MADRID
Sociedad

El centro de las segundas oportunidades para los menores infractores: "Queremos que dejen su pasado atrás"

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Nueve de cada 10 de los que cumplen condena en esta red no vuelven a delinquir

Un letrero realizado durante el taller de carpintería
Un letrero realizado durante el taller de carpinteríaCAM

En el patio de un edificio en el barrio de Carabanchel, un grupo de menores llega escoltado por el personal de seguridad. A primera vista, parece imposible pensar que hayan cometido algún tipo de delito. Sin embargo, se encuentran en este lugar porque ya están cumpliendo su condena. Se trata del centro El Madroño. Aquí, uno de los objetivos esenciales es conceder a estos menores infractores una segunda oportunidad. Para ello, tienen a su disposición dos grandes espacios, donde aprenden a ejercer las profesiones de carpintería y peluquería, además de una piscina para practicar deporte.

En la sala de peluquería, un grupo de mujeres improvisa una mascarilla facial con productos naturales, como miel y limón, mientras otras, aún con el pelo mojado, aprenden nuevas técnicas de corte. La mayoría no quiere hablar, se comporta con timidez por la presencia de gente ajena en lo que, ahora, es su hogar. En la habitación contigua, otro grupo pinta pequeños objetos de madera. Algunos utilizan colores oscuros, como el negro; otros aprovechan estos oficios para crear regalos para sus seres queridos. Es el caso de Lucas (nombre ficticio para garantizar su seguridad), un muchacho que ha transformado la madera en bruto en un detallado letrero pintado de azul y amarillo, y esculpido para su mamá. Mientras, a su lado, una de sus compañeras se emociona hablando de su hijo. Lleva tiempo sin verlo y sus ojos se le llenan de lágrimas con solo acordarse de él.

Otra joven, Esther (otro nombre ficticio), cuenta a GRAN MADRID que acumula un año y medio dentro de El Madroño. Parece haberse acostumbrado a la rutina del centro, donde ha descubierto una nueva pasión. «Por las mañanas hacemos apoyo escolar y a veces preparamos objetos para venderlos en unos mercadillos. Aquí he descubierto que me gusta mucho peinar a la gente y ayudar a los demás», dice.

Juan Carlos es el maestro de carpintería desde hace más de un año. «Queremos que los chavales aprendan una profesión y dejen su pasado atrás. El taller se realiza todos los días de lunes a viernes; los menores son buenos trabajadores y vienen con mucha motivación. Además, lo que más me gusta es que aquí descubren su propio talento y salen de la clase muy emocionados y agradecidos», comenta con orgullo.

Podría parecer una escuela de formación más, pero El Madroño es uno de los seis centros de Ejecución de Medidas Judiciales de la Comunidad de Madrid, perteneciente a la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (ARRMI). Al igual que Altamira, Renasco, El Laurel y El Lavadero, es de titularidad pública, mientras que el sexto, el Teresa de Calcuta, en Brea de Tajo, funciona con un convenio de colaboración. En total, las plazas disponibles son 277 y su ocupación estaba alrededor del 90%, según el último dato registrado hasta el momento, a mediados de mayo de 2023.

Los principales delitos perpetrados por estos menores en 2021, con un 49,2%, fueron los cometidos contra el patrimonio (especialmente, los robos con violencia, hurtos y los de intimidación y fuerza). Les siguen, con un 13,1%, los de lesiones y agresiones; y, con un 11,9%, el maltrato (especialmente, en el ámbito intrafamiliar). Mientras que los más graves, como asesinatos, homicidios y de carácter sexual, representaron poco más del 4%, predominando los segundos en grado de tentativa sobre los consumados y, en el caso de los terceros, prevaleciendo además los abusos sobre las agresiones.

Aunque la cifra más relevante es otro a celebrar: nueve de cada 10 jóvenes infractores no vuelve a cometer delitos, una vez salidos de los centros. Y, hasta ahora, la Comunidad ha facilitado la obtención de casi 400 contratos laborales. «Los datos nos confirman que merece la pena darles esta segunda oportunidad. Para cada uno de los menores se hace un plan individualizado donde se tienen en cuenta sus circunstancias familiares y sociales, y, además, una vez fuera, se hace un seguimiento para averiguar si este plan de inserción en la sociedad se ha cumplido con satisfacción», comenta Miguel Ángel García Martín, consejero de Presidencia, Justicia y Administración Local.

El Madroño ofrece, incluso, un plan de maternidad responsable para que jóvenes madres puedan aprender a cuidar de sus hijos. «Se trata de un programa específico que atiende la situación y la evolución del embarazo», detalla Miguel Martín Peral, director de El Madroño.

Así, pese a las sentencias a cumplir, a estos menores se les impulsa a entender que el hecho de haber sido detenidos no les marcará para siempre en el futuro, siempre y cuando elijan cambiar su actitud. «Los propios menores mejoran la autoestima y van reconociéndose con nuevas capacidades», concluye Peral.

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