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Putin y Xi Jinping desafían a Estados Unidos anunciando que fortalecerán los lazos militares

Desde que comenzó la guerra en Ucrania, el presidente ruso ha visitado dos veces Pekín

Putin (izda) saluda a la consejera de Estado de China, Shen Yiqin, a su llegada al aeropuerto de Pekín este jueves.
Putin (izda) saluda a la consejera de Estado de China, Shen Yiqin, a su llegada al aeropuerto de Pekín este jueves.Alexander RyuminAP
Actualizado

Rusia y China profundizarán sus vínculos militares, ampliando los ejercicios conjuntos de sus ejércitos, y van a trabajar juntas contra una "presión estadounidense destructiva y hostil". Esta es la conclusión de una declaración conjunta de 7.000 palabras que los presidentes Vladimir Putin y Xi Jinping firmaron este jueves en Pekín.

Ambos líderes, mostrando una muy buena sintonía en público con gestos de complicidad y continuos halagos, quisieron trasladar un mensaje de unidad a Occidente, con varios recados especialmente dirigidos a Estados Unidos. "Las partes reiteran su seria preocupación por los intentos de EEUU de alterar el equilibrio estratégico de seguridad en la región", resaltaba la versión rusa de la declaración.

Putin y Xi, en su comunicado, condenan lo que llamaron "despliegues de misiles nucleares estadounidenses" que amenazaban a ambos países. También cargaron contra las alianzas regionales, como el Aukus, que Washington forma con Reino Unido y Australia. "Moscú y Pekín reforzarán la coordinación para contrarrestar el curso destructivo de Washington hacia la doble contención de nuestros países", reza el escrito.

Vladimir Putin aterrizó a las 4.30 de la madrugada en Pekín, poco antes del temprano amanecer de la capital de China. Fue recibido en la pista por la guardia de honor y un grupo de altos funcionarios chinos. Subido al Aurus Senat, su limusina blindada, cruzó una autopista de camino al centro de la ciudad que estaba bañada en los laterales por banderas chinas y rusas.

Al elegir a China para su primer viaje de Estado al extranjero desde que asumió un nuevo mandato, Putin pretende mandar un mensaje claro al resto del mundo: continúa reforzando la asociación con su amigo Xi Jinping para desafiar el orden global liderado por Estados Unidos a la vez que Moscú logra fortalecer su resiliencia económica y avanza en su guerra en Ucrania.

Mientras Putin presume de amistades y de la consolidación de la asociación "sin límites" que firmó con Xi poco antes de lanzar la invasión, el presidente chino sigue haciendo malabarismos para sostener económicamente a su socio ruso al mismo tiempo que busca mantener óptimas relaciones con las potencias europeas y rebajar las tensiones con Washington. Xi no esconde su creciente alineamiento geoestratégico con el Kremlin, pero lo hace sin romper con Occidente.

Putin (71 años) y Xi (70) ya se han reunido cara a cara hasta 43 veces desde que el líder chino asumió el poder en 2013. Desde que comenzó la invasión de Ucrania, Putin ha visitado dos veces Pekín, la última hace apenas siete meses para participar en una cumbre de la nueva Ruta de la Seda, el mega proyecto de infraestructuras del presidente chino. Xi, por su parte, viajó a Moscú en marzo del año pasado.

Ambos líderes se encontraron el jueves por la mañana en el Gran Palacio del Pueblo de la Plaza de Tiananmen. En la puerta del hemiciclo, el anfitrión recibió a Putin con una ceremonia de bienvenida donde se izó la bandera rusa y una banda interpretó los himnos nacionales de ambos países. El líder chino estaba acompañado por todo su gabinete. Por parte del ruso, sorprendió que entre la delegación que le acompañara estuviera Sergei Shoigu, quien acaba de ser reemplazado como ministro de Defensa de Rusia -ahora es secretario del Consejo de Seguridad- pero que es una pieza todavía útil en este viaje porque mantiene muy buenas relaciones con altos mandos militares chinos.

Al lado de Putin también aparecieron pisando la alfombra roja el recién nombrado ministro de Defensa, Andrei Belousov, el ministro de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov, y el asesor de política exterior, Yuri Ushakov. El líder ruso además llegó arropado por una amplia delegación comercial que incluía al ministro de Finanzas, Anton Siluanov, a la gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiullina, y a varios directores de importantes empresas estatales.

Después de las discusiones a puerta cerrada, Xi y Putin dieron una rueda de prensa delante de periodistas chinos y rusos, aunque sin responder preguntas. Putin dijo que su asociación con China es un ejemplo de cómo deberían funcionar las relaciones. Pero entre sus alabanzas a las relaciones bilaterales, destacó el apartado en el que aseguró que ambos países estaban "profundizando la cooperación nuclear pacífica", sin añadir más información. También señaló que existen "planes concretos para profundizar la cooperación energética", añadiendo que la energía es una de las "prioridades" de Rusia.

Por su parte, el presidente de China apuntó a que la actual la asociación entre ambos países se ha basado en un "confluencia de intereses" y que trabajarán para sentar las bases de una red de cooperación científica y mantener la estabilidad de las cadenas industriales y de suministro globales.

