas de inflación cambian, entonces dicen estar "preparados para revisar el calendario de compras netas en términos de tamaño y duración".
"El BCE no puede seguir echando leña al fuego de la inflación y las compras de bonos se crearon para que aumentara la inflación, no para disminuirla. De hecho, estaban utilizando un programa de compra de bonos que se creó cuando el problema de la Eurozona era el riesgo de deflación. Ahora lógicamente tienen que cambiar el chip totalmente puesto que además la inflación europea va a ser todo menos transitoria, a menos a medio plazo", ha valorado Víctor Alvargonzález, socio fundador de la firma de asesoramiento fnianciero Nextep Finance en declaraciones a EL MUNDO.
El experto en mercados avisa de que esta decisión provocará una caída del precio de los bonos, debido a que el "mayor comprador de bonos europeos del mundo", que en el caso de España o Italia es prácticamente "el único comprador", "nos abandonará más rápido de lo previsto".
Atrasan la subida de tipos
En el comunicado emitido tras la reunión de su Consejo de Gobierno, el BCE ha mantenido los tipos de interés en los niveles actuales -0,0%, 0,25% y 0,5%- y ha avisado de que "cualquier ajuste tendrá lugar transcurrido algún tiempo desde que finalicen las compras netas" y que "será gradual". Esto supone un cambio de discurso por parte del Consejo de Gobierno, que hasta la fecha planeaba que las subidas de tipos se produjeran inmediatamente después del fin de la compra de deuda, aunque Lagarde ha recalcado que ese momento "está abierto" y "dependerá de los datos".
Dado que las compras netas podrían terminar en el tercer trimestre, esto sería compatible con una primera subida de los tipos de interés en diciembre o ya en 2023, como esperan muchos agentes del mercado. "Puede ser la semana después o meses después", ha señalado Lagarde, intentando dejar el escenario lo más abierto posible.
Además, ha vuelto a afirmar que hará lo que sea necesario para poder cumplir con su mandato de estabilidad de precios. "El Consejo de Gobierno tomará las medidas necesarias para cumplir el mandato del BCE de buscar la estabilidad de precios y salvaguardar la estabilidad financiera", ha recalcado Lagarde en la rueda de prensa de esta tarde.
Según los analistas de la consultora Capital Economics, "el BCE ha demostrado que está más preocupado por un aumento aún mayor de la inflación que por el shock negativo de demanda que se va a producir por la guerra en Ucrania. Lejos de retrasar su endurecimiento de la política monetaria, el Banco ha acelerado el fin de la compra de deuda y podría terminarla completamente en el tercer trimestre. Esto podría allanar el camino para subidas de tipos en la segunda mitad de este año".
Respecto al programa de compra de deuda especial por la pandemia (PEPP), el BCE ya ha reducido el ritmo de compra de deuda y que terminará de hacerlo en este mes de marzo, aunque seguirá reinvirtiendo hasta finales de 2024. No obstante, avisan de que en caso de "fragmentación de mercado relacionada con la pandemia", las reinversiones del PEPP se podrían ajustar de forma flexible en cuanto a tiempos, tipo de activos y jurisdicciones.
"Esto podría incluir comprar bonos de Grecia (...) para evitar una interrupción de las compras en esa jurisdicción, que podría afectar a la transmisión de la política monetaria a la economía griega cuando está todavía recuperándose de la pandemia", ponen como ejemplo.
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