FAMOSOS
Cultura

La carta de Anna Grau a Dragó: "Nuestra relación era una gran conversación"

'En la boca del dragón' cartografía los tres años de relación entre la periodista y el escritor. Anna Grau habla con Dragó. "Es el hombre más inteligente con el que he estado"

Anna Grau
Anna Grau
Actualizado

Fernando Sánchez-Dragó ha fundado un género literario póstumo. Sus novias le escriben después de muerto. Las Draguerías tienen un nuevo título: En la boca del dragón (La esfera de los libros), el ensayo de Anna Grau sobre el hombre-escritor-presentador-amante-novio-personaje con quien estuvo saliendo tres años. En la boca del dragón combina géneros. Es una novela y unas memorias y una cartografía sobre aquella relación como «respuesta a preguntas que se me han hecho y todavía se me hacen sobre una relación amorosa que a más de uno intrigó, desconcertó y [...] ofendió», escribe la autora en la introducción que justifica esta carta enviada al más allá. «Soy sapiosexual. Un hombre inteligente ya tiene mucho ganado conmigo. Fernando es el hombre más inteligente con el que he estado. Acabamos por alguna incompatibilidad. Crecí mucho a su lado. Ahora me doy cuenta de las cosas que aprendí con él", confiesa Anna Grau al teléfono. "Fue un ex modélico. Mi mejor amigo».

¿Qué necesidad había de escribirle a Dragó? «Utilizo a Dragó como lienzo. Espero que otras mujeres se reconozcan en lo que cuento. Aquella relación ha tenido consecuencias. Quería volcar los sentimientos. El libro pone pie en pared también con muchos malentendidos que caen sobre Dragó, que, con todas sus contradicciones, podría dar lecciones a muchas personas aparentemente progresistas».

Dragó era un tipo en «alerta sexual continua». Anna Grau lo describe como «un niño mimado» con Hemingway de referencia constante. «En cuanto al sexo», explica Anna Grau, «doy bastantes claves de este asunto. No las doy todas. Dragó dedicó muchos esfuerzos a autoliteraturizarse. Cualquier cosa que dijera Dragó se la creía todo el mundo. Tenía una idea muy narrativa de la sexualidad. El sexo es más divertido con narrativa que a palo seco». Y se sincera con él, como si le hablara a la lápida: «De todo corazón creo que tu talento literario brillaba más en la vida que en el papel». «Era un buen escritor», explica a LOC, «muy prolífico. Escribió muchos libros y no todos están al mismo nivel. Vivir una vida de novela te resta tiempo de escribir novelas. Viajó por tantos países, hizo tantos programas, tuvo tantas novias. Como Hemingway. Las mejores conversaciones de mi vida las he tenido con Dragó. Nuestra relación era una gran conversación. Echo mucho de menos hablar con él».

Dragó retransmitió en directo el nacimiento de Akela, su cuarto hijo, en 2012. «Formaba parte del exhibicionismo inherente al personaje que tantas alegrías y disgustos le trajo. Él era así. Vi aquello cuando todavía no estábamos juntos. Lo último que me imagino es que ese señor y yo íbamos a ser pareja. Con el asunto de las Lolitas fue consciente de que se había equivocado. A veces ganaba y a veces perdía. Si salía mal, pechaba con las consecuencias. Es una definición de libertad bastante responsable. Dragó perdía bien».

El monólogo de Anna Grau recorre todas las fases de la relación. Desgrana, mientras tanto, al hombre. Fue amante, madre y secretaria. «Me compensó hasta que me dejó de compensar», reconoce. Dragó era misántropo y a la vez sociable. «Podía ser simpático, cordial y zalamero, pero había alcanzado ese punto en la vida en que la gente sobra. Me parecía muy exagerado cómo se cerraba en banda o mantenía a la gente a distancia, pero con el paso del tiempo llego a entenderlo».

Su vocación, cuenta Anna Grau, fue la de establecer una tribu de afectos. «Su idea de familia era por adición». Fue la gran ambición de Dragó: ser el patriarca de los Dragonitas. «Quería que sus siete u ocho historias de amor vivieran juntos. Tuvo bastante éxito en un unir a un grupo de personas muy diversas».