En sus discursos, Xi no mencionó la invasión rusa de Ucrania, mientras que Putin desveló que ambos habían hablado de ello durante su reunión. "Estamos agradecidos a China por sus esfuerzos para resolver la crisis de Ucrania", soltó el ruso. Su homólogo chino sí que hizo referencia a la guerra de Israel en Gaza, diciendo que es de "máxima urgencia" resolver el conflicto y que la "única solución para una paz duradera" pasa por la creación de dos Estados.

Antes de que los dirigentes salieran a dar la rueda de prensa, desde Pekín filtraron algunos apuntes de las conversaciones que habían tenido a puerta cerrada. "El presidente Xi Jinping dio la bienvenida a su viejo amigo para una visita de Estado. Cuando el presidente Putin prestó juramento para su quinto mandato, el presidente Xi lo felicitó de todo corazón y expresó su convicción de que, bajo su liderazgo, Rusia seguramente logrará nuevos y mayores avances en desarrollo nacional", reza la primera lectura que hace Pekín del encuentro.

"Las relaciones entre China y Rusia se han fortalecido cada vez más a pesar de los altibajos, y han resistido los cambios en el panorama internacional. El desarrollo constante de las relaciones favorece la paz, la estabilidad y la prosperidad de la región y del mundo en general. China está dispuesta a trabajar con Rusia para seguir siendo un buen vecino y buscar conjuntamente el desarrollo y defender la justicia en el mundo", dijo Xi según el mismo escrito.

El Gobierno chino no ha apoyado en ningún momento la invasión de Ucrania (a la que se refiere como "crisis"), pero los lazos del eje Pekín-Moscú, sobre todo en el terreno económico, están siendo la gran baza del Kremlin para sortear la sacudida de las sanciones occidentales. Desde Estados Unidos han acusado además a Pekín de vender al régimen de Putin las tecnologías de doble uso necesarias para alimentar la "máquina de guerra" del Kremlin, algo que las autoridades chinas niegan.

Cooperación económica

Putin, además de la foto con Xi para demostrar nuevamente a Occidente que no está tan aislado como pretenden, busca en su viaje a China fortalecer más la cooperación económica. China y Rusia reman en la misma dirección autocrática, pero el Kremlin es el socio menor en una relación desigual. Moscú depende mucho más de Pekín que a la inversa.

Tras la invasión de Ucrania, el comercio entre China y Rusia se disparó hasta un nivel récord de 240.000 millones de dólares en 2023, según los datos de los servicios aduaneros de Pekín, impulsado en parte por las empresas chinas que compraron petróleo y carbón con descuento. Rusia sobre todo suministra a China materias primas y energía, mientras que Moscú necesita inversiones y productos de alta tecnología. Sin embargo, después de la amenaza estadounidense a las instituciones financieras chinas, las exportaciones de China a Rusia cayeron en marzo y abril.

Según un informe publicado por el Instituto Chongyang de Estudios Financieros de la Universidad Renmin, en Pekín, las autoridades chinas, preocupadas por estas sanciones, suspendieron en marzo alrededor del 80% de los acuerdos de pago con Rusia, un movimiento que demuestra que esa asociación "sin límites" de la que presume Putin no es realmente así.

Pekín ha tratado de equilibrar una alianza cada vez más sólida con el Kremlin, como su gran socio internacional, mientras dice mantener su política de defensa incondicional de la soberanía de Ucrania. Los diplomáticos chinos siempre reconocen en voz baja que nunca han estado cómodos con el ataque de Putin, pero tampoco pueden soltar la mano de su vecino.

En una entrevista publicada el miércoles a la agencia estatal china Xinhua, Putin elogió el "plan de paz" presentado por Pekín en febrero del año pasado, en el primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania. En el documento se pedía el respeto a la soberanía de todos los países y un llamamiento al alto al fuego, al mismo tiempo que criticaba las sanciones a Rusia y consideraba legítimas las preocupaciones de seguridad de Putin sobre la expansión de la OTAN hacia Europa del Este.

Los aliados occidentales reprocharon al régimen chino que, aunque el plan solicitaba un alto al fuego, en ninguno de los puntos se pedía la retirada de las tropas rusas del territorio ucraniano. "Putin lo está aplaudiendo (el plan de paz presentado por Pekín), entonces, ¿Cómo podría ser bueno?", manifestó el estadounidense Joe Biden. "China no tiene mucha credibilidad porque no ha condenado la invasión ilegal de Ucrania", señaló también el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg.

La visita de Putin a Pekín llega una semana después de la primera gira europea de Xi en cinco años, donde el líder chino fue testigo de las divisiones que hay en Europa sobre la estrategia que hay que seguir respecto a China. Xi comenzó aquel viaje en París respondiendo preguntas complicadas sobre su apoyo a Rusia en la guerra, y lo terminó con un baño de masas y adulación en Belgrado y Budapest.

En la reunión con el presidente francés, Emmanuel Macron, y la jefa de la Comisión de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente de la superpotencia asiática prometió que su país no vendería armas a Rusia y controlaría el flujo de tecnologías de doble uso hacia el ejército de Putin.