- Annie Ernaux: "No tengo la impresión de ser valiente, no es valentía, es necesidad"
- Annie Ernaux y su idea de la literatura: mirar afuera y mirar con los otros
La escritora francesa Annie Ernaux (Lillebonne, 1940), Premio Nobel de Literatura en 2022, mantiene un diario íntimo desde finales de los años cincuenta, aunque conserva solo desde el 63: un diario íntimo que es también un lugar al que volver cuando escribe para buscar materia prima. En el prólogo de Escribir la vida: Fotodiario, esribe: "Este fotodiario no constituye una 'ilustración' de mis libros. [...] Tampoco es la explicación de una escritura, pero muestra su emergencia. Aclara mis razones para escribir todo lo escrito hasta ahora". Las fotos y los fragmentos de diario se relacionan de una manera peculiar, no ilustran, sino que sugieren los caminos que toma la memoria. Hay un trabajo de montaje casi cinematográfico aquí, que hace pensar en el cineasta Jonas Mekas.
Escribir la vida: Fotodiario
Traducción de Lidia Vázquez Jiménez. Cabaret Voltaire. 176 páginas. 20,95 €
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Escribir la vida es Ernaux en bruto, pero puro Ernaux. Aquí están los temas de su literatura: la idea de la traición de clase, la infancia en Yvetot, los padres, Rouen, el aborto clandestino, el matrimonio, la decepción y, sí, la escritura. Hay menos sexo del esperable, y, con respecto al resto de su obra literaria, aquí los hijos aparecen mucho más. Para los conocedores de la obra de Ernaux, este libro es un regalo; para los legos, aun faltándoles algunas claves, conserva el hechizo del estilo de Ernaux, el famoso "a cuchillo".
Impresiona mucho de Ernaux el empeño, la determinación de escribir, casi como un mandato o una maldición. La escritora, por cierto, amplió para introducir el Nobel ("'Ellos' me han dado el Premio Nobel", escribe). Copio la frase de cierre: "Siempre tuve la impresión de no estar en mi lugar, de tener que romper algo para poder ocupar mi sitio". La última foto, Ernaux con sombrero blanco en Nueva Delhi en 2023, parece un selfi. La expresión de su cara es la de no terminar de creerse nada, quizá por eso se hizo la foto.