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Allá donde se encuentre, el pobre Friso de Holanda estará orgulloso de su viuda. En los 12 años transcurridos desde la terrible muerte del príncipe, Mabel ha multiplicado la fortuna que empezaron a construir juntos hasta convertirse en una de las 50 personas más ricas de Países Bajos. Un patrimonio estimado en 880 millones de euros la contempla.
Johan Friso de Orange-Nassau, hermano menor del rey Guillermo Alejandro, fue arrollado por una avalancha el 17 de febrero de 2012 cuando esquiaba fuera de pista en la estación austriaca de Lech. Permaneció sepultado bajo la nieve durante 15 minutos, debido a lo cual sufrió un prolongado paro cardíaco y graves daños cerebrales.
En estado de coma, fue evacuado al Hospital de la Universidad de Innsbruck y, posteriormente, al Hospital Wellington de Londres. Su madre, la reina Beatriz (que abdicaría en abril de 2013), le visitaba a diario junto a Mabel. En julio de 2013, Friso, de 44 años, fue trasladado a su país. Murió el 12 de agosto, sin haber recuperado la consciencia y rodeado de su familia. Sus hijas, Emma Luana y Joanna Zaria, tenían entonces 7 y 6 años.
Desde la tragedia, la princesa Mabel ha estado volcada en ellas y en trabajar. El origen de su fortuna no procede de la herencia real, sino de la astuta estrategia financiera que diseñó con Friso a principios de la década pasada. En una operación extraordinariamente lucrativa, decidieron adquirir una participación en Adyen, una empresa fundada en 2006 en Ámsterdam que revolucionó el sector de los pagos electrónicos.
Adyen atrajo la atención de inversores estratégicos debido a su modelo innovador y a su rápida expansión global. Entre sus clientes destacaban gigantes como Netflix, Spotify, Facebook y Uber, lo cual propulsó el valor de la compañía tras su salida a bolsa en 2018. Su oferta pública inicial, 240 euros por acción, se disparó vertiginosamente hasta crecer un 90% en su primer día de cotización.
Tras la muerte de Friso, Mabel vendió parte de sus acciones en Adyen por 43 millones de euros, asegurándose así una liquidez significativa sin perder participación en la empresa. Con el continuo crecimiento de Adyen, el valor de las acciones que conserva sigue aumentando mientras ella asciende puestos en el top 50 de la lista Quote 500 de los neerlandeses más adinerados. Lista en cuya cima, por cierto, figura una mujer: la septuagenaria Charlene de Carvalho-Heineken, heredera de la fortuna Heineken, con un patrimonio estimado en 12.100 millones de euros.
La discreción que ha mantenido Mabel desde la muerte de Friso contrasta con la controversia que rodeó su boda en 2004. El príncipe perdió sus derechos sucesorios porque el Gobierno rechazó seguir el requerimiento constitucional de solicitar permiso del Parlamento para autorizar el matrimonio. La causa fue la "pérdida de confianza" del Ejecutivo en Mabel, entonces Mabel Wisse Smit, después de que ocultase la verdadera naturaleza de su relación con el narcotraficante Klaas Bruinsma, asesinado a tiros en 1991 a las puertas de un hotel de Ámsterdam.
Mabel había asegurado al Gobierno, y a la reina Beatriz, que sólo conoció a Bruinsma de forma "superficial" a finales de los años 80 y que cortó todo contacto cuando se enteró de a qué se dedicaba. Uno de los guardaespaldas de Bruinsma, sin embargo, apareció poco después en televisión y dijo que, de superficial, nada: "Era su novia". Ella negó cualquier tipo de romance, pero confesó que tuvieron una cierta amistad y que pernoctó en su yate en varias ocasiones.
Mabel no proviene de la aristocracia tradicional, sino de un entorno típicamente empresarial. Estudió Administración Pública en la Universidad de Ámsterdam y completó su formación en la London School of Economics. Su carrera profesional despegó en McKinsey & Company, una de las consultoras más influyentes del planeta, lo que le permitió desarrollar una sólida red de contacos en el mundo de los negocios.
Más allá de Adyen, Mabel ha diversificado sus inversiones, apostando por empresas tecnológicas y sectores emergentes. Además, como buena royal participa activamente en varias fundaciones filantrópicas que le permiten tranquilizar su conciencia y alternar con buenas amigas como la reina Mary de Dinamarca o la princesa heredera Mette-Marit de Noruega.