- Entrevista Ana Obregón: "Soy millonaria en recuerdos. Primero con Aless y ahora con Anita"
- Fotos El posado veraniego más familiar de Ana Obregón con su nieta en Mallorca: "Las noches siguen siendo muy negras, muy tristes"
Este martes 18 de marzo, Ana Obregón cumple 70 años y poco queda por contar de su biografía, pues ella misma ha aireado a los cuatro vientos sus intimidades, reales o salpimentadas de fantasía. Desde su lista de romances famosos, a sus paellas con Spielberg, sus películas y series televisivas, las campanadas de Nochevieja, sus posados veraniegos en bikini y hasta unaportada de Playboy. Últimamente, España entera compartió su tragedia al perder en 2020 por un cáncer a su único hijo, Aless, fruto de su relación conAlessandro Lequio, y su resurrección como abuela-madre deAna Sandra, nacida por gestación subrogada con el esperma de su hijo, en 2023.
Hay, sin embargo, una faceta suya bastante desconocida, la de niña bien de clase alta madrileña, hija del multimillonario Antonio García, dueño de la constructora Jotsa y artífice de la lujosa urbanización La Moraleja, donde tiene una avenida a su nombre. Ana residía con sus padres y hermanos en La Florida, el no va más entonces, era alumna del prestigioso Colegio Estudio de Aravaca, se relacionaba al máximo nivel, pues se hizo íntima de Merry Martínez-Bordiú y después novia de su hermano Francis, nietos ambos de Franco. Pero la relación no cuajó, su sueño era convertirse en famosa actriz, ante la férrea oposición de su padre, que pretendía para ella un porvenir acorde con su elevado estatus.
Antonio García Fernández, fallecido en 2022 con 96 años, un hombre guapo y ambicioso, siempre luchó por una vida mejor. De origen humilde, siendo adolescente se colocó en una tienda, donde fregaba y repartía pedidos cesta en mano. De noche estudiaba para sacarse el título de delineante que obtuvo con matrícula, y después la carrera de aparejador, donde fue número uno de su promoción. Aún sacaba tiempo para su hobby, nadar, llegando a ser campeón de España en braza.
A la hora de casarse, puso sus ojos en Ana María Obregón Navarro, única hija de un adinerado empresario, Juan Obregón Toledo. Tras un fugaz noviazgo, se dieron el "sí" en 1952 y pronto nació su primer hijo, Juan Antonio, Juancho, actualmente arquitecto, casado con Marta Vázquez de Castro y padre de tres hijos. Le siguieron Ana, Celia, que gestiona los negocios inmobiliarios familiares y contrajo matrimonio con Fernando Vega Penichet y tiene una hija, y Amalia, la única que siguió la estela de Ana convirtiéndose en modelo; se unió al bailarín Giorgio Aresu, del que se divorció en 1997 y tiene dos hijas. El pequeño de los hermanos García Obregón es Javier, de cuyo primer matrimonio con la modelo Paloma Lago nació un hijo, y volvió a casarse con la decoradora María Tevenet, con la que tiene dos hijos.
Gracias a su suegro, que aportó la mitad del capital, Antonio García montó en 1957 la promotora Jotsa, en la que su mujer y sus hijos también participaron, como en todas sus empresas. El pelotazo lo dio en 1969 adquiriendo La Moraleja, inmensa finca de 1.150 hectáreas cercana a Madrid, propiedad de José Luis de Ussía, conde de los Gaitanes. Buen amigo suyo, le dio la opción de compra de Nielsa, propietaria del terreno, por 700 millones de las viejas pesetas. En tiempo récord, las parcelas se vendieron, proporcionando liquidez para construir 400 chalets, clubes de golf, tenis y colegios. Obsesivo de la unión familiar, regaló en la avenida de Alcobendas de La Moraleja cinco preciosos chalets levitt contiguos a sus hijos, donde residen Ana y sus hermanos, que son el mayor apoyo de la presentadora, aunque sus discretas vidas lejos del foco mediático poco tienen que ver.
UN GRAN PATRIMONIO
En los años 70, los García Obregón estaban ya encumbrados socialmente: residían en un lujoso chalet de la calle Amorebieta, en La Florida, de cuyas paredes colgaba un Sorolla, Tres hermanas en la playa, que tras entrar Jotsa en concurso de acreedores por la crisis del ladrillo, subastaron en Sotheby's en 2015. Después, a principios de los 90, se mudaron a una mansión de la calle Carbonero y Sol semiesquina Castellana, la milla de oro madrileña. También se construyeron una villa de ensueño, El Manantial, en la mallorquina Costa de los Pinos, con 8.000 metros de jardín y 1.000 de vivienda sobre el mar, que los veranos congregaba a sus cinco hijos y 11 nietos. El matrimonio, que se movía en círculos de alto nivel, era íntimo de Fernando Fernández Tapias,Marcial Gómez Sequeira, dueño de Sanitas, o Emilio Carvajal, propietario de Canon, con los que frecuentaban exclusivos restaurantes como Jockey o Horcher y pasaban las Nocheviejas en el hotel de Paris de Montecarlo.
En el chalet de La Florida, Ana compartía habitación con sus hermanas, Celia y Amalia, y eran alumnas del Colegio Estudio, uno de los mejores del país. La actriz era buena estudiante pero traviesa, según su madre, "un pajarito lleno de alegría correteando por la casa"y también recibía clases de piano y ballet.
En La Florida Ana y sus hermanos hicieron pandi con vecinos de su edad, hijos de apellidos ilustres, cuyo punto de encuentro era la heladería Bruin. A través de ellos conoció a Merry Martínez-Bordiú, la hija rebelde del marqués de Villaverde que se convirtió en una de sus mejores amigas. Un día la llevó al palacio de El Pardo a conocer a su abuelo, Franco, y la actriz se puso tan nerviosa que esa noche le vino la regla. Con 13 años, Ana vivió una etapa durísima por una grave dolencia de estómago de la que casi muere y la mantuvo en la cama hasta que le detectaron un tumor en el duodeno y pudieron operarla. Posteriormente, con 28 años, también sufrió un tumor canceroso en el útero que afortunadamente superó.
Para evadirse de su enfermedad, se refugiaba en sus fantasías, tanto que sus hermanos la apodaban "Antoñita la fantástica" surgiendo así su sueño de ser actriz, del que su padre no quería oír hablar, así que al terminar el instituto se matriculó en Biológicas en la Complutense. De entonces data su noviazgo con Francis Franco, hermano de Merry y nieto primogénito de Franco que estudiaba medicina en la Autónoma. Ana tenía mala imagen suya, pues Merry le había contado que se acostaba con muchas chicas, pero tras conocerle mejor, le pareció buena persona y empezaron a salir. Se veían en el apartamento que Merry y Jimmy Giménez-Arnau, recién casados, les prestaban para sus citas. La relación iba "en serio" pues era "cosa de familia", como reconocía Francis. Entonces los jóvenes de clase alta solían buscar novia en sus círculos y los padres de Ana, encantados con el noviazgo, se llevaban bien con los marqueses de Villaverde.
En 1976 una revista del corazón publicó una foto de la pareja, refiriéndose a Ana como la "hija del constructor Antonio García", pues el famoso era Francis. Pero la relación acabó y ella, empecinada en ser actriz, colgó la Biología. Se escapó a Londres con 20.000 pesetas para trabajar de modelo y después a Nueva York, donde se matriculó en el prestigioso Lee Strasberg Theatre & Film Institute para cursar arte dramático, colocándose de camarera en una pizzería con gran disgusto de su padre, que acabó tirando la toalla. "Lo llevé muy mal, pero soy realista, resultaba más fácil ayudar a mi hija que enfrentarme y correr el riesgo de perderla. No me importa que ahora me conozcan como el padre de Ana Obregón", declaró en una ocasión. Gran parte del mérito para que cediera fue de su mujer, Ana María, fallecida en 2021, la matriarca del clan. Se desvivía por sus hijos y por mantener unida a su familia, además era uña y carne con Anita, que a raíz de su grave enfermedad se convirtió en la mimada de la casa.
Su siguiente novio famoso fue Miguel Bosé, que también se movía en la alta sociedad al ser hijo del torero Luis Miguel Dominguín, ojito derecho de Franco, y la actriz Lucía Bosé. Se conocieron de adolescentes en un guateque, pero el amor surgió de veinteañeros tras reencontrarse cuando el cantante apuntaba como ídolo de las teenagers. Dedicó a la actriz su canción Anna: "Con él fue mi primera vez, y fue con amor. Resultó tan bonito como había imaginado que sería", confesó ella. En 1982 rompieron y Anita, que nunca se ha casado, puso rumbo a Estados Unidos para hacer realidad su fantasía de saltar a la fama